Estoy seguro de que si los abogados del transporte que tenemos ahora hubiesen estado presentes a través de la historia de la humanidad, no tendríamos ni siquiera zapatos para andar porque los habrían declarado ilegales. Mi argumento es un poco más largo, por lo cual voy a dar cinco ejemplos de cómo habría sido la situación con inventos fundamentales para el mejoramiento de las condiciones del transporte y la forma como se habría definido el asunto si hubiésemos tenido al frente un director de asuntos legales de una dependencia municipal de transporte (en nuestro país o en otro, ya he confirmado que esto no es un mal solo de Bogotá o Colombia).
Empecemos por lo más simple: la rueda. El Neandertal que la inventó seguramente asustó a la mitad de su gente con una cosa que, de repente, se comenzaba a mover suavecito y sin interrupciones. Ni decir de la cualidad increible de esa cosa de estar compuesta por una línea que no se acababa. «Brujería», pensarían algunos. Pero, al fin y al cabo, al parecer la cosa fue aceptada por la gente porque si no la habrían roto en pedazos. Y, para mi hipótesis, si hubiesen tenido una Oficina Neandertal de Movilidad (ONM), el director legal habría dicho que eso no se podía usar porque era ilegal.
Pasemos a otro invento que esté solamente a unos cuantos cientos de años: el barco. Imaginemos una población costera de la China donde un mechudo llega raudo y veloz a mostrarle a sus vecinos su invento, y les muestra cuán práctico puede ser para traer peces más grandes, o incluso para viajar a tierras lejanas (esto, imaginemos, lo dice con sus brazos extendidos y señalando al horizonte con grandes ínfulas poéticas). Repentinamente, llega el Asesor Legal del emperador a indicarles que, lamentablemente, su invento hay que quemarlo (y de pronto también a su inventor) porque pues… no está en la norma.
Ahora pensemos apenas en el siglo XIX y pensemos en la bicicleta. El Barón von Drais llega feliz a donde sus amigos del pueblo y les muestra su super invención y cómo la cosa anda super bueno (mi ilustración de arriba muestra la Penny Farthing, que es una de los tantos modelos de bicicletas que apareció durante la segunda mitad del siglo antepasado). Pero imaginemos ahora que uno de los amigos de von Drais es arrestado pocos minutos más tarde por un policía, porque el Director Legal del pueblo indicó que ese aparato no está incluido en la legislación vigente.
Podemos seguir con muchos más inventos del transporte. El tren, el avión, los patines, etc etc. Pero creo que el punto es claro: los vehículos, modos y servicios del transporte siempre son ilegales cuando se inventan porque simplemente no existían antes de ser inventados. Mejor dicho: hay cosas ilegales porque simplemente era imposible que fueran legales cuando no existían. No pasa solo en transporte, pasa también en todas partes. De hecho todas las «extensiones del hombre» que describió Marshall McLuhan (el reloj, el lapiz, el papel, etc etc) podrían definirse rápidamente como «todas las cosas ilegales que inventó la humanidad pero que, a pesar de ello, le ayudaron a crear lo que ahora conocemos como civilización».
Yo sé, muchas de las cosas necesitaron una legislación muy detallada (léanse un contrato de un operador de Transmilenio para ver el nivel de detalle que tiene esa vaina), pero cuando fueron inventados tuvieron que ensayarse, evaluarse y regularse en su debido momento. Pero, como en el universo que habitamos aún no se ha podido inventar del todo la tecnología para viajar al pasado, es cósmicamente imposible que un nuevo invento sea legal antes de existir. Y si se hubiesen declarado ilegales los cohetes que viajan a la luna, los sistemas de piloto automático, los patenis y cualquier otro invento maravilloso del mundo contemporáneo cuando fueron inventados, no habríamos podido ver fotos desde la luna ni tener regalos chéveres para nuestros hijos en navidad.
No obstante esta erudita lección de historia alternativa del transporte, hoy en día nuestros directores legales están empeñados en que todo lo ilegal debe quedar así porque es ilegal (lo hacen por tradición, o por miedo, o por ignorancia, pero el caso es que lo hacen y lo perpetúan). Con base en esa visión, no podemos tener bicitaxis, ni carros compartidos, ni corredores viales para alta ocupación… ¡Y ni se hable de carros autónomos o de aplicaciones móviles para transporte! Eso es peor que Judas en el noveno círculo del infierno de Dante donde el diablo masca sus nalgas por las eternidades.
Lo único que estamos perpetuando con ese punto de vista es que sigamos con los modos imperfectos de transporte que pululan en nuestras vías: carros con un solo conductor y sin pasajero por vías congestionadas. Esos sí son super legales y, al parecer, son de lo poco que puede circular legalmente. De pronto la Interpol emite una Circular Roja a Elon Musk o a Robin Chase por inventarse cosas chéveres en transporte, porque son ilegales en el 90% de los países del mundo.
Hola Carlos primero gusto en saludarte y leerte, es Juan Baquerizo Opus La Mariscal Quito. Feliz 2017. Luego de ello, tu artículo justamente nos recuerda que el problema mayor es la no distinción entre regla norma y ley y sobre todo cual es el orden en que van. Por la razón que sea hemos permitido que un puñado de gentes denominados políticos se inventen el oficio de manejar el dinero público el cual no existe porque hay un solo dinero que es el nuestro y luego de ello a llamarse autoridades que crean instituciones para hacer reglas que se transforman en leyes y que en poco o nada responden a las normas valores de la sociedad que pretenden regular. El problema no es que lo que no se ha inventado es legal o no, el problema es que hemos permitido reducir el nivel de consciencia y libertad a niveles tan bajos que somos incapaces de definir lo que es bueno o malo en términos generales, gracias a todo un sistema de deformación en escuelas colegios TV que logra que está panda de individuos «gobiernen» según sus intereses. Debemos volver a revisar el tema de gobernanza y a evitar la deformacion. Un abrazo
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Lo bueno es que la era digital es algo inevitable, la bolita de nieve en la cima de una colina, asi que inevitablemente esas mafias del invento obsoleto se irán desapareciendo hasta que crezcan otras digitales y en ese lapso de tiempo del cambio seremos un poco libres.
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Más de lo mismo, pura cantaleta y criticadera, nada de soluciones. El hecho que exista atraso del Estado en la implantación de tecnología inteligente aplicada al manejo de la movilidad, seguridad, orden y espacio, públicos, no implica que deba dejarse esos temas estratégicos al manejo en beneficio particular de los dueños de las innovaciones, la tecnología y el capital especulativo. La simpleza de análisis de este columnista nos llevaría a reemplazar a Dios y estado por Google.
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