Dime cómo anda tu autoestima y te diré qué tan exitoso serás. Si encuentras un anillo de oro macizo y se lo llevas al carnicero para que te diga cuánto vale, podría ofrecerte 10 kilos de carne, y si se lo llevas a un joyero podría sorprenderte con una oferta de 10.000 dólares. ¿Qué hizo la diferencia en el valor? El ojo que lo valuaba.
¿Cuántas veces hemos entregado a otros el poder de decidir nuestra propia valía? “Si me dejas me muero” “Sin ti no valgo nada” y tantas otras frases que a fuerza de escucharlas en canciones, amigos, conocidos, nos recuerdan lo subvaluada que hoy por hoy está eso que llaman autoestima. Y mis amigos, la verdad sea dicha, la autoestima no solo es algo que se encuentra en los libros de superación personal e impacta las relaciones sentimentales. La autoestima la podemos definir como el conjunto de creencias (limitantes o desarrolladoras) y valores (virtuosos o viciosos) que cada uno de nosotros tiene acerca de quienes somos, nuestras capacidades, habilidades, recursos y potencialidades, pasadas, presentes y futuras, las cuales nos han conducido hasta hoy y nos llevarán hasta donde creamos que se puede.
No existe una realidad, existen realidades acorde con los filtros que colocamos para verlas. ¿No te has encontrado con personas que admiras por alguna virtud o habilidad en particular pero cuando hablas con ellas ni siquiera se habían dado cuenta de eso que despertó tu admiración?¿No te ha pasado a ti? Pero bueno, y esto ¿Qué tiene que ver con el concepto de éxito o el liderazgo o los negocios? Todo. La imagen y la estima que tengamos de nosotros mismos son directamente proporcionales a nuestras posibilidades de avanzar de forma certera en los ámbitos en los que nos movemos.
Lo anterior se deriva de que siempre existe un nivel de riesgo y, por ejemplo, una persona con baja autoestima no los va a asumir, siempre va a ubicarse en el lugar más seguro y menos visible, porque no es que no confíe en la tarea o la idea, no confía en sí misma, en sus capacidades para sacarla adelante y, peor aún, tiene un muy bajo nivel de tolerancia al error. Desde ese espacio, un líder podría refugiarse en actitudes autoritarias y poco dispuesto al feedback.
Una persona con una autoestima en un nivel equilibrado– acordémonos que todo extremo es nocivo – no tiene aversión al riesgo, lo respeta, lo analiza, lo cubre, lo prevé, y su interpretación del error no será seguramente el concepto de fracaso, sino el de una forma de no volver a hacer lo que hizo e incluir una mejora. Y ni qué decir de un líder en donde el riesgo implica otro de los pilares de la autoestima y es la autorresponsabilidad para consigo mismo y los miembros de sus equipos. Por eso es fundamental la confianza en sus habilidades y la apertura a descubrirse permanentemente en espacios de mejora.
A lo anterior se suman factores que son fundamentales a la hora de avanzar en lo profesional y que también estarán marcados por el alcance de la autoestima, como son la toma de decisiones y responsabilidad sobre lo que ellas generen, resistencia o flexibilidad al cambio, calidad de relaciones con clientes, empleados o proveedores, creatividad para abordar una situación, el producto o el mercado, mayor capacidad para trabajar en equipo, entre otros.
¿Qué podemos hacer si tenemos una autoestima baja a la hora de pensar en un negocio o en el área laboral? Revisar en qué estamos dudando de nosotros mismos, no es igual si no confío en mí porque soy tímido así es porque nunca he entrado en un campo en particular, porque en el primero de los casos puedo llevar a cabo una terapia con un psicólogo o un proceso de coaching mientras que en el segundo debo formarme en aquella área sobre la cual siento que necesito fortalecerme desde el espacio del conocimiento.
No te quedes en la comparación de lo que CREES que eres con lo que DEBERIAS ser, porque eso siempre nos da una imagen irreal de nosotros mismos. En la adversidad es donde se forja el carácter y por eso conviene asumir cada tropiezo como un reto personal para mejorar. ¿A quién ves en el espejo cada mañana?¿A quién quieres que vean tus futuros clientes, tu familia, tus socios, tus compañeros de trabajo?
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