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El mundo está en vilo y todos somos piezas inútiles en el macabro juego de la especulación en torno al Covid-19.

Nos preguntamos cómo, cuándo, dónde, y hasta jugamos a la mente siniestra de ‘House of Cards’ para tratar de entender quién está detrás de todo esto.

Las medidas que arrojan las autoridades y los gobiernos para prevenir la expansión de una epidemia, que ya va en pandemia, son cada vez más extremas y la sobre reacción por instinto ha sido de miedo, o de pánico más bien.

Me sorprende la gente vaciando los supermercados y llevándose docenas de paquetes gigantes de papel higiénico; por no hablar de las acciones egoístas de quienes se llevan cajas de medicinas para controlar los síntomas de la gripa con jabones, tapabocas y líquidos anti bacterias sin pensar que no se trata de protegerse, sino de protegernos.

Nada saca ese sujeto desenfrenado por el pánico previendo su contagio si no le permite a los demás hacerlo.

Pareciera que nos volvemos brutos generando una crisis colectiva de incertidumbre sin pensar primero qué hacer, cómo actuar y sobre todo; cómo reaccionar.

Repito. No es desde el miedo. Es desde la conciencia, coherencia y la cordura. Es desde la serenidad y la calma. No es desde la individualidad sino desde la colectividad. De hecho, invito a pensar que no es un caos, sino un remesón a la conciencia.

No confundamos el optimismo con hacernos los ciegos ante una circunstancia global que ha movido todos los pisos de la comunicación, la política, la salud y la economía mundial.

Se trata de informarse certeramente, antes de volver una competencia de regatas la información que navega por las redes».

Es mirar la situación desde varios puntos y quedarse con la perspectiva que le permita sentirse más seguro; no más cómodo.

Por eso, luego de preguntarme cien veces “porqué pasa todo esto”, he decidido cambiar la pregunta hacia un “PARA QUÉ” está pasando.

Y té invito a no tomártelo personal con Dios señalando tu propia condición. Oye, es que te recuerdo que estamos todos en el asador.

El señor de la China, el joven en Italia, la señora en Argentina, el viejo en Estados Unidos… todos; el deportista, el empresario, el artista, el inversionista, el dueño del hotel, el conferencista, el cantante, el pastor, el cura, todos estamos siendo invitados a una cuarentena en medio de la cuaresma.

Tenemos que verlo como una cuarentena y remitirnos a lo básico, volver a lo simple y hacer de lo esencial algo palpable.

¿Que es lo esencial? Techo, alimentación, vestido y salud.

Ahora pensemos: De lo importante a lo urgente, ¿qué de lo esencial debemos atender?

¿La salud, verdad? Entonces ahí es donde invito a la conciencia, a la coherencia, a resguardarse en casa y no exponerse al contacto con algo o alguien que te pueda contagiar y convertirte en portador del virus y en uno más de la estadística. Te invito a seguir haciendo parte del lado de la estadística, de los que suman en positivo.

Es esencial volver a los juegos de mesa en familia, desempolvar las recetas de la abuela y atreverse a cocinarla para todos, leer, estudiar nuevas versiones y tendencias de tu oficio, volver a escribir a mano, alistar fotos digitales para luego imprimirlas y de nuevo hacer un álbum familiar con los nuevos integrantes de tu circulo de amor; sobrinos, nietos, yernos, nueras, para tenerlo a la mano como antes, como cuando era esencial estar en casa, visitar a los abuelos y reunirse en familia.

Cuando vuelvas a tener un dado de parqués en la mano; cuando sientas las manos temblorosas de tus abuelos, cuando huelas el guisado en la cocina de tu madre, cuando estés asomado a la ventana viendo llover, estas palpando lo esencial.

Ahora, te pido, por favor, que no le des más poder a los miedos generados por los medios, que buscan tu atención con titulares incendiarios, no sigas al periodista con tono alarmista cuyo informe está cargado sólo de indicadores negativos.

Encuentra la noticia clara, concisa y real para informarte y comparte ese mensaje que lleva un equilibrio entre la realidad y la solución.

Yo le creo al periodismo optimista y generoso con información amable. A mi me gusta que me digan la verdad, pero también que me muestren los resultados positivos, para que me inviten a la esperanza, a la acción y no a la reacción. Me gusta verle el lado positivo a las circunstancias y encontrarle la perspectiva desde la solución.

Hago un llamado a conciencia y a que entendamos que todo esto pasa; como el huracán furioso, la marea alta que luego baja, como la tormenta oscura que descarga sus nubes para darle paso al sol. O tan simple como el invierno que también pasa.

Y todos saben que viene, pero también saben que pasa.

Yo no me imagino al oso llenándose de pánico y corriendo a trasmitirle miedo a los otros porque un día la noche anuncio que pronto venía el invierno.

No. El oso sabe que hacer, se prepara, y se resguarda a invernar, sabiendo que no debe gastar su energía para que sea su propia grasa la que le proteja del frío. El oso sabe trepar un árbol, pero también sabe estar quieto en cuarentena.

A eso le llamo volver palpable lo esencial.

Y en cuanto a que la economía se frenó. Sí, se frenó para todos. Te repito, no te lo tomes personal.

En medio de la crisis surge la creatividad, entonces dale paso a tu intelecto, date la oportunidad de reinventarte y has uso de tu inteligencia creativa».

Resguárdate como el oso, cuida tu manada y enséñales vivir, no a sobrevivir. Vuelve a tu cueva y saca el parqués para que vuelvas a celebrar una simple victoria o recuerdes que en la vida, no es lo que pierdes, sino lo que aprendes.

Vuelve a lo esencial.

HAKUNA MATATA

@juanpapuchis

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