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Había dejado de escribir por un tiempito, ya que la última parte del viaje vino cargada de visitas más cortas a más destinos. El viaje para mí, físicamente, ha concluído, pero a través de estas historias que escribo para ustedes vuelvo a recorrer las calles de los lugares a los que fui, y vuelvo a viajar.

Después de dos semanas en Tailandia, llegué a Hong Kong, otra particular ciudad asiática. Como no es de extrañar, Hong Kong fue una de las colonias británicas más importantes, hasta su devolución a la República Popular China en 1997, debido a la finalización del acuerdo o contrato, creado a partir de la Guerra del Opio. Aún después de que China recuperó el control de este territorio, Hong Kong se maneja con sus propias reglas, considerada como Región Administrativa Especial de la República Popular China. 

Nosotros los colombianos no necesitamos visa para ir a Hong Kong, pero sí para ir a Shanghai (próximo post) o cualquier otra ciudad que esté dentro del territorio chino propiamente. Habiendo sido dominada por los británicos por tanto tiempo, en Hong Kong también se maneja por el lado derecho (como en Singapur y Bangkok), el inglés es uno de los idiomas oficiales y el chino oficial es el Cantonés, no el Mandarín. 
Cuando el contrato con los británicos venció, la gente tuvo miedo del gobierno chino, de quedarse sin nacionalidad y perder sus propiedades, y por ello, muchos vendieron sus pertenencias y emigraron a otros lugares. Hoy en día es común, al menos en las grandes ciudades, encontrar Chinatown o Barrios Chino, donde encuentras cualquier cantidad de cosas inútiles hechas en china a precios súper bajos. 
Hong Kong es de color gris con azul, rápida, caótica, sobrepoblada, con gente tosiendo en las calles sin taparse la boca, letreros de neón en cada edificio, como un Times Square hecho ciudad, e inglés y chino peleando por prevalecer en cada señal. Bombardeo de avisos, gente gritando, olores, comida callejera, turistas, mujeres lindas, autos a toda velocidad y puentes peatonales. 
Para los peatones es fácil caminar en la ciudad, puesto que aunque los andenes son angostos, casi todas las calles están conectadas por pasadizos aéreos, es decir, como puentes exclusivamente peatonales que conectan calles y edificios. Las primeras veces no entendía cómo había terminado en una calle opuesta a la dirección a la que quería ir. Después me di cuenta que dentro de los puentes están los nombres de las calles y las salidas y si te pasas, terminas en cualquier parte, tal como una autopista. Es fácil manejarse en Hong Kong una vez te has perdido y encontrado. Cuando caminas por las calles y te sales de las vías principales, te puedes encontrar con un mundo diferente, lleno de gente vendiendo cosas en las angostas calles, oferta, demanda, rebajas en medio del caos, las luces, el tumulto, tratando de hacerte paso para caminar, tropezar con todo el que se para en medio de la vía a hablar por teléfono o el que va delante de ti se da media vuelta inesperadamente y te lleva por delante. Pero cuando sales de estas segundas calles y vuelves a las principales, es como si te transportaras a otra dimensión. Todavía hay tumulto (nunca se va), pero ese caos reinante, pero divertido, desaparece y solo te queda la ansiedad de la prisa. 
Por las calles, difícilmente encuentras un edificio más pequeño que de cuatro pisos, y casas ni hablar. A las afueras de la ciudad es diferente, pero en las islas la arquitectura es vertical y es considerada como una de las más densas del mundo, al lado de Nueva York, por ejemplo. Los adjetivos moderna y limpia comparten esquina con sucia y caótica. Esta parece ser una tendencia en el sudeste asiático. 
Hong Kong es uno de los puertos más grande de Asia, por lo cual, las importaciones, cargamentos, negocios y, en general, el desarrollo, principalmente de China con el resto del mundo, pasan por ahí. Por eso es considerada como una de las capitales económicas más importantes y también una de las ciudades más costosas para vivir. La moneda china es el Yuan, pero en HK se utiliza el Hong Kong Dollar. Sin embargo, como en Singapur, el servicio de trenes y servicios públicos no es costoso y además puedes encontrar puestos por la calle de comida muy económica. 
Después de Hong Kong, viajé a Shanghai y este es el último tramo en el sudéste asiático, antes de pasar a Europa. Por cuestiones de visa y tiempo, no pude ir a Vietnam, Laos y Cambodia, que también estaban en mi lista, pero en el futuro volveré y escribiré al respecto. Mientras tanto, aquí les dejo algunas fotos de Hong Kong.

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