«El aspecto físico no importa». De los mismos creadores del «dinero no lo es todo», lo importante es lo de adentro, todos somos iguales, y la voz del pueblo es