El pasado 27 de octubre el Maestro Jimmy Salcedo cumplió 26 años de muerto, en su honor, publicamos esta crónica, de nuestro libro ‘Historias de Pacotilla’, próximo a salir al mercado.
Ese miércoles 17 de diciembre de 1986 estábamos editando el ‘Show de Jimmy’, yo era sonidista, y como ya era costumbre, terminaba sentándome en las máquinas de pulgada para finalizar el programa. La gente de DO RE Creativa Tv, empresa propiedad de Jimmy Salcedo, siempre pedía turno en Televideo los miércoles en la noche, para poder entrar el licor y ‘otras cositas’ sin ser molestados ni denunciados por el personal administrativo. Por esa razón, cuando los editores de turno, Robert Ramírez o el ‘paisita’ Castaño, se quedaban dormidos, dominados por el Brandy y por ‘otros polvitos mágicos’, me tocaba a mí, junto con el encargado de tráfico, a quien llamaremos ‘Pedrito’, para cuidar su honra, hacernos cargo de la edición, y como fuera, finiquitar el programa. Por eso aprendí a editar y a ‘ponchar’ tan pronto, porque como el sonido era lo primero que se metía, quedaba, como decimos los periodistas ‘cuchara’ (libre), y para no aburrirme, me sentaba en el switcher a ponchar las señales, o en el Generador de Caracteres a hacer los créditos, y ‘salvaba la patria’, cuando el editor comenzaba a hacer previos sin fin, no avanzaba en la edición, y el sueño lo desplomaba sobre el teclado de la Sony, víctima de esas ‘sustancias mágicas’. Cómo yo no le revolvía al Brandy, y nunca lo he hecho, pues era el más lúcido al amanecer, junto con Pedrito, quien era ‘Caballo’, (así se le dice en el medio a quien es abstemio y no consume nada de sustancias psicoactivas). A mí siempre me decía el ‘Culebro’ Casanova, con su acento opita, y quien hacía parte del elenco de la programadora: “Usted está jodido si no se da por las ñatas”.
Ese jueves ya, casi a las seis de la mañana, al insertar el último crédito del programa, le dije a Pedrito, encargado de llevar la cinta de pulgada: “Hermano, váyase ya para Inravisión, tómese un caldo para que se le quite el sueño, espere a que sean las nueve para que le reciban el programa y luego sí se va a acostar, acuérdese que si no lo lleva a tiempo no lo reciben y Jimmy lo mata”. Él asintió, se despidió, yo apagué todo el master, desperté a los enrumbados y nos fuimos, cada uno para su casa. Ese día, como cosa rara, no rematamos en ‘Congas’, lugar donde amanecíamos y seguíamos ‘rumbiando’ después de editar el Show de Jimmy. La razón, se nos había alargado la edición.
Desperté, casi a las dos de la tarde, sin afán, pues ese día descansaba. (Lo había cuadrado siempre así para poder enrumbarme el día anterior con los de la programadora, después de la edición, y disfrutar del programa al aire, a las 8 de la noche, el jueves).
Me fui a Do RE Creativa Tv a cobrar mi sobresueldo, pues Televideo me pagaba por nómina, pero tenía un ingreso adicional con Jimmy, que me bonificaba por hacer el sonido del programa en edición, pero también por terminar de editar, en caso que fuera necesario, todos los jueves.
Cuando llegué a la sede de la programadora, pasé la recepción sin anunciarme, pues era parte de la casa, y en el momento en que iba a subir las escaleras para llegar a la oficina de Jimmy, el encargado de tráfico, ‘Pedrito’, rodaba por ellas desde el piso más alto hasta mis pies, luego que Jimmy lo bajara literalmente a patadas. Yo no tenía idea qué había pasado, pero lo imaginé. A la fija ‘Pedrito’ llevó tarde el programa a Inravisión y no lo recibieron. Me acerqué a la recepcionista, y sin dejar que le preguntara, me preguntó, “¿Giovanni, a qué hora terminaron de editar?”, “A las seis de la mañana, ¿por qué?”, le respondí. Pues este tonto, (señalando a ‘Pedrito’ quien hasta ahora se levantaba del piso), se fue a acostar, se despertó a las dos de la tarde, y obviamente no le recibieron el programa en Inravisión porque lo llevó a las tres, y la hora de entrega, con libretos de pauta, era por tarde a las diez de la mañana. Nos van a multar, vamos a perder la pauta y no van a emitir el programa.
