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Sobre la violencia están edificadas todas las civilizaciones. La más
desarrollada es aquella que posee las mejores armas. La más fuerte.
Pero también la que mejor sabe legitimarla y disimularla. La diferencia entre violencia legítima y violencia ilegítima, Shakespeare
(¿quién más?) la establece muy bien. La primera la perpetraban ellos,
con su nazismo tropical, sus purgas estalinistas y sus campos de
concentración en medio de la selva. La segunda la ha dado el golpe
exitoso de la Fuerza Pública colombiana contra esa insurgencia, por
desgracia también colombiana. Solo un estado poderoso evita esos
contra-estados amenazantes; quedó claro, desde hace diez años, cuando
el diálogo con ellos no servía pa´un carajo. Celebremos con frialdad,
sin el frenesí de quienes han saltado hasta el techo a la vista del
cadáver chamuscado, ese triunfo militar. Para que la sevicia y la
sangre no se embanderen
como filosofía política, el
gobierno y los medios necesitan disimular muy bien esa violencia
legítima. Bruto, el romano que matará «legítimamente» al César, lo
expresa mejor en el drama de Shakespeare:

 Let us be sacrificers, but not butchers, Caius.   Seamos sacrificadores, Cayo, pero no carniceros.

We all stand up against the spirit of Caesar;       Todos nos hemos levantado contra el espíritu de César;

And in the spirit of men there is no blood:           Y en el espíritu del hombre no hay sangre:

O, that we then could come by Caesar’s spirit,    ¡Oh, si pudiéramos apoderarnos del espíritu de César, 

And not dismember Caesar! But, alas,                 sin matar a César! ¡Pero ay!

Caesar must bleed for it! And, gentle friends,        César debe derramar sangre por ello. Y así, nobles amigos,

Let’s kill him boldly, but not wrathfully;                 Matémoslo con valentía, pero sin sevicia;

Let’s carve him as a dish fit for the gods,              Trinchemos su carne como un platillo para los dioses, 

Not hew him as a carcass fit for hounds;              No lo descuarticemos como carroña para los perros;

And let our hearts, as subtle masters do,             Y que nuestros corazones obren como generales sutiles

Stir up their servants to an act of rage,                 Que instigan a sus soldados a un acto de venganza,

And after seem to chide ‘em. This shall mark        Y después parecen reprenderlos por ello. Esto indicará

Our purpose necessary, and not envious;              Que nuestro propósito lo guía la necesidad y no el rencor;

Which so appearing to the common eyes,             De suerte que a los ojos del pueblo,

We shall be call’d purgers, not murderers.             Se nos llamará purgadores, no asesinos.
                                                           
                                                       (Traducción mía)

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