Esa trapisonda de Santos que dizque adjudicar el ‘Nuevo Canal Uno’ es cumplir con el ‘tercer canal’ es otro cuento chino del presidente y su gobierno indigestado de promesas que casi nunca, o nunca, cumple.
Desde su primer año de mandato prometió adjudicar otro canal nacional y obviamente no lo ha hecho para no quedar mal con Ardila Lülle y Santo Domingo, quienes aportaron a su campaña presidencial, y obviamente, para su reelección saturada de mermelada.
Ahora Santos quiere hacernos pensar, que como supuestamente ´no hay forma jurídica´ para asignar otra frecuencia a otro operador privado, entonces que el ‘Nuevo Canal Uno’, que lleva un ´bad will´ de años, o si se quiere hablar en castellano puro, un lastre o mala fama, se vuelva el ‘tercer canal’ y cumpla con las expectativas que tienen los colombianos. ¡Pues no!
Primero, porque está utilizando una frecuencia de televisión pública para volverla ´privada´. Segundo, porque no genera las vacantes de empleo para esos profesionales, más de tres mil, y sus familias, quienes en este momento están sin trabajo, gracias al duopolio maldito, (RCN TV y Caracol Televisión), que paga sueldos de miseria y pactados, salvo contadas excepciones, y que terminó con casi todas las productoras de televisión independientes y agencias de publicidad.
Digamos también que ese otro argumento que ¨ya está montada la red de transmisión y que asegura su cubrimiento´, es poner en bandeja de plata ‘a unos pocos´ lo que se ha conseguido con mucho esfuerzo y con los recursos de todos los colombianos. Esa infraestructura es de la televisión pública y no se le debe tocar, por el contrario, se debe invertir en fortalecer sus contenidos y financiar a quienes propongan programas culturales, deportivos, de entretenimiento e informativos en esa señal.
Debemos reconocer que quienes tomaron en ‘arriendo’ el ‘Nuevo Canal Uno’ hacen su mejor esfuerzo técnico y económico, pero no llevan una nueva propuesta de televisión a los colombianos, porque que han caído en lo mismo de lo mismo, de lo que ofrece el duopolio maldito, solo que con menos presupuesto. Y lo triste es que a Yamid Amat y a Daniel Coronel les otorgaron el canal gracias a todo lo que han apoyado este gobierno de Santos, algo así como una frecuencia con sabor a mermelada. Ellos se asociaron con productores de ‘entretenimiento’ y montaron esa mentira del nuevo tercer canal.
El otro cuento chino, que dizque hacen periodismo independiente, no se lo cree nadie. El televidente no es bobo, y aunque intentan tener una franja informativa en las mañanas, con avances cada hora durante el día, con emisión central al mediodía y en la noche, pues es evidente que están alineados con el gobierno.
El programa de nuestro gran amigo Carlos Marín, pese a su talento y esfuerzo, es otro ‘telesofá’, nada novedoso, con cocina incluida. Venga le cuento es otra ‘RED’ u otro ‘Sweet’, y de las novelas y enlatados solo se salvan las excelentes producciones turcas. Los programas periodísticos son una buena opción, pero no hay televisión deportiva, ni cultural, ni transmisiones de eventos, ni se tiene en cuenta lo que quiere y piensa el televidente. El reality ‘Guerreros’, de muy bajo presupuesto, es entretenido, a veces divertido, con el encanto de Cristina Hurtado, pero hasta ahí llega.
En cambio, Canal Capital, Citytv, Señal Colombia, entre otros, ofrecen con mucho sacrificio y esfuerzo, con mucho talento y empeño, y con muy poco presupuesto, una verdadera alternativa a los televidentes cansados de ese duopolio RCN TV y Caracol TV, que solo embrutece a la audiencia y la desinforma.
Pero volviendo al tema que nos ocupa, hay países en América Latina más pequeños que Colombia y con más canales de televisión, como Ecuador que tiene seis. Lo que el gobierno debe hacer es abrir una verdadera licitación, donde participen proponentes nacionales y extranjeros, a quienes se les obligue buenos contenidos para los televidentes, donde las Universidades puedan participar y las productoras con experiencia en programas culturales y educativos, donde se les exija una parrilla con variadas opciones a los colombianos, sin exceso de pauta, sin ´narcomorbonovelas´, realitys de quinta, noticieros sensacionalistas, amarillistas o gobiernistas, y sobre todo, sin mermelada, por hablar bien del gobierno, donde se les obligue a montar su propia red de transmisión e invertir en todo su montaje técnico y demás.
Ese otro cuentico chino que ¨no hay Banca de Inversión¨, es otra cortina de humo, en nuestro país hay espacio para un tercer y hasta para un cuarto y quinto y sexto canal, así le duela a los Ardila Lülles o a los Santo Domingos, así le toque a ellos repartir su millonaria torta publicitaria, y pagar sueldos dignos, so pena su talento se le vaya para otras empresas de televisión, por ejemplo, a los canales locales o regionales.
No es entregando la televisión pública como premio, a unos pocos, como se adjudica un tercer canal, esa es otra jugada del gobierno para quedar bien con Dios y con el Diablo, algo en lo que es experto. A esa televisión pública se le respeta y se le fortalece, y estamos hablando también de los canales locales, regionales, de provincia, de vereda y comunitarios, porque eso es democracia, pero al mismo tiempo se debe crear las condiciones para que haya más ´canales privados nacionales´, aunque no se les debería llamar así, porque usufructúan el espacio electromagnético que es de todos los colombianos, más bien se les debería calificar como ´de operación mixta´, donde el estado gane el cincuenta por ciento o más, y no como ahora, que los ´privados´ se la ganan casi toda, o toda.
Ahora bien, dicen los expertos que la televisión abierta morirá pronto por Netflix, los operadores de cable, la televisión por internet y otras ofertas de contenidos, algo que no creemos pase a corto plazo, pero si es así, de todas formas no todo el mundo tiene acceso a esas opciones y tiene el derecho de disfrutar de todos los canales ´privados´ y públicos que sean posibles, duélale a quien le duela, llámese como se llame, y tenga la plata que tenga. Los monopolios se deben acabar en Colombia, y mucho más en los medios de comunicación, porque repetimos, ¡eso no es democracia!
Así que presidente Santos, no más pañitos de agua tibia y adjudique un verdadero tercer canal ¡pero ya!
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