Quienes me conocen saben que soy hincha de Santa Fe desde antes de nacer. Que Tatao, mi hijo menor, (aunque está lesionado), juega en su Escuela de Formación, al igual que lo hizo mi sobrino. Que mi hermano Frank también muere y vive por el rojo, que somo Cardenales, Leones y que rugimos con el Expreso Rojo. (Bueno, Wiliam, mi hermano mayor, es de Millos pero está en tratamiento médico).
Ahora bien, llegar a la final de la Liga Águila contra Millonarios no era precisamente lo que queríamos muchos hinchas, hubiera sido mejor con ‘La Mechita’, con el América de Cali, porque es nuestro eterno rival, porque hizo una excelente campaña salvándose del descenso y llegando a semifinales, y porque a los rojos de Cali los Embajadores los eliminaron sufriendo hasta el último minuto, por eso nos hubiera encantado disputar con los americanos el título, además, de perder, (cosa que no está en nuestros planes), sería con otro rival diferente a Millos, cosa, entre lo imposible, algo más fácil de digerir.
En estas instancias no hay favoritos, aunque Santa Fe haya hecho mejor campaña y en nuestro humilde concepto juegue mejor. Millonarios es un equipo ofensivo, con buenas individualidades, con buen juego de conjunto, y con una hinchada que lo acompaña en todo momento, de seguro el miércoles el Nemesio Camacho ‘El Campín’ estará, para usar una frase de cajón, «hasta las banderas».
Santa Fe por su parte, es un equipo que sabe esperar, juega al espacio, ataca por las bandas y la pelota quieta es su mejor arma.
Es un clásico parejo, que Bogotá merece y los verdaderos hinchas del fútbol, me refiero a los que vamos al estadio cada domingo, llueve, truene o relampaguee. Porque eso sí, para la final llega mucho hincha de televisión, que puede comprar la boleta cara, para ‘postear’ en redes cada minuto, y no tiene idea ni siquiera de quién juega en el club.
El alcalde Enrique Peñalosa y la Policía Metropolitana deben garantizarle a la ciudad toda la seguridad dentro y fuera del estadio, para que esta fiesta, sea solo eso, una fiesta, sin que se altere el orden público por unos cuantos desadaptados. Cualquiera que gane, gana Bogotá.
La medida de no dejar entrar hinchada visitante, aunque ayuda a evitar desórdenes, no va con el fútbol, en España a los clásicos del Real Madrid y el Barcelona entran seguidores de los dos equipos, igual sucede en Inglaterra, Italia, Alemania, Francia, Portugal, los hinchas pueden ver sus jugadores de locales o a domicilio. ¿Será que allá sí son civilizados y acá no lo somos?, pues deberíamos comenzar a serlo.
La prensa también debe colaborar para que todo se viva en paz, sin hacer del micrófono, la cámara o el teclado un vehículo para incitar al conflicto y sin exasperar los ánimos. El fútbol es solo eso, fútbol, se pierde, se gana o se empata, y si se empata, pues a los disparos desde los 12 pasos y ya, (no penaltis como dicen equivocadamente algunos ‘genios’ del periodismo deportivo, el penalti es durante el juego).
Santa Fe vs Millos o Millos vs Santa Fe, como quieran, es la final esperada, pero que de por Dios, no se convierta en crónica de una tragedia anunciada.
A poner todos de nuestra parte, para que esta fiesta se viva en paz, y que no importa quién gane, se recuerde por el buen comportamiento de todos los que somos del fútbol, y los que no.
Ojo barras bravas, es la oportunidad de demostrar cuánto quieren a sus equipos, de quitarse ese lastre de bandidos, apoyemos a nuestro equipo con cantos, himnos, bailes, papel picado, banderas, pero sin armas, sin pólvora, sin bengalas, sin licor, sin droga, y sobre todo, sin odio.
Dos excelentes técnicos, dos excelentes equipos, y dos excelentes hinchadas, este miércoles y este domingo en el Templo del Fútbol de la 57.
¡Vamos, vamos, vamos Santa Fe!
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