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Prince Charles, Camillaª

En Francia comienzan y se difunden en Inglaterra. Las revoluciones. El otoño de París hace dos o tres meses ardió con adolescentes gritando contra la extensión de la edad de jubilación – y de paso contra la personalidad arrogante de su presidente – y nadie pensó que esa misma rebeldía cruzara el Canal de la Mancha y encendiera el invierno de Londres porque sus políticos, flemáticos y desdeñosos también, subirán las matrículas del que ya es el sistema universitario más caro del mundo.  ¿Por qué estallan revoluciones en países del Primer Mundo – se preguntarán los más incrédulos – que lo tienen todo…? Porque sencillamente no son conformistas y aún se sienten insatisfechos y tienen «espíritu crítico», motor del progreso como dijo Vargas Llosa en su discurso del Nobel. 

Leyendo, sin embargo, artículos de análisis uno comprende que no es caprichoso que se tenga que extender la edad de jubilación en Francia y subir las matrículas en Inglaterra porque, en verdad, sus sistemas financieros no dan para más. Los políticos de ambos bandos, incluso los más liberales, han explicado una y mil veces la necesidad de las reformas. Como si no quisieran dar su brazo a torcer para recortar presupuestos más bien en otros frentes. El militar por ejemplo.  Nadie ignora que medio mundo y casi toda Europa, por la facilidad del inglés y la poderosa libra esterlina, mire hacia el Reino Unido a la hora de hacer estudios de posgrado, y que tal demanda ha hecho sus matrículas altísimas en parte para frenar el acceso de medio mundo y mantener el alto nivel académico. Sino, dicen, miren a Francia donde los posgrados son baratísimos pero carecen de buena calidad. El ranking académico mundial lo sigue liderando Oxford o Cambridge o London School of Economics. Subir más sus matrículas para que no estudien sino los que tengan. El mundo siempre será selectivo e Inglaterra es la cuna del capitalismo moderno y brutal.    
Está bien. Nadie es tan bruto para no comprender esas «razones financieras». Pero la economía se mueve también – y principalmente – por la solidaridad. Sino miren cómo muchos de esos estudiantes que tienen «con que» son quienes han salido a protestar en ese frío atroz, a gritar despidiendo vahos de niebla y a soportar  garrotazos de la Metropolitan Police y aun las embestidas de su caballería

http://www.bbc.co.uk/news/uk-11962905 
El mundo está hecho de símbolos. Y llega un momento en que ya nadie discute a la luz de la razón como querían los racionalistas ni se fija en tal o cual cantidad numérica a la hora sacar presupuestos, como debería de ser, sino que fija toda su atención en el susto del Príncipe Charles y su esposa Camila mientras paseaban en Roll-Royce, indiferentes, por pleno centro de Londres. En ningún momento, como en las revoluciones, los símbolos adquiere tanto poder. Porque comienzan a cambiar. Que la BBC y todos los medios ingleses se hayan indignado por el susto del Príncipe y no por el garrotazo en la cabeza a un plebeyo estudiante de filosofía, que casi lo deja en coma, muestra hasta qué punto vivimos todavía en el orden monárquico. Falta mucho para la democracia…  
ªPrince Charles and Camilla, Duchess of Cornwall, react as their car is attacked by protesters in London. Photograph: Matt Dunham/AP

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