¿Atacar el arte le está funcionando a los ambientalistas?

Hemos visto ataques de activistas ambientales en los últimos años hacia pinturas de artistas como Monet, Da Vinci, Van Gogh, entre otros, en aras de hacer una crítica directa a la crisis climática.

Diferentes pintores a lo largo del mundo como por ejemplo, Tetsuya Ishida, han criticado fuertemente el capitalismo en sus obras, el consumismo, y todo lo que se considera que ha exacerbado la crisis climática.

En el año 2022 hubo aproximadamente 38 ataques a obras de arte en diferentes partes del mundo, ocasionadas por activistas como Just Stop Oil entre otros (The Guardian, 2024).

Los mismos activistas que han detenido el tráfico en las calles de Londres y han desatado huelgas de hambre para ser escuchados.

Sin embargo, expertos en la crisis del cambio climático, analizan estos mecanismos para concluir que el efecto ha sido el opuesto.

Pero un momento, antes de llegar a ese punto hablemos del porqué de la estrategia.

Que existe una crisis ambiental la hay. Y tengo la certeza que en algún momento cuando lamentablemente nuestro Planeta comience a ser inhabitable, si es que llegamos a ese punto que espero no sea así, le daremos la razón a tantos que han salido a protestar y que incluso han sido detenidos por las autoridades para silenciar su discurso.

Como, por ejemplo, Greta Thunberg.

El discurso se basa en criticar el trato que le hemos dado los seres humanos al arte, a las grandes obras arquitectónicas y por supuesto a toda la historia que recaen sobre estas, en una medida desproporcionada en comparación a la que le otorgamos al Planeta.

Las latas de comida que son arrojadas simbolizan la crítica al desabastecimiento de alimentos que habrá una vez el Planeta ya no pueda proveernos de más recursos para satisfacer nuestras necesidades básicas.

Ahora bien, los expertos establecen que los activistas están en un proceso de reinventar su discurso ya que contrario a lo que se creía, las encuestas arrojan que se ha politizado y polarizado aún más la conversación e incluso, son más las personas que se han desincentivado a apoyar a los ambientalistas.

Y es que a pesar de que la intención sea despertar a los Gobiernos frente al cambio climático y todo lo que este fenómeno ha generado, el efecto no se ha logrado porque los titulares lo reducen a un vandalismo inconcebible.

Es por esto por lo que, académicos como Michael Mann se han manifestado en contra de estos eventos, ya que afirman que sus esfuerzos como investigadores se sienten quebrantados ante lo que puede considerarse como actos irracionales que desmotivan, desinteresan y vuelve al público incrédulo ante la crisis global (Time, 2022).

Y tiene un punto, la estrategia debe cambiar porque se necesita que la opinión pública esté del lado que se busca defender y no del otro.

Pero, ¿cuál va a ser esa nueva forma de comunicar el mensaje? De seguro habrán muchas otras formas de hacerlo creativamente y apuntando “el dardo” a la dirección correcta.

Sí necesitamos cada vez más personas que divulguen el mensaje de proteger nuestros ecosistemas, fauna, y flora alrededor del mundo porque la educación es parte de la solución a este complejo problema.

Pero hacerlo a través de actos que así no dañen las pinturas originales de estos célebres artistas, no creo que sea el camino.

De hecho, en la investigación frente al tema, mencionan casos muy interesantes de éxitos como los de Nan Goldin, que se atrevieron a ir directamente a la fuente del problema, en este caso hacia una farmacéutica reconocida a nivel mundial y a todas las entidades y museos que apoyaban la familia detrás de, para hacerse escuchar y generar cambios radicales con el apoyo del público.

Y para ustedes, ¿Cuál debería ser esa nueva estrategia de los ambientalistas?