Hubo un largo silencio y de pronto se escuchó el grito de Jimmy desde su oficina: “Suba Giovanni”.
Ya en su oficina le expliqué: “Terminamos al amanecer, se nos alargó la edición, nos demoramos un poco por los sketches de humor y la musicalización. Yo le advertí a ‘Pedrito’ que se fuera de una para Inravisión, esperara, lo entregara, y luego sí se fuera dormir, pero veo que no lo hizo así…”.
Jimmy interrumpió: “¿Y Villalón, y Cifuentes, y el ‘Culebro’ se quedaron hasta esa hora?”. Yo no podía decirle que se habían quedado dormidos por los excesos del brandy y de esos ‘polvitos mágicos’. A Jimmy le gustaba la rumba, pero después del trabajo, no durante. Pensé rápido una respuesta para cubrirlos y le dije: “Ellos se fueron como a las tres porque hoy tenían que grabar unos sketches, (lo cual era mentira), yo me quedé con el ‘paisita’ Castaño y con ‘Pedrito’ y terminamos el programa”. Jimmy me escuchaba, mientras leía el periódico, y me dijo: “Ya sé que hacer Giova”.
Al caer la noche me fui de la programadora rumbo a mi casa, triste porque sabía lo grave de no ser emitido el Show, el saber que ‘Pedrito’ había perdido su empleo, no sabía si hacía bien cubriendo los excesos del ‘Culebro’ Casanova, Cifuentes y Villalón, que siempre dejaban el programa a medio terminar, y que en algún momento, como ocurrió después, Pacho, el dueño de Televideo, se iba a dar cuenta que esas noches de edición eran también de rumba.
Cuando llegué a mi cabañita alquilada, en el patio de una inmensa mansión del barrio Palermo, luego de irme a pie desde la programadora, encendí el televisor a las 8 de la noche, para ver qué programa iban a emitir en reemplazo del ‘Show de Jimmy’, y para mi sorpresa, apareció Jimmy, sin cabezote de presentación ni nada, con smoking negro, de luto, diciendo: “El Show de Jimmy se solidariza con el luto que vive Colombia luego del asesinato la noche de ayer del director de EL ESPECTADOR, el periodista Guillermo Cano, y por eso no emitirá el Show. El próximo jueves regresará de nuevo el programa”. Quedé perplejo. “Increíble como salió Jimmy de esa y quedó como un héroe nacional”, celebré.
Yo, siendo estudiante de tercer semestre de periodismo de INPAHU, y que me leía todos los periódicos físicos desde las seis de la mañana, (en ese entonces no había internet), ese día estaba ‘chiviado’, no los había ni hojeado, no sabía de la muerte de don Guillermo Cano ordenada por Pablo Escobar la noche anterior. Era la época en la que el narcotráfico tenía asolada a Colombia.
Jimmy era un ser tan talentoso, práctico, inteligente, recursivo y convincente, y así lo demostró al salir de ese atolladero. Trabajar con él era muy gratificante, al margen de sus histerias y de sus ‘salidas de chiros’, se aprendía mucho, era muy generoso con sus empleados, la programadora tenía todo y todos disfrutaban de ella. Yo, como todos los ‘freelance’, ganábamos más y éramos muy bien tratados. A él le gustaba bonificarnos bien porque sabía que, por ser parte de otras empresas reconocidas, como Televideo, podríamos aportar mucho a la suya.
La rumba con él, eso sí después del trabajo, era lo mejor, íbamos a ‘Congas’ en el norte de Bogotá, luego de grabar el programa, y la pasábamos genial. (Cuando teníamos edición, él no ‘rumbiaba’ con nosotros, por supuesto). Luego rematábamos en su apartamento, donde el bar era del tamaño de su clóset y en el cual había camisas, pantalones y zapatos para no repetir ningún día del año.
En la farra él pagaba todo.
Y hablando de todo, con Jimmy nos pasaba de todo, una vez en San Andrés, un fin de semana, grabando con las ‘Supernotas’, (bailarinas del programa), y con el elenco técnico y creativo, unos sketches de humor, se nos volcó la lancha en la que íbamos para ‘Yonikí’, y cayeron al mar dos cámaras. Cuando dos buzos las recuperaron llenas de sal, inservibles, yo llamé desde Telecom a Pacho, (dueño de Televideo y de las cámaras), en ese tiempo no había celulares, y temblando de miedo y pensando que hasta ahí llegaba mi trabajo al contarle, él me contestó con su acento paisa: “No se preocupe Giovanni, que el seguro nos las paga el lunes y cambiamos esas de tubo que se ahogaron por la CCD de chip”.
El 30 de octubre de 1989 Jimmy fue encontrado inconsciente en su residencia, donde pasamos felices momentos, y desde entonces enfermó. Se retiró de la televisión en enero de 1990.
Seis años después de no haber emitido esa noche el ‘Show de Jimmy’, por ‘solidarizarnos con el luto nacional’, estando yo en Telepacífico, en Cali, no me hallé para la muerte de Jimmy, ni para lo que sería su última rumba, pero prefiero recordarlo como lo conocí, y no como me dicen, los pocos que estaban con él, en esas tristes condiciones, antes de fallecer. Al final de sus días, quienes éramos sus amigos, estábamos lejos. Ese 27 de octubre de 1992.
Gonzalo Villalón, productor chileno del programa, Jairo Cifuentes, también productor, Mauricio Luque, camarógrafo, Hernando el ‘Culebro’ Casanova, actor y director de los sketches de humor, Willy Newbal, músico y director musical de ‘La Onda Tres’ y del grupo ‘Contraste’, orquesta del Show, Claudio, actor y cantante de dicha orquesta, y todos quienes trabajamos en el ‘Show y de Jimmy’ y en ‘Donde nacen las canciones’, éramos, además de sus amigos y empleados, también sus compañeros de farra. Siempre lo recordaremos con el estribillo de su canción con la que iniciaba el programa, todos los jueves a las 8 de la noche:
“Hola amigos, bienvenidos a la hora con más música, somos felices porque sabemos que cada semana usted nos ve, todo está listo, los artistas, están preparados para divertir, con la imaginación, y otras cositas, ganaremos su atención, música, más música, es lo que tenemos, en el ‘Show de Jimmy’”
Eso sí era hacer televisión, Jimmy. Lo que hacen ahora los canales nacionales, dizque ‘privados’, deja mucho que desear. Tú eras un visionario, Jimmy. Naciste en otra época. Caracol Televisión y RCN TV son tan cortos de creatividad, y tan buenos para copiar, que no demoran en hacer un remake de tu programa con César Escola, Marcelo Cezán, Tulio Zuluaga o Pipe Bueno.
De seguro Jimmy, está en el cielo gozando, como buen barranquillero, y cantando, en ‘Cante, aunque no cante’, ‘Yo tengo ya la casita’, con Pachequito, uno de sus mejores amigos, haciendo sketches con el ‘Culebro’ Cansanova, como le decía el mismo Jimmy, esperando a la gente de su grupo ‘La Onda Tres’, a los ‘Recochanboys’, y armando uno que otro ‘Mano a Mano Musical’.
“Jimmy, hace 26 años, un 27 de octubre, tu piano quedó solo acá en la tierra, pero te prometo subirlo cuando yo muera”.
Les dejo el link del Cabezote:
Y hablando del Maestro Jimmy, un ser tan generoso, no se olviden amigos lectores de nuestras obras sociales:
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