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Lo más difícil de crecer es aceptarnos, sobre todo porque en la niñez y la adolescencia soñamos todo el tiempo con alcanzar ciertas cosas que al final no resultaron tan fáciles y se esfumaron. De pronto apuntamos demasiado alto o nos faltó enfoque y sin querer nos dedicamos a la rumba, la televisión, el amor o sencillamente a dormir –que a veces es lo mismo-. El punto es que ahora que lo percibimos no reconocemos que también nos faltaron ganas y creemos que ya es tarde como para hacer algo por nosotros.
Cuando ingresé a la universidad en realidad no sabía qué hacer con mi vida, por eso siempre le he cargado envidia a los músicos y a los deportistas, porque esa gente desde los 10 años tiene claro para qué está aquí. Es bello porque lo logren o no viven tranquilos con ellos mismos por intentarlo, y eso ya es admirable. El caso es que ingresé a la carrera de periodismo sin tanta confianza, lo hice más que todo porque las matemáticas, la física y la química me generaban pereza y aburrimiento. Digamos que elegí una carrera para evitar otras. Así tomaba la mayoría de mis decisiones antes, como no tenía rumbo entonces me guiaba por el miedo.
Nunca tuve buenas notas. Fui más bien un vago promedio y solo me esforzaba cuando algo me gustaba de verdad, el resto lo dejaba a consideración de los profesores. Pero lo disfruté y estando adentro jamás me interesó otra carrera. En comunicación podíamos ser y eso ya era una ganancia considerable. Alcancé a soñar con reemplazar un día a Gay Talese pero me faltó enfoque y disciplina. Ser periodista también requiere de la misma valentía y claridad de los artistas y los deportistas. Más que una decisión es una apuesta, un all in al que pocos estamos acostumbrados.
Después de cumplir 30 años acepté que nunca me esforcé lo necesario por ser un gran periodista y que por eso nada de lo que imaginé durante la carrera se cumplió. Los profesores hicieron su trabajo y me enseñaron a escribir y soñar pero siempre faltó mi parte. Fui bueno. Me iba bien de redactor y llegué a recibir clases de los más duros en las oficinas principales de Reuters en Londres, pero nunca saqué tiempo para ser extraordinario y aceptarlo ahora me trae tranquilidad. Por eso pienso que aceptar es importante, nos libera y llena de calma para tomar el control de nosotros mismos.
Por eso muchos están atrapados entre el fracaso y la frustración porque no reconocen que en algún punto de la vida se hundieron con la carrera, el matrimonio, el nuevo empleo o con lo que sea. Solo se trata de honestidad. Si se parte de allí podemos iniciar tranquilos un nuevo viaje. Es como cuando terminamos una relación, entre más sincero y rápido sea el cierre más rápido nos recuperamos.
No es que estemos viejos para soltar e intentarlo de nuevo, es que tenemos miedo de aceptar que nos equivocamos. Estamos cagados de miedo.
Jorge jiménez
Este Sr. por fin supo a que vino a éste mundo > a cag…..rla no olvides que el ser humano es lo que quiere ser < – sigue así, siendo feliz con lo que sabes hacer, porque si te sientes frustrado , haz los del conejo arrepentido ya viejito, se sento en una piedra y se puso machucar pelotas
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Acaso no hay mas palabras para expresarse
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No hania necesidad de expresarse asi, esa palabra es horrible, acaso no existe el verbo asustar
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Muchos quedamos en esa franja gris en muchas profesiones o vocaciones.bEste momento es como un examen final. O nos replanteamos o nos hundimos.
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Por lo menos tiene honestidad en aclarar que quienes estudian periodismo lo hacen porque son unas bestias para el conocimiento, no como muchos de ellos que creen saber de todo.
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Te felicito por tu autocrítica; son muy pocos los que comparten su vida a los demás sin máscaras. Te queda mucho por vivir y la seguirás cagando…….no te afanes .así somos los humanos……
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Toda la vida está llena de etapas que hemos de superar o nos presentan alto o bajo desafío; pero lo bonito de la vida es que si una puerta se cierra, otra se abre. Tenemos la tendencia de lamentarnos de cosas que no hicimos, pero debemos enfocarnos en lo bueno de la vida hoy y agradecer por eso.
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Jaá lo interesante es leer los comentarios de gente que pensando en criticar no se dan cuenta que están
tán peor que el criticado.
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De que se queja amigo,ud escogió y no digo estudió,porque esa carrera no tiene nada que estudiar,solo van los burros como ud mismo se califica,y los bobos,porque la tumbada que les pegan con el valor del semestre es total.
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Hola Jorge Jiménez: No te hagas mala leche. Muchos actuamos así durante la primera etapa de la vida, especialmente cuando no tenemos a la mano, quien nos dé la mano. Así que usamos nuestras propias manos (ojalá no mal interpretes). De todos modos eres un privilegiado, al tener la oportunidad en Europa de tener contacto con bateadores de primera clase. Tu “mea culpa” se te acepta como habilitación. Me agradó la crónica. Hay experiencias que fluyen poco a poco del acontecer y surgen, brotan de pronto, como la nostalgia de una novia santandereana. Cordial saludo. Ramón E. Zetién Santoya M. Sc. rezetiens576@gmail.com
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Buen ejemplo, de lo que pasa con muchos colombianos!!, se debe fomentar los talentos de cada persona, que los niños aprendan desde siempre a reconocer sus fuertes y sus debiles, tener claro que quieren hacer. No todos debern de ser profesionales universitarios, se necesita mano de obra calificada a alto nivel!!, en muchos paises europeos, son pocos los bachilleres, ellos hacen solo hasta 4to de bachillerato, fomentando los idiomas y talentos de cada persona!! todos trabajan, según sus talentos!!
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Interesante artículo. Lástima que la cague con el título que le puso!
Es más una cuestión de divagar (que nos enseña la sociedad con tanto distractor) que de miedo. De pronto el miedo sobreviene cuando al pasar el tiempo se reconoce que “se ha perdido el tiempo”.
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Buenos puntos emocionales, pero ante todo, piensa en descubrir dia a dia sus habilidades, y eso se hace observandose , emocional e intelectualmente, ellos jamas le mentiran lo fortificaran de muchas innovaciones que solo ud lograra con caracter y decision. El que observa !! gana !!! el que no .. se queda.
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Cagado el.
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No es necesario el título. Muestra pobreza de mente.
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