Se arrienda el MAMBO: ¿Campaña o triste realidad?
Hoy que presiento que voy a perder al Museo de Arte Moderno de Bogotá, me imagino a mi abuelita Chavita diciendo “nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde”.
Hoy como colombiano amanecí con un motivo más para indignarme, pero esta vez no sé con quién. Me voy a indignar conmigo mismo por ayudar a que el MAMBO agonice.
Soy partícipe de esa muerte lenta que lo está llevando a ser arrendado por falta de recursos porque hace mucho que no lo visito y pensé que siempre estaría ahí para volver algún día.
Me siento culpable. Me siento culpable porque al museo lo he tratado como a ese libro que pasa sus noches en la mesita al lado de la cama; que “algún día voy a leer” y que nunca leo, pero que cuando me lo intentan sacar para reciclaje literario me opongo con fiereza.
Me da tristeza y rabia, pero también conmigo mismo porque cuando disfruté del MAMBO lo hice solo, egoísta, como quien se come una empanada a escondidas para no compartirla porque es la última.
Sé que estando solo también se puede disfrutar el arte. En soledad lo disfrutamos incluso los que no sabemos nada de arte, los que simplemente lo disfrutamos; pero pude haberle dado una probadita de la empanada a alguien más y ahora me arrepiento de no haberlo hecho.
Muchas veces les insinué a mis estudiantes que lo visitaran, que lo probaran y que así lo hicieran con todos los museos y patrimonios de la ciudad. Pero pude haber sido menos sutil. Pude haberlos “obligado”, como cuando a uno lo obligaban en el colegio a resolver ecuaciones sin siquiera entender para qué servían en la vida.
También pude haber llevado a mi hija como premio por su buena actitud en lugar de comprarle un helado; o como complemento del helado. Pude haber llevado a mi esposa en lugar de llevarla a una cena, o como antesala de la cena. Pude hacer llevado a mi mamá como agradecimiento por su sabiduría en lugar de llevarle flores, o llevarla con las flores en la mano.
Aún quedan muchos “MAMBOS” con otros nombres y otros estilos. Aún hay mucha cultura por disfrutar. Yo pienso hacerlo y también voy a leer ese viejo libro de la mesa de noche para que por fin pueda ser reciclaje literario y que alguien más pueda consumirlo, alguien diferente a las termitas.
Al cierre: Al final de hoy, 5 de febrero, cuando todo parecía consumado, empezaron a rodar rumores de que se trataba de una campaña de expectativa para el proyecto «La Toma del MAMBO», pero la persona que atiende el teléfono del aviso de arriendo dice no saber nada de eso, como se aprecia en este informe:
http://www.eltiempo.com/cultura/arte-y-teatro/arriendo-del-museo-de-arte-moderno-de-bogota-179088
Si es una campaña, jugó con los sentimientos de muchos, pero movió la conciencia. Si es verdad y todavía queda algo por hacer hagámoslo #SalvemosElMambo ¿Ideas?
no sera mal maneja del mambo?
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Una única visita a ver la exposición de pseudoarte del mambo y quedé curado, nunca más volví.
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