Un desfalco en la Nueva EPS deambula por ahí, suelto, fuera de la institución y sin rumbo alguno. Y lo que es peor: nadie quiere hacerse cargo de él.
En su cuenta de la red X, Petro, adolorido de ver el terrible estado de abandono en que se halla el desfalco, escribió que lo mejor era darlo en adopción. Hallar una familia decente que lo tenga, lo mantenga y lo entretenga.
En la misma cuenta, y apelando a la responsabilidad social y al sentido de justicia que siempre han distinguido a la real casa de los Vargas Lleras, Petro se atrevió a pedirles que adoptaran el desfalco.
Ellos, que solo están para las grandes empresas de la honestidad y la política, rechazaron indignados el ofrecimiento. Para suavizar el agravio, el Consejo de Estado admitió una demanda y ordenó que, mediante rectificación pública, Petro debe reconocer el desagradable error.
La rectificación está en veremos. Y así Petro la suelte algún día, el desfalco seguirá deambulando y buscando refugio. Cualquier refugio, menos el de la Fiscalía, pues el desfalco está seguro que allí, de ser un vago libre pasará a ser un muerto en vida.
El poder del Consejo de Estado no es bastante para persuadir a Petro. Germán Vargas Lleras, sí. Posee Germán una vieja arma de persuasión y la maneja con tanta destreza y tino, que cuando la descargue sobre la testa presidencial, es seguro que la testa presidencial no solo soltará la rectificación, sino que también se inclinará ante los Vargas Lleras, y de encime les pedirá perdón.
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