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El mundo ya alcanzó los siete mil millones de personas. Nos multiplicamos nosotros y también se multiplican la desigualdad y la exclusión. Mientras tanto, existen muchos debates sobre cuál es el verdadero problema y cuál la solución: ¿Será que el mundo no está produciendo lo suficiente hoy ni será capaz de producir lo que van a necesitar los miles de millones de personas que llegarán al planeta durante el próximo siglo? ¿O será que, por el contrario, sí producimos lo suficiente y sí tenemos el espacio necesario (toda la población del mundo cabría, hombro a hombro, en el territorio de Los Ángeles, según la National Geographic), pero el problema es que eso que se produce está muy mal repartido y no le llega a la mayoría de la población mundial?
Creo que el debate no es tan difícil, sino solo incómodo. 
Les comparto estas palabras de José Ignacio Torreblanca en su blog Café Steiner de El País, así como un video de la National Geographic que ilustra la situación demográfica en la que nos encontramos:
«El problema es la inequidad, una inequidad que se genera tanto en la política, puesto que el hambre es recurrente en los Estados autoritarios, frágiles o fallidos, como en unos mercados mal regulados que, bajo incentivos perversos, están encareciendo los alimentos vía la especulación con los precios (según el Parlamento Europeo, la especulación financiera es responsable del 50% del incremento de los precios de los alimentos).» 
http://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=sc4HxPxNrZ0

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