Lo dijimos cuando se posesionó (Lea: El nuevo Fiscal General, lo peor que le pudo pasar a la Nación), y lastimosamente teníamos razón.
Néstor Humberto Martínez Neira no tiene el talante para ser Fiscal de la Nación, y no nos vamos a referir a ninguno de los casos que la opinión pública ya conoce y en los cuales su comportamiento deja dudas, solo diremos que ¨uno debe ser y parecer¨, y este abogado litigante, que encarna la puerta giratoria, no es la persona que deba ocupar un cargo de semejante dignidad, como es ser quien comande las directrices de la Fiscalía.
El solo escucharlo el pasado miércoles en la W Radio nos produjo nauseas. Maneja los medios de forma astuta y torea hábilmente las preguntas incómodas que le puedan formular, sin embargo, lo que pasa es que en estas épocas ¨la gente ya no traga entero¨, los oyentes, lectores y televidentes se informan, investigan, tienen criterio y ¨no se les puede meter el dedo a la boca¨.
Ahora bien, esos audios que develó Noticias 1 y que presentaban al entonces abogado -y hoy Fiscal- con un lenguaje grotesco, eran motivo suficiente para que presentara su renuncia. Al menos en otro país así habría sido.
Néstor Humberto Martínez llegó a ese cargo sin cumplir los requisitos mínimos, no es especialista en derecho penal, pasa del sector privado al público y viceversa como ¨Pedro por su casa¨, y a él se le debe que no tengamos un tercer canal de televisión por su labor como abogado de los canales privados.
El hoy Fiscal encarna el neoliberalismo y representa una «justicia selectiva». Sus investigaciones no se pueden medir con el mismo rasero, su celeridad tampoco, y tiene tantos impedimentos que nunca debió aceptar el cargo ni pujar por él. No es funcionario independiente, eso no se lo cree nadie, por eso no se le debería permitir a los abogados litigantes que aspiren y/o lleguen a cargos como Fiscal General, Procurador y Contralor. ¿Qué garantía tienen los investigados y acusados por un Fiscal que ha demostrado tener rabo de paja?
Y la culpa no es ni siquiera de él, es del sistema de elección de Fiscal, que es sin duda un acto político. Se hizo una ‘convocatoria’ nacional a la que muchos -con excelentes Hojas de Vida- asistieron, pero en la que resultó elegido a dedo este señor. Y lo que mal empieza mal, termina peor.
Los colombianos merecemos un Fiscal impoluto. A estos funcionarios se les debe revisar su hoja de vida desde que ingresaron al Jardín Infantil, no se les puede admitir una sola tacha, igual a Magistrados, Jueces, y otros funcionarios públicos de ese nivel. Por eso, lo mejor que puede hacer Néstor Humberto Martínez es renunciar, porque a fin de cuentas ¿Si no debe nada, a qué le teme?
Y no se olviden amigos lectores de nuestras obras sociales:
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giovanniagudelomancera
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