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Con la programación en el horario prime time, por parte de un canal privado nacional, de la novela brasilera ´´Avenida Brasil´´, ¡se atropellò al artista colombiano!

Y aunque no es la primera vez que se hace este experimento por parte del duopolio que maneja la televisión abierta en Colombia, en esta oportunidad, a uno de esos canales, ¡le sonó la flauta!, y de hecho al otro también, porque aunque uno de ellos tomó de nuevo la iniciativa, su competencia, de continuar marcando bien el producto de su enfrentado, de seguro ya tiene un enlatadito, para incluir en su parrilla y en ese mismo horario.

Ya habían probado con culebrones coproducidos en tierras ´´mexivenemayaminescas´´, ( esa palabra la usábamos mucho en el ´´Ojo Crítico´´ de Sweet ), pero no les había funcionado. Hoy, al parecer, y para desgracia del talento nacional, ¡Le pegaron al perrito!

Una vez más se demuestra que para estos canales privados nacionales el televidente no importa, su único objetivo es llenar sus arcas, aunque el artista colombiano, materia prima de la televisión, sea el gran perjudicado. Y cuando hablamos del artista nos referimos a todos los que trabajan en frente y detrás de las cámaras. Para nosotros todos son artistas, porque son unos verdaderos artistas en su oficio.

Mientras un capítulo de una producción nacional le puede costar a uno de estos pulpos 150 millones de pesos realizarlo, un capítulo de una producción extranjera, le puede costar diez veces menos, y se evita además pagar libretistas, directores, productores, actores y personal técnico, entre otros.

No les basta con esos contratos amañados que les hacen firmar a quienes trabajan en sus novelas y seriados, en donde les obligan a renunciar a sus derechos por ventas al exterior, repeticiones, explotación comercial y de más, ahora, tantean de nuevo al televidente, a ver si muerde el anzuelo, con enlatados extranjeros, y de ser así, aplicar la fórmula ´´menos inversión, más rating, igual, más dinero´´. Como dice un Barón de la televisión colombiana, ´´Al televidente no hay que invertirle plata´´

Digamos que aunque la gran mayoría del personal técnico trabaja de planta en esos canales, ( o en las empresas de televisión que producen para ellos ), con unos sueldos paupérrimos, pactados por el duopolio, eso no les garantiza estabilidad, porque de prosperar esta idea de saturar el horario de mayor audiencia con producciones extranjeras, a los jeques de estos canales privados nacionales, o a los dueños de estas productoras, no les tiembla la mano para poner paticas en la calle a estas personas, sin derecho a indemnización, porque los contratos que les hacen firmar se los permite.

He sido testigo y además víctima de esos despidos masivos en donde por ´´reestructuración´´ o por final de la ´´misión para la que fué contratado´´ echan a la calle y a granel personal técnico y creativo sin derecho a pataleo, porque si pelean quedan vetados en el medio. Y no hablemos de cuando despiden individualmente, de lo cual también doy fé y testimonio, para apropiarse de las ideas de quienes, trabajando para ellos, les diseñan proyectos, y no pagar así los compromisos adquiridos. Su bufete de abogados es muy poderoso y nadie puede con ellos.

Y que decir de los actores y actrices, que no son empleados de nómina, que ya de por si tienen que rebuscarse presentando cuánto casting exista, o trabajando en stand comedy, en obras de teatro, en obras para colegios y empresas, o dictando clases de actuación. Ellos si que la van a ver más dura. Y como en Colombia no hay una verdadera ´´ley del artista´´ que los proteja, entonces estos canales privados nacionales, hacen de las suyas.

Mi nuera Sandicyta es actriz, yo la metí al medio luego de graduarse como ¡Revelación! en una reconocida escuela de actuación en Bogotá, y para ella, menos mal existe la muñequita Colpatria, personaje que caracteriza por todo el país, y lo cual le permite vivir, de lo contrario, tendría que esperar en casa a que la llamen de uno de esos unitarios de la tarde, ( donde ya ha actuado varias veces ), rebuscársela como hacen sus colegas, o cruzar los dedos para que la incluyan en una novela, eso sí, que esté en el prime time y que dure allí más de una semana. Y no hablemos de actuar en cine, porque en esa industria solo se le paga a pocos, y otros, como ella, deben hacerlo gratis porque su pago es el de ´´catapultarse en el exterior´´. ( ese es el cuento chino que les meten los productores ). Pero de ese tema de la industria del cine colombiano hablaremos en otro artículo.

Como decía mi abuelita, ´´Trás de cotudos con paperas´´ No solamente los actores y actrices tienen que firmar unos contratos con esos canales, donde por necesidad, renuncian a sus derechos por obligación, sino que ahora se les va a cerrar más su campo de trabajo. No suficiente con soportar que en los papeles estelares estén extranjeros ganando mucho más dinero que los nacionales, ( con la disculpa que es para abrir el mercado internacional ), ahora les toca aguantarse que el televidente los vaya olvidando a medida que se va familiarizando con caras que nos son de acá, hablando fuera de ´´lipsing´´ porque el doblaje al español va por un lado y los labios por otro..

Supuestamente existen normas que obligan a estos canales privados a programar producciones nacionales en el espacio de mayor audiencia, pero hecha la ley, hecha la trampa, de seguro sus genios de programación, argumentando porcentajes en sus parrillas, se pasarán la norma por la faja, y volverán ese prime time una mescolanza o salpicón de productos extranjeros, repeticiones de narcomorbonovelas colombianas ya emitidas con el eslogan de ´´Versión Internacional´´ y realitys reencauchados, para así hacer moñona a costa del ingenuo televidente nacional. Eso si contar la pauta en exceso, que a la hora de sumar, dura más que los mismos programas.

Antes de existir estos canales privados nacionales se hacía televisión de alta calidad con mística y compromiso. Libretistas, directores, productores, actores y personal técnico ganábamos muy bien y había trabajo para todos. Existían muchas productoras y programadoras, y aunque había lógicamente ánimo de lucro, la meta principal era realizar productos de alto nivel para el televidente. Predominaba la ética y se respetaba a la familia colombiana. Los contratos eran dignos y la remuneración decorosa. Era una televisión hecha con amor y profesionalismo. El Ministerio de Comunicaciones sancionaba ejemplarmente a quienes no cumplieran las normas establecidas, se hacía respetar horarios con el televidente, tiempo de pauta y demás. Había control de calidad y se estimulaba mucho la producción nacional. Además se obligaba a tener programas de cultura y opinión en horarios triple A.

Hoy estos canales privados nacionales hacen televisión como si se tratara de fabricar gaseosas o cervezas. Los empleados son números, códigos o robots, uno pone la botella, el otro echa el líquido, el otro pone la tapa, el otro pone la etiqueta, el otro la echa en la canasta, el otro la reparte en las tiendas, y el televidente se la toma todita sin mirar en la advertencia que contiene. En este caso ´´el líquido´´, que es el personal artístico y técnico nacional, es por el que menos pagan, pero el que paradójicamente es el que les da las ganancias. Y ese ´´precioso líquido´´ lo pueden reemplazar cuando quieran por ´´pócimas más baratas´´ de otros lares, igual, el televidente las consume.

Y no nos oponemos a que en Colombia se presenten producciones de gran factura como ´´Avenida Brasil´´, lo que pensamos es que no pueden estar en el prime time, desplazando a los programas nacionales, y poniendo a tambalear el trabajo del personal técnico y humano colombiano.

Tampoco le decimos no a la competencia, y menos en este mundo globalizado, solo pedimos que los entes que se crearon para controlar los abusos de los canales privados nacionales se pronuncien, regulen y hagan cumplir las normas, aunque, como lo dijimos en un artículo llamado Defensor del Televidente ¡ ineficiente y siempre ausente !  de seguro se harán los ciegos, sordos y mudos.

¡Bienaventurados los que tienen televisión por cable! porque para ellos no es este artículo

giovanniagudelomancera

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