Antes de desarrollar el tema digamos que un líder se rodea de gente talentosa y delega, un caudillo se acompaña de ineptos, no delega y se atornilla a su asiento, ese es el caso del presidente Santos, y lo demuestra en cada situación de su gobierno, en este paro de maestros, por ejemplo, la ministra de educación, que resultó ser peor que su antecesora Gina Parody, (y es mucho decir), y la ministra de trabajo, no pudieron resolver el tema, y les tocó al ministro de hacienda Mauricio Cárdenas y al escudero del presidente Alfonso Prada dirimir el conflicto, ellos son, el poder detrás del poder.
Para nadie es un secreto que el que gobierna es Cárdenas, y el que ‘transmite’ es Prada, Santos no mueve un dedo si el de la plata no autoriza, y como el presidente es tan mal comunicador, pues su secretario de la presidencia le hace el trabajo.
No ganó Fecode, ¡ganó la educación!, y perdió este gobierno enmermelado, clientelista y permeado por la corrupción, pero tampoco fue, utilizando una frase de cajón deportiva, un triunfo arrollador.
De todas formas, este gobierno santista, que no se sabe si es neoliberal, de tercera vía o castrochavista, se salió con la suya en muchos puntos, por aquello que ¨no hay plata¨ o aplazando paulatinamente las ejecuciones a otros años.
Sin embargo, se debe aplaudir la gallardía de Fecode y de todos los maestros, quienes durante 37 días, a sol y lluvia, marcharon y se hicieron escuchar.
Pero vamos al acuerdo:
Lo más relevante, la Reforma Estructural del Sistema General de Participaciones (SGP), al parecer el gobierno le dará más recursos. ¿De dónde si supuestamente no hay plata?
Una nueva bonificación para los maestros, la cual supuestamente se implementará progresivamente cada año. En 2018 los docentes recibirán un 6 por ciento, en 2019 un 11 por ciento, y en 2020 un 15 por ciento con base a su asignación mensual. En cuanto a la nivelación salarial el Gobierno se comprometió a seguir implementándola. De eso tan bueno no dan tanto, y de este gobierno no se puede esperar nada.
Uno de los temas álgidos era, entre otros, los tres grados de preescolar, supuestamente en 2021 la cobertura de transición llegue a un 80%, en 2022 se implementarían los primeros grados de jardín y 2024 de pre jardín. Como Santo Tomás, ‘Hasta no ver no creer’.
A la famosa Jornada Única, otro de los inamovibles, el Gobierno se comprometió a revisar que se cumplan las condiciones adecuadas para su implementación. Que no se quede en falsas promesas.
En lo que se refiere a la ‘Escuela como Territorio de Paz’, una de las banderas de Fecode, que es básicamente convertir los colegios en espacios para la formación en derechos humanos y convivencia ciudadana, el gobierno juró y mordió tierra que lo va a llevar a cabo. Permítanos dudar amigo lector, de seguro la incluirá en su ‘política de posconflicto’ y resultarán los ‘farianos’ al frente de eso.
Supuestamente también se llegó a un acuerdo en lo que respecta a la salud de los docentes, a sus garantías sindicales, a mejorar su salario, sus prestaciones sociales y la creación de una comisión tripartita para buscar un estatuto único de la profesión docente. Esos son temas que siempre incumplen los gobiernos, y este no creemos que sea la excepción.
El lunar de estos ‘acuerdos’ fue el tema de las primas extralegales reconocidas por las entidades territoriales después de 1968. Fecode argumenta que es un derecho adquirido pero el gobierno asegura que el Consejo de Estado decretó que son inconstitucionales. Ahí Santos y su gobierno se anotaron un golazo.
Un tema importante que preocupa a estudiantes y padres de familia es la recuperación de clases, Fecode, en cabeza de su presidente Carlos Rivas, prometió que se dictará hasta la última clase perdida. Eso sí lo creemos a ciegas, los maestros se caracterizan por cumplir la palabra empeñada, en cambio Santos NO.
Quedan en el tintero muchos puntos del acuerdo que se deben mirar con lupa, lo triste de todo esto, es que el papel aguanta todo, que ese Nobel que tenemos de presidente es incoherente con lo que piensa, dice y hace, que solo a través de un paro ‘dio su brazo a torcer’, (él no da puntada sin dedal), y cedió en algunos temas que de seguro incumplirá.
Santos prometió que el dinero que era invertido en la guerra se destinará a lo social, por ejemplo, a la educación, pero conociendo su recurrente incumplimiento con todo lo que promete pues es mejor no ilusionarse, por eso ¡la educación debe ser política pública!, que sea norma constitucional, para que se cumpla, y no dependa del caudillo del momento.
No queremos ser pesimistas pero ojalá todo esto no sea un show mediático del gobierno para quedar bien ante la comunidad internacional, que al final, es lo único que a Santos le importa.
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giovanniagudelomancera
periodista
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