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Emprender conlleva una montaña rusa de emociones. Suena extravagante y hasta bufón, pero necesitamos un espacio para contar las experiencias, fortalezas y decepciones de ser emprendedor.

Pasar de la felicidad a la frustración total es cuestión de unas horas y, por esa razón, la inteligencia emocional es vital para un emprendedor. Activar el chaleco antibalas para sortear todas la eventualidades se convierte en el día a día.

La soledad del emprendedor es un tema que discuto a menudo con mis colegas, porque no importa la emoción que te acompañe,  transmitirla de la manera correcta es complejo y puede ser determinante en el cumplimiento de los objetivos. No solo con el equipo de trabajo si no con la familia, los inversionistas y los amigos.

Todos tenemos ese momento de dolor profundo en el que las cosas  no marchan como lo teníamos en mente y desahogarse es fundamental para continuar con fuerza… Esto es algo que solo entiende otro emprendedor.

Se trata de esa emocionalidad transitoria de querer mandar todo al diablo, de quejarse del socio, de rajar de los clientes y hasta decir el típico: “Mejor me voy a buscar un empleo”.

Otro emprendedor sabe que es solo un momento de emociones encontradas; pero imaginen por un momento decirle estas palabras a alguien externo, la mamás fijo celebran “Por fin va a sentar cabeza y a conseguirse un trabajo de verdad”, mientras que los empleados e inversionistas  entrarían en pánico y el ecosistema de emprendimiento pues … Los reto a escribir en el grupo de Startup Colombia como se sienten.

Por eso quiero abrir este espacio para contar esas historias de amor y desamor con esa empresa que nos quita el sueño.

En mi caso soy una persona de emociones muy planas y de opiniones muy tajantes pero ecuánimes… pero, sobre todo,  soy buena escuchando y por eso tengo historias ilimitadas.

Soy emprendedora desde los 15 años, y esa es la razón por la que a mi corta edad (Ya no tan corta) tengo muchos años de experiencia combatiendo con las emociones fuertes de ser emprendedora.

En el camino he descubierto que lo fundamental es mantenerse motivado y perder esta emoción puede ser un cáncer en la empresa. Aprender a manejar la frustración es el día a día. Lidiar con el estrés y la ansiedad es el primer mandamiento y vivir en la incertidumbre, el picante de la cotidianidad.

Ego, soledad, depresión, orgullo, pasión, resignación… Todo eso puede pasar por la cabeza de un emprendedor en unas horas.

Me apasiona el emprendimiento, pero también el estudio de las emociones. Estoy estudiando para ser coach ontológico y quiero abrir este espacio para soltar esas historias que corren por nuestras venas y, como en AA, vamos a iniciar diciendo:

Mi nombre es Juliana Matiz, soy emprendedora hace 12 años y he tenido 5 empresas. En una época deje el emprendimiento y trabaje en un banco, en una mesa de inversión y en una academia de inversiones. Pero pronto me di cuenta de que lo mío era la adrenalina de emprender…

Ahora ustedes contestan. Hola Juliana y empieza la historia de alguien más…


Nos vemos por mis redes sociales pueden contactarme por aquí Instagram y Twitter

Saludos

Juliana Matiz

 

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