Albert Einstein decía: “La crisis es la mejor bendición que puede sucederle a las personas y países, porque la crisis trae progresos, la creatividad nace de la angustia como el día de la noche oscura”. Palabras muy sabias, pero siendo sinceros, la gran mayoría de las personas preferiría vivir sin tener una sola crisis por resolver y queda demostrado cuando el estado de “crisis” lo perpetuamos por años, y no nos damos cuenta que hemos convertido ese momento que debería ser un impulsor, algo así como un detonante del cambio que necesitamos, en un estado permanente y una forma de vida. 

No importa si se trata de una crisis personal o profesional, la oportunidad de cambio está ahí, no afuera, sino dentro de nosotros mismos. Por eso, y con base en mi propia experiencia, – no se crean, también he sido mi propio conejito de indias-, y lo que he observado a mi alrededor como observadora casual o como coach, he elegido las 10 principales razones por las cuales ese estado de “no quiero esto pero ¿Qué hago?”, se instala más de lo aconsejado.

1. Esto no es culpa mía. En la vida todo es causa y efecto. Hay algo dentro de mí que generó lo que hoy estoy viviendo. O he permitido a otros tener poder sobre mis emociones, o no he tenido el valor de decir BASTA y tomar una decisión. No se trata de culpas ni de responder por los actos de otros, sino de responsabilizarme y tomar nuevamente el control de mi propio poder para cambiar lo que no quiero y dejar de mirar las responsabilidades de otros, ellos se harán cargo de lo que les compete. 

2.Mañana lo resuelvo. Postergar la toma de decisiones es una forma de ignorar lo que ocurre, que igual no va a desaparecer. 

3.No quiero volver a fracasar. El fracaso como el éxito son interpretaciones de resultados. Algo que no me salió bien puedo tomarlo como un fracaso o como un aprendizaje, pero esto último lo logro cuando identifico el punto de quiebre y lo corrijo.

4.No puedo dejar los hábitos que no me ayudan. ¿Cómo lograr resultados diferentes haciendo siempre lo mismo? Este es uno de los significados de la palabra locura. A lo que yo le agregaría ¿Cómo lograr resultados diferentes, PENSANDO siempre lo mismo? Einstein también lo dijo: “No podemos resolver problemas pensando de la misma manera que cuando los creamos”. ¿De verdad habrás hecho todo lo necesario?¿Qué te faltaría por ver? 

5.Siempre he sido “tan de malas”. Una vez “de malas” está bien, dos… bueno… pero “siempre”. No hay “tan de malas”, hay conformismo y pereza de buscar alternativas, porque hacerlo nos obliga a movernos un poquito más de lo tradicional, a salirnos del contexto en el que hemos vivido, a admitir que no hemos dado todo lo que podemos dar.

6.Estoy tan deprimid@ que no puedo pensar en nada. Es absolutamente cierto que nuestras emociones influyen directamente en nuestro pensamiento, nuestro cuerpo y nuestras acciones. Pero también lo es que nosotros podemos gestionarlas, controlarlas. No se trata de reprimir mi tristeza o enojo o no reconocerla. Las emociones son como lucesitas que nos avisan que el aceite del auto se está acabando, no podemos ignorarlas, pero tampoco quedarnos en ella porque comenzamos a instalar un estado de ánimo nocivo a la toma de decisiones.

7.Tengo miedo de no salir adelante. El temor es una emoción que lleva a la parálisis si se instala en nosotros. Es admitir que la situación que tenemos en frente es mayor que nuestra capacidad para afrontarla. Por eso, lo primero que debo hacer es mirar dentro mío y recuperar todo aquello que me sirva para enfrentar lo que vivo. Amor propio, confianza en mis propias capacidades y en aquello que yo se que puedo hacer bien. Aquí cabe hacer algún tipo de acción de autoconocimiento como un DOFA personal. 

8.Esto no es tan malo como parece y algún día se va a solucionar. Con esa frase he visto personas que llevan años en el mismo trabajo ganando menos de lo que gastan y quejándose cada día de su vida, a mujeres u hombres en relaciones tóxicas y a empresarios que ignoran estados de ánimo y conversaciones en sus organizaciones que están bloqueando su productividad y los llevan inevitablemente a crisis aún más profundas. 

9.Estoy confundid@ y prefiero quedarme quieto. El caos precede al orden. Y es normal que cuando se avanza en cambios, y entre más profundos sean mayor se sentirá esto, se sientan momentos de confusión, de querer quedarse mejor como se está así ya hayamos tomado la decisión de ir hacia otra dirección, porque hay algo dentro de nosotros, un instinto de supervivencia básico que nos jalará a quedarnos en lo seguro.

10.Ya estoy viej@ para volver a empezar. Pasados los 40 esa frase comienza a rondar en nuestra cabeza. El impetú de los 20, o los 30 como que va bajando y vemos un calendario futuro menos abultado. El tema es ¿Quién nos dice que no viviremos 40 años más?, claro dirán otros “igual te puedes ir mañana” y claro, pero y si nos conceden 40 años más, 30, 20.. ¿quiero continuar viviendo como vivo hoy?

Seguramente se me quedaron otras entre el tintero. Lo más importante es que identifiques si te estás diciendo alguna, algunas o todas y te preguntes ¿Qué costo estoy pagando por decírmelas? (deterioro en la salud, escasez financiera, soledad) o ¿Qué costo está pagando mi familia, mi organización?

Respira, tomate un tiempo contigo mismo y revisa que herramientas tienes dentro de ti o tu organización para salir adelante (habilidades, competencias, recursos, etc) y declara lo que si quieres, una vez tengas el QUE, seguro que los COMO empezarán a llegar.

 

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