«No habría mejor paternidad para esta espectacular iniciativa, que el espíritu colectivo y el anonimato. Pero como esto ya no fue, contemos la historia bien contada.» (Silver Ed)
Como ya hemos aprendido con la historia de la ciclovía de Bogotá, las buenas ideas tienen muchos papás. El ciclopaseo de los miércoles, que aún no tiene millones sino cientos de personas participando cada quincena (o semana en vacaciones), también sufre de esta multipapitis. Y, siendo consciente de que la Historia siempre tiene varias versiones, voy a dar mi propia versión del Ciclopaseo de los Miércoles (CPM, en adelante) tal y como yo lo viví.
Me habría encantado decir que el CPM empezó en los ochentas para terminar de redondear mi idea que todo lo chévere de la vida empezó en esa década (Super Triumph, Manimal, El Auto Fantástico, mi bicicleta roja, etc etc). Pero en este caso, todo comenzó por allá en 1995, cuando las ciclorrutas eran un sueño y los que montábamos en bicicleta eramos totalmente locos de remate (los de ahora estamos parcialmente locos, gracias a Dios se nos ha aceptado algo de cordura). Era una de esas épocas en que la frase «llegué en bicicleta» generaba una respuesta como la siguiente:
(ilustración del autor)
Pero no quiero cambiar de tema: corría entonces el año de 1995, cuando Jerónimo Echeverri abrió su almacén Mountain Bike Shop junto con algunos amigos. Era lo máximo ese sitio.
(nótese el man sacando los dos dedos en signo de «chimba, papá». Foto cortesía de Ayén Gómez)
Ese almacén llegó a volverse tan chévere que hasta hacíamos celebración de navidad hasta las 9pm con vino espumoso e incluso a esa hora había clientes echando lora (a mí me tocó en 1997 y mi mamá casi me mata cuando llegué a las 930pm a la casa el día de navidad con tufo a Cariñoso, un tierno muchacho de apenas 18 añitos).
Yo ahí aprendí a despinchar, centrar una rueda, despinar una cadena y, cuando era vendedor, cada rato me regañaban porque pasaba más tiempo con los mecánicos que con los clientes. Y nunca cobraba mi sueldo, en parte porque me lo gastaba en repuestos de bicicleta (los apuntábamos en un cuadernito cada vez que sacábamos uno nuevo). Después de dos años y medio de trabajar allá de a poquitos, Jerónimo me llamó para hablar y me dijo «Pardo, quiero que sepa que usted aquí ha trabajado mucho mucho mucho mucho, pero también quiero que sepa que se ha llevado muchos muchos muchos repuestos. Entonces aquí está su saldo»…y me entregó 30 mil pesos… ni me acuerdo qué hice con esa plata, pero seguro me la gasté en unos guantes o algún repuesto para la bicicleta.
Perdón, tengo que seguir con la historia del CPM, aunque lo de antes era importante para ambientar la cosa. La idea principal que estoy tratando de contar es que el CPM empezó en 1996. Pero dejo a Jerónimo que cuente la historia (sí, este post tiene varios componentes investigativos) en sus propias palabras:
«El principio fue un impulso del almacén buscando hacer actividades para atraer clientes y darle más alternativas a los clientes ya existentes. Cuando tuvimos la idea, empezamos a sondear a los clientes a ver qué pensaban y a unos les gustó la idea y comenzaron a pedir que lo organizáramos. Hubo un cliente específico que nos empujó mucho, yo no me acuerdo como se llama (creo que el apellido era Libreros, de pronto Ayen se acuerde). Al principio empezamos unos pocos y se regó el cuento, fue cuando empezamos a meterle logística y cobrar para el apoyo logístico. En un momento fue tal el éxito que en un paseo que hicimos a Chía la subida a la Valvanera era un sin fin de lucecitas impresionante, creo que éramos como 150 inscritos más los colados. Fue así como empezamos a ser más organizados y a tener más control y mas ayuda como ambulancia, carro taller, carro escoba, le pusimos una fecha al mes, se escogió el miércoles más cercano a la luna llena y la gente ya llegaba sola, sin convocatoria».
(Foto cortesía de Ayén Gómez)
Tengo que aclarar algo: La primera versión del CPM era un híbrido entre CPMs de montaña (como subir la Valvanera) y algunos urbanos. Extrañamente, los que iban a los urbanos eran la gente más «jarcor» (como dicen los muchachos de hoy en día). Sí, se percibía más peligroso salir a montar por las calles de Bogotá que salir a botarse por una bajada en carretera destapada de 5 kms.
(esto era más seguro que ir por la Santafé de Bogotá de aquel entonces)
Así era montar en bicicleta en Bogotá (a veces uno se acuerda de eso, como cuando va por la Séptima por la noche, pero Bogotá era así en tooodas partes). Lo que también hay que aclarar es que el almacén MBS dejó de hacer los ciclopaseos después de unos años (esnif…).
(un bus de uno de los ciclopaseos de noche… creo. Foto cortesía de Ayén Gómez)
Para mí, ese CPM de MBS de 1996 siempre fue El Ciclopaseo. Lo que pasa es que después hubo tres mutaciones (no se deliquen, el ser humano también es una sucesión de miles de mutaciones entonces no necesariamente es algo malo), que paso a describir a continuación:
Año 2004 – Rueda de Noche: Aunque se hizo un intento valiente por recobrar la idea de sacar gente a montar en bicicleta los miércoles por la noche, esta iniciativa no perduró en el tiempo. Esta parte de la historia no la tengo muy clara por varias razones. Pero algunas fuentes me indican que Rueda de Noche se hizo brevemente con MBS y, después de un tiempo, se vincularon a otros almacenes.
Año 2006 (Abril) – Ciclopaseo: Los manes de la Fundación «Por el País que Queremos» fueron los que de verdad le pusieron las pilas de nuevo al CPM cuando lo relanzaron el 19 de abril de 2006. Hicieron volantes chéveres, alianzas con la gente de una pizzería, llevaron gente, echaron lora… la cosa comenzó a avanzar muy bien y en gran parte por la persona que reinició y lideró esto al principio: Silver Ed. Yo a ese creo que fui más de 5 veces (¡y verme a mí fuera de mi casa después de las 7pm es una hazaña, entonces esas 5 veces son muchísimo!). Por las razones que fueren, este ciclopaseo fue perdiendo momentum y de pronto… no sé. Mejor dicho no quiero saber, pero el caso es que esa iniciativa dejó de ser lo que era, y Silver Ed se fue a vivir en España (desde donde me ayudó a recopilar alguna información para esta breve Historia).
Año 2006 (julio) – El Ciclopaseo de los Miércoles: Este es el que todos conocen, el que sale en feisbuc, en el noticiario, en el diario, en el semanario, mejor dicho en todos los -arios. Esta gente la ha sacado del estadio desde que «se tomaron» el Ciclopaseo: han hecho camisetas, placas, chalecos, arman unos grupillos de gente que lidera el grupo y va detrás, hacen variaciones temáticas de los eventos (que el de jalouin, que el de las chinas, que el de las velitas…).
(ciclopaseo de Halloween 2009)
El resto ya se lo saben. Seguro que uds han ido a un ciclopaseo, o por lo menos lo habrán visto y han dicho «vea los chinos, esos son los del ciclo-coso ese. Ay taaan riiiico»…
(pues pa que vea que yo sí sé hacer el güilis, este fue en un ciclopaseo del 2008, Foto por Juan Merallo)
El Ciclopaseo de los Miércoles es una iniciativa única en el mundo, porque es la única que promueve el uso de la bicicleta como un modo de transporte que tiene un espacio determinado llamado ciclorruta y que lo usa para sus paseos. No buscan reclamarle el espacio a nadie ni armarle problemas a nadie. Simplemente quieren demostrar que andar en bicicleta sí se puede, que las ciclorrutas nos pueden llevar hasta sitios que nunca habíamos llegado ni siquiera en TransMi, y que trasnochar de vez en cuando no es tan horrible si la cosa es en bicicleta y se termina con un chocolate caliente o por lo menos un milo (o esa cosa que dan en la pizzería cuando termina allá… eso qué es, ¿Chocolisto? Nunca supe).
Y lo más importante: A QUIÉN PUTAS LE IMPORTA QUIÉN SE INVENTÓ ESTA VAINA, SI LO IMPORTANTE ES QUE LA GENTE SALGA A MONTAR EN BICICLETA Y LA PASE BUENO CARAJO. Pero tal vez de algo sirve mi versión de la historia. Los madrazos a mi Twitter, por favor.
(Gracias a Silver Ed, Compadre Andrés, Ayen, Jerónimo y Lucas por ayudar a reconstruir esta historia… y que perdonen los que se delicaron, escriban pues su propia Historia)
Carlos Felipe Pardo es un colombiano con maestría en urbanismo de la London School of Economics que trabaja en temas de transporte sostenible, desarrollo urbano y calidad de vida. Le ha tocado ir a más de 60 ciudades en Europa, América Latina, Asia y África a dar asesorías, presentaciones y cursos sobre esos temas. Ha escrito libros y capítulos (unos más buenos que otros), varios de los cuales están en la página de su organización Despacio.org
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