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carro canasta

No, mide mucho más y por eso nunca entendemos el dato de inflación, ni dónde merca el DANE. La medición de los cambios de precios, es fundamental para saber qué le está pasando al mercado y cómo eso afecta a los hogares, pero nunca se puede perder de vista que es un indicador, no la verdad absoluta revelada.

No escribo para defender al DANE, sino para explicar la locura de la medición de la inflación, que sin lugar a dudas, es la variable económica más compleja del momento. El DANE tiene una canasta de bienes y servicios de más de 180 categorías de productos, de las cuales mide siempre sus precios de la misma manera, para saber si realmente hay cambios de precios o no. Para poder hacer esto no solo va a las tiendas y supermercados, sino revisa los costos de los arriendos, de los servicios públicos e incluso de precio del chance en la calle.

No todos los hogares comprar o pagan esas mismas 180 categorías cada mes, porque si usted es hombre y vive solo, es poco probable que compre productos de higiene femenina, o si vive con su pareja pero no tiene hijos, no comprará pañales; o bien, si es una persona mayor comprará muchos más medicamentos en cerveza. Al sumar el mercado, se entiende que los productos de higiene, los pañales, los medicamentos y la cerveza, tienen un tamaño de mercado que está muy vinculado al nivel de precios, ya que si los precios de esos productos suben, las decisiones de compra cambiarán, incluso no las de esos bienes, sino de otros, porque el comprar un desodorante más caro, significa quitarle plata a otra cosa que se quiere comprar.

Por eso el DANE hace la tarea todos los meses, en 24 ciudades y en 3 niveles de ingreso, porque es fundamental saber no solo cuánto varían los precios, sino de qué, en dónde, y a quienes afecta más, con el fin de que el gobierno y el sector privado pueda tomar decisiones sobre eso.

¿Por qué la gente no le cree al DANE? Por una simple razón: la gente se acuerda más de las cosas que le hacen daño, que de las cosas que le hacen bien; así, nos acordamos más de los productos que suben de precio, como la papa, porque la compramos y consumimos frecuentemente, pero no recordamos los productos que bajaron de precio, o el cambio del valor de un servicio que renegociamos como de televisión privada o celular. Entonces, es cierto que hay cosas que suben de precio un 80% y otras que bajan un 10%, pero no por eso tenemos una inflación del 35%, sino un dato diferente, porque cada cosa tiene un peso diferente en el gasto de los hogares: los arriendos pesan mucho más que la papa, y estos están teniendo alzas por debajo del 8%.

Por otra parte, es difícil saber qué es la canasta básica. Fácilmente se podría decir que son los alimentos que se compran para la casa, las cosas de aseo, el arriendo, los servicios públicos, los medicamentos y otras cosas, pensando que lo “básico” es aquello que nos asegura comer, dormir, poder usar el baño y salir de las enfermedades; pero esto es muy relativo entre ingresos y en el tiempo. Por ejemplo, hace 50 años no se consideraba el celular un bien básico y hoy es fácil defender que es fundamental en la cotidianidad de las personas; como tampoco es lo mismo decir al comprar carnes, que lo que compra y paga una persona de bajos ingresos, es lo mismo que una persona con ingresos altos.

La tarea de medir la inflación es muy compleja y desagradecida. Todo lo que se diga que lo convenga a alguien, inmediatamente será criticado, diciendo que el DANE hace las cosas mal; pero si el DANE dice que algo subió mucho de precio, en ese caso, sí tiene la razón.

El gasto de los hogares ha cambiado mucho a lo largo de los años. Hoy, el vestuario solo pesa cerca del 3% del presupuesto familiar, y hace unos 15 años, era más del 6%. Esto cambió porque aumentó el ingreso y los precios de ropa casi no cambiaron, permitiendo que la gente pudiera comprar más prendas, sin tener que dejar de comprar ropa o aguardiente. Por eso el DANE, cada 10 años revisa la canasta de consumo de los hogares, y define a qué bienes y servicios les debe hacer seguimiento de precios, para reflejar los cambios del mercado.

El último estudio se hizo en 2007 y con eso se hizo el método de inflación que hoy usamos, es por eso que cosas como celulares, internet, ventas por catálogo, compra en línea e incluso el mismo gas domiciliario en algunas ciudades, no tuviera un peso importante, porque es como decir hoy que es muy importante el peso del gasto en bolsas blancas para basura reciclable, que comienza a registrarse en el presupuesto familiar constantemente, pero en muy pocos hogares, como ocurría hace 10 años con la compra de Baloto.

Cada década tiene una canasta de gasto diferente, y una canasta básica más grande y con más cosas, porque el país ha cambiado y por eso no se miden las cosas igual, o de lo contrario seguiríamos pensando que todas las personas que tengan teléfono fijo en su casa, no son pobres, como se pensó hace muchos años.

@consumiendo

www.camiloherreramora.com

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