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La educación lo es todo o, por lo menos, la base de todo.

No sé cuántos de ustedes hayan visto la película Yo también o, por casualidad, la entrevista de Yamid Amat a su protagonista Pablo Pineda, un español con Síndrome de Down que es una persona casi normal gracias a la educación que recibió y a que creyeron en él desde el principio.

Se trata de una película que cuenta una historia bonita y conmovedora, pero se trata, sobre todo, de un personaje que logra enamorar a quien lo vea y lo oiga, que logra demostrarle al espectador la pureza que puede existir en un corazón humano cuando la sociedad no se ha acercado tanto a él como para corromperlo. Se trata de un personaje que hace que se corte la respiración de quien lo observa en silencio porque, como pocos, es un ejemplo real -y no actuado porque sería imposible- del efecto que tiene la educación en el ser humano, de lo que se logra cuando se cree en alguien y cuando se le ofrece un lugar en la sociedad a quien no parecía contar con tantas posibilidades de avanzar.

La educación de Pablo marcó la diferencia de su vida y de lo que él hace hoy por los demás. Él podría ser hoy un casi niño de 35 años que no interactuara con el mundo y que no entendiera lo que sucedía a su alrededor; podría estar aislado y no relacionarse más de lo necesario con la sociedad, pero, como él mismo explica en las entrevistas y en sus conferencias, logró estudiar pedagogía, convirtiéndose en el primer europeo con Síndrome de Down en obtener un título de licenciatura, y hoy enseña que la educación y los estímulos lo hicieron diferente y le permitieron llegar hasta un punto tan alto.

La educación ha permitido que él hoy razone y que haya desafiado cualquier pronóstico de una persona con Síndrome de Down.

Pero, vamos más allá.

La educación es determinante; así como él pudo haberse quedado como un niño enfermo y lento, dependiente y aislado, y hoy es todo lo contrario gracias a la educación, en Colombia podemos también educar las nuevas generaciones, creer en ellas, inculcarles valores y motivarlas a tener sueños, a sentirse útiles, para formar seres humanos apasionados, trabajadores e incluidos en la sociedad, en vez de sicarios y personas excluidas que se desquitan con aquellos que no les dieron la oportunidad de integrarse y de sentirse iguales.

Gracias a la familia de Pablo por demostrarle al mundo lo que se logra con la educación contra todo pronóstico y dentro de una idea que, para la mayoría, parecería un simple concepto idealista. Gracias a Pablo por su valentía y por sus ganas de vivir, por demostrarles a las familias de otros como él, a los profesores y a la sociedad que es la confianza en los seres humanos la que los hace superar sus debilidades y su lado menos prometedor.

Educando seres humanos se construyen sociedades sostenibles. Vamos a educar a Colombia para formar soñadores, apasionados, personas que crean en la vida y que, por ende, no la destruyan.

*No encontré el video de la entrevista de Yamid Amat, pero aquí están el tráiler y algunos videos de otras entrevistas que le han hecho a Pablo Pineda.

 




 

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