En una de las sesiones de un proceso de coaching de equipo (virtual) que realicé hace algún tiempo, el grupo logró avanzar en un tema que no solo venía impactando negativamente su efectividad sino que ya estaba afectando directamente las relaciones. Ellos iniciaron bautizándolo como «mala comunicación», pero al profundizar en la conversación resultó que no era «la mala comunicación» sino algunos hábitos en los canales escritos que se acentuaron en épocas de teletrabajo.
¿Cuáles eran esos hábitos? Mensajes por correo que nunca son respondidos, «ni siquiera para decir gracias, recibido» (entrecomilladas algunas de los participantes del proceso) o que ignoraban cualquier muestra de urbanidad «es que empiezan a escribir sin un buen día o aunque sea hola», asuntos o frases en el texto del mail todas en mayúsculas «siento como que me estuvieran gritando» , y para rematar mensajes «en visto» en wap que reciben respuesta varias horas después. Y esto no solo entre los miembros del equipo, el líder no se quedaba atrás.
Llevo más de tres décadas en el mundo de la comunicación, primero como periodista, luego como comunicadora estratégica organizacional y finalmente como escritora y coach, y si hay algo que puedo decir con certeza es que cuando hablamos de comunicación, hablamos de la base de nuestra vida. Y también que cuando aparecen situaciones como las que estoy trayendo hoy en este artículo, los emisores del mensaje solo se están fijando en qué quieren decir, a quién y por dónde.
¿Saben qué se les está olvidando contemplar? El para qué, el cómo -estos dos últimos son influencia maravillosa del coaching- y quién estoy siendo cuando comunico (desde qué emoción escribo, qué estoy transmitiendo de mí) y cómo estoy cuidando a mi receptor.
Cómo pueden ver, las primeras pueden partir de las 5Ws básicas del periodismo, simple, elemental, pero las dos últimas llevan la mirada hacia mi responsabilidad en ese mensaje, lo que le inyecto de mí y lo que genero en el otro. Así que cuando llegó el momento en ese equipo de entrar a mirar estos dos aspectos todo cambió, las conversaciones se hicieron más comprometidas, menos acusadoras, y solo en ese momento pudieron avanzar para generar acuerdos entre ellos, los cuales puedo decir felizmente que se están cumpliendo.
Los canales escritos como chats y correos electrónicos son generalmente las niñas olvidadas de la fiesta, y resulta que son caldos de cultivo de insatisfacciones e inefectividades. ¡No las descuidemos!
Esa es mi forma de abordar la comunicación. Y los invito para que también la aborden así, los resultados son como nos gusta: rápidos, efectivos y permanentes.
Y si quieren profundizar un tris más, les comparto el link donde encuentran un ebook corto y práctico que escribí hace algunos años sobre el tema, se llama El arte de escribir mails y chatear en Amazon.
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Soy Master Coach Ontológica Profesional Acreditada. Mi pasiones son la escritura, el coaching y la formación organizacional en habilidades de coaching, competencias conversacionales, comunicación en todas sus formas (oral, escrita, estratégica) y los juegos para el aprendizaje (modalidad virtual). Te invito a conocer cómo puedo apoyarte a ti o a tu empresa en el desarrollo de competencias de comunicación y liderazgo. Contacto: contacto@facilitarclic.com o en el Whatsapp +57 315 4786927
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