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«Me acabo de dar cuenta de que le he preguntado a un europeo desconocido qué saber de mí, qué sabe de nosotros. Y lo peor es que cree saberlo, lo peor es que me ha contestado».

Me parece que ese fragmento sintetiza el sentido de la novela Huaco retrato, de la escritora peruana Gabriela Wiener. Es una historia atravesada por la búsqueda de las formas de la identidad y provocada por un duelo: la pérdida del padre de la protagonista, también llamada Gabriela Wiener. Ella, en la indagación por la vida de su padre (cuando la intimidad del fallecido ya no existe), por extensión escarba en el apellido y en el hombre que lo llevó a Perú: Charles Wiener, su tatarabuelo. Mientras la familia lo considera un motivo de orgullo por sus exploraciones científicas en el siglo XIX, mediante las que casi descubre Machu Picchu, Gabriela lo percibe como el artífice de un saqueo internacional, un huaquero que cruzó fronteras con el beneplácito de la ciencia de la época.

La indagaciones de la protagonista, a veces un tanto arrebatadas, se convierten en espejos: ella se empieza a ver reflejada en su padre, en su tatarabuelo y no se siente satisfecha con la imagen que recibe de vuelta. A su vez se pregunta por las mujeres de la familia, de las que no hay tanta información como del patriarca huidizo. Este se fue de Perú con las piezas precolombinas y sin atender la descendencia que quedaba a su paso.

Producto de las investigaciones autónomas, Gabriela llega a académicos europeos contemporáneos, estudiosos de la vida y obra de Charles Wiener. En una representación a escala de las dinámicas coloniales, estos le sugieren saber más que ella de su familia, de la misma manera que en España, país en el que reside, le recuerdan lo lejos que América Latina está de la península. Lo decolonial —o la búsqueda de tal cosa— permea su vida íntima, su retrato del deseo y del placer, su apropiación del poliamor como estructura escogida para habitar un hogar.

Ahora bien, hablando de la forma de la obra, el libro consta de dos partes y de capítulos cortos. Algunos de estos tienen una naturaleza ensayística, otros una intimista, epistolar y hasta poética. La prosa es cálida e irreverente. La narración es un tejido complejo e innovador que, como el huaco retrato de la portada (edición en español), hace las veces de metáfora para la variedad de reflexiones que surgen de excavar la historia —familiar y continental— al mejor estilo de otras misiones arqueológicas.

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