Ese cuentico que son solo las mujeres las que sufren de acoso sexual y laboral es pura paja.
Muchos lectores nos han hecho llegar correos narrando sus tristes experiencias, a propósito del ‘me too’, y otras frases que han hecho carrera por la ‘solidaridad’ que se ha despertado al conocerse prácticas reprochables por parte de algunos hombres famosos, que han abusado de su cargo y poder acosando mujeres sexual y laboralmente.
Antes de entrar en materia debemos decir que nos extraña mucho el por qué hasta ahora se conocen esos casos y por qué estas mujeres dicen ‘yo también’ después de tantos años.
Sin pretender ser machistas ni mucho menos, se debe diferenciar ‘relaciones consentidas’, de las cuales la mujer ha sacado provecho por mucho tiempo, y luego, por alguna razón, decide vengarse y desprestigiar a quien pagó sus favores con puestos, dinero, lujos, viajes etc., y los verdaderos acosos sexuales y laborales, los cuáles nos parecen aberrantes y merecen ser castigados, para usar una frase de cajón, «con todo el peso de la ley».
También debemos diferenciar entre ‘acoso sexual’ y ‘acoso laboral’.
En el primero, (acoso sexual), el acosador busca favores sexuales como su primer objetivo, acude al chantaje sexual, incluso amenaza a la víctima con despedirlo del trabajo si no accede a satisfacer sus requerimientos sexuales. O sea, la satisfacción sexual es la ‘prioridad’, y el acoso laboral el ‘modus operandi’.
En el segundo, (acoso laboral), la parte sexual se usa como vehículo. El acosador no busca favores sexuales, sino que se acude a la sexualidad para degradar, intimidar, humillar y controlar al trabajador. En este caso el acoso laboral es la prioridad y la sexualidad es la forma para conseguirlo.
En conclusión, la diferencia entre acoso laboral y acoso sexual laboral está en las intenciones de quien acosa. Si persigue favores sexuales es acoso sexual laboral, si lo que quiere es descalificar el trabajo de otro, hablar mal de él psicológica y socialmente, maltratarlo en su trabajo, entonces es acoso laboral.
El acoso laboral tiene como fin manipular o chantajear un trabajador u obligarlo a renunciar, mientras que el acoso sexual laboral busca que un trabajador acceda a favores sexuales.
Por razones obvias, quienes nos han escrito nos piden reserva de identidad y es por eso que no divulgaremos sus verdaderos nombres.
‘Javi’: Tengo 30 años, soy hombre, trabajo en una empresa reconocida, tengo jefe mujer, su edad es de unos 45 años, desde que llegué allí solo me habla a gritos o me envía correos descalificadores, intento hacer mi trabajo bien pero siempre se refiere a mí en muy malos términos y me levanta la voz en frente de mis compañeros. Yo, como hombre que soy, no puedo siquiera refutarle, si mi jefe fuera hombre lo ‘pararía’ de una o lo reportaría. La supervisora de ella también es mujer, de unos 40 años de edad, o sea que es ‘pelea de tigre con burro amarrado’ y la va a respaldar. Estoy seguro que si me quejo con algún otro superior mi jefe va a decir que le he faltado al respeto, que la he ‘gallinazeado’ o le he mandado ‘piropos’, y de seguro le creerán.
‘Pepe’: Trabajo en empresa privada, tengo 45 años, mi jefe, de unos 30 años de edad, no me permite hablar con ninguna mujer en la empresa, si me ve haciéndolo de inmediato me pega un grito de ‘Padre y Señor Mío’. ¨Váyase a trabajar, deje de estar ‘coquetiando’¨, pero si me ve hablando con un hombre no me dice nada. Me llama a cualquier hora o me escribe por el chat, tarde de la noche o en la madrugada, para darme órdenes en cada momento. Mi mujer está ‘mareada’ y piensa que tengo algo con mi jefe.
‘Pocho’: Tengo 50 años, estoy desesperado, mi jefe mujer, de unos 35 años de edad, me ha vuelto tartamudo, retraído y hasta autista, la veo y tiemblo del miedo, duré mucho tiempo sin trabajo, tengo muchas deudas, y ahora que tengo empleo no lo quiero perder, pero ella todo el tiempo me está acosando laboralmente y como yo ni siquiera la miro, entonces inventa cada cosa para culparme. Me da miedo encontrármela en el ascensor y cuando veo un mensaje en el chat o en el correo prácticamente me orino en los pantalones. Nunca me había sentido tan humillado, pero ‘la necesidad tiene cara de perro’.
‘Nacho’: Ya pasé los 50, tengo una jefe de 30, es tan incoherente que se quita sus cejas naturales y luego se pinta unas muy anchas de oreja a oreja, ella descalifica todo mi trabajo, no importa que lo haga bien, ya me enfermé de ansiedad, depresión y hasta alucino, porque la veo en todo lado, escucho su voz y entro en shock, no me trata con respeto, no sé qué hacer, si intento ser amable piensa que la estoy cortejando y si soy frío y cortante me recrimina mi ‘falta de amabilidad’. Con ella pierdo con cara y con sello. Hablé con una superior de ella y terminé ‘empapelado’.
Son muchos los correos recibidos y los que llegarán después de publicada esta columna.
Según el portal http://www.elmobbing.com
Si el acosador es hombre:
El estilo de acoso es más directo y suelen ser protagonistas de ese acoso. Algunas de las acciones de acoso que suelen realizar son las siguientes:
- Ignorar a la víctima y no dirigirle la palabra
- Amenazarla y presionarla
- Atacar su vida personal y sus creencias religiosas y políticas, su estilo de vida y sus características personales
- Burlarse de la víctima y tomarle el pelo
- Interrumpirle cada vez que habla
Si el acosador es mujer:
El estilo de acoso es indirecto y más sutil. Normalmente intentan conseguir la colaboración de los demás en el acoso, de manera que aíslan a la victima sin ser protagonistas del maltrato. Algunas de las acciones de acoso que realizan las mujeres son las siguientes:
- Ridiculizar a la victima
- Hablar mal a su espalda y difundir rumores
- Criticar su trabajo, sus características personales, sus creencias y su estilo de vida, ya sea con datos reales o inventados
La idea de nuestro artículo no es ‘restarle’ importancia a los acosos laborales y/o sexuales contra mujeres, ni más faltaba, lo que queremos es alertar a los lectores que los hombres también somos objetivo de estas prácticas, que no las denunciamos por física pena y vergüenza, por machismo, y que debemos tragar entero.
“El que en beneficio suyo o de un tercero y valiéndose de su superioridad manifiesta o relaciones de autoridad o de poder, edad, sexo, posición laboral, social, familiar o económica, acose, persiga, hostigue o asedie física o verbalmente, con fines sexuales no consentidos, a otra persona, incurrirá en prisión de uno (1) a tres (3) años”. Ley 1257 de 4 de diciembre de 2008.
¡Los hombres también somos víctimas de eso!
¡No se olviden amigos lectores de nuestras obras sociales!
Perdieron sus piernas en campo minado y el gobierno los ‘reparó’ con doscientos mil pesos
A mano armada le robaron su silla de ruedas de motor y el triciclo de su microempresa. Ayuda urgente
Ayuda económica urgente para Julianita y sus quimioterapias contra el cáncer
Óscar se aferra a la vida con el amor de su novia y su mamá. ¡Ayudémoslo!
Misión cumplida ¡Josmer ya tiene su silla de ruedas de motor! pero ahí no para la ayuda
Estas son nuestras obras sociales que requieren de su apoyo urgente
Ayuda al Prójimo
http://angel-anonimo2.webnode.es/
giovanniagudelomancera
periodista
Tarjeta Profesional #8356 Expedida por el Ministerio de Educación Nacional
síganos en twitter @giovanniagudelo
lea más historias acá en La Sal en la Herida
www.giovanniagudelomancera.com
www.plumaindependiente.com www.gamacolombia.com