Ingresa o regístrate acá para seguir este blog.
Giovanni Acevedo

Giovanni Acevedo /

¡Sí! Lo acepto, dormir es supremamente placentero. Y hay días en los que el objetivo no debe ser otro que no sea quedarse enredado en la cama. Pero como todo placer en la vida, hay que saber en qué momento se disfruta.

Generalmente duermo cinco horas diarias. A veces cuatro. A mi mamá eso le preocupa, y me pide que duerma por lo menos siete horas al día. Eso es algo que yo no puedo hacer. Si duermo cinco horas por día, en siete días duermo treinta y cinco horas. Si le sumo las dos horas que mamá sugiere, a la semana estaría catorce horas más con los ojos cerrados. Eso al mes suma cincuenta y seis horas. Es decir, más de dos días durmiendo al mes. Si duermo las dos horas de más al año estaría sumando seiscientas setenta y dos horas. ¿Veintiocho días en la cama? ¿Con los ojos cerrados? ¡ni de fundas!

La vida es una carrera contra el tiempo. El tiempo es el peor enemigo para todo. Ese dicho “hay que dejar que el tiempo haga lo suyo” es el dicho más absurdo e inoficioso que he oído. ¿Saben qué hace el tiempo? ¡Nada! Cuando menos se den cuenta tienen treinta años y ahí se van a preguntar si han viajado lo suficiente, si han aprendido lo suficiente, si han avanzado lo suficiente. Claro, si sus objetivos son comprar un apartamento y un carro, entonces puede seguir durmiendo no solo siete horas, puede llegar a dormir diez horas diarias si quiere. El éxito es relativo, no todos queremos lo mismo y no todos tenemos los mismos indicadores de conquista que los demás. ¿Se ha preguntado cuántas horas al día duerme el presidente de un país? O ¿su artista favorito? Tal vez no, porque ni en la casa, ni en la escuela nos enseñan a ser exitosos, solo nos enseñan a ser funcionales, algo que no está mal, para el que quiera solo encontrar un buen empleo.

Tampoco creo que la clave esté en condicionar el tiempo para el trabajo y limitarse de los tiempos libres, de los momentos con su pareja, con sus familiares, con las personas o en los lugares que más paz le generen. Hablo de organizar la vida de tal manera que se viva en función de sus objetivos, y dentro de sus objetivos debería estar eso que lo hace feliz. (me siento como un motivador personal). Pero esto es verdad. Regreso a mis clases en la escuela, y nunca un profesor nos habló sobre la felicidad. Ninguno nos dejó como tarea soñar con nuestro futuro. Entonces uno crece teniendo planes idealistas, y con el tiempo objetivos aterrizados a la realidad miope que les da las experiencias vividas. En países como Colombia, Perú, México, Panamá y Ecuador, se tiene por sentado que el éxito y las oportunidades están ligadas a dos cosas, el estudio profesional y la certificación de esos estudios, es decir, los títulos. Entonces la carrera de los profesionales es cada vez más, tener más y más títulos. Pregrado, posgrado, maestría, especialización, doctorado… Y todo esto no se cuantifica en qué tan feliz se es, sino, en qué tanto dinero se gana y qué tanto se puede comprar con ese dinero. Pasan entonces de competir en la acumulación de títulos, por la constante demostración de adquisiciones materiales. Y las felicitaciones vienen y van cada vez que se cambia el auto por uno mejor, o el teléfono celular, o el apartamento. No digo que esto esté mal. Pero sí genera limites en el crecimiento de las personas como personas, y en el desarrollo de las verdaderas capacidades de cada uno de los que envejecen compitiendo.

En Argentina es diferente. Pero en Europa es realmente diferente. Las personas no son medidas por sus títulos, ni por su salario. Este tipo de realidades por supuesto definen mucho los anillos sociales, pero no determinan la calidad de las personas. Y sin darnos cuenta, la calidad de vida y las aspiraciones de las personas de estos países son sustancialmente diferentes.

Este escrito no es un aliento para no estudiar, al contrario, es un aliento a capacitarse cada vez más en lo que a uno en realidad lo haga feliz, es un aliento a dormir menos, a leer más. A soñar más, pero soñar despiertos.

¿Por qué solo viajar en vacaciones?

¿Por qué gastar miles de dólares en una casa si hay hoteles en promoción?

¿Por qué acumular dinero si se pueden acumular fotografías?

¿Por qué?

 

«Tu tiempo es limitado, de modo que no lo malgastes viviendo la vida de alguien distinto. No quedes atrapado en el dogma, que es vivir como otros piensan que deberías vivir. No dejes que los ruidos de las opiniones de los demás acallen tu propia voz interior. Y, lo que es más importante, ten el coraje para hacer lo que te dicen tu corazón y tu intuición.«  Steve Jobs

 

Giovanni Acevedo

Twitter: @acevedocol

Facebook: Giovanni Acevedo 

Instagram: @Acevedocol

Compartir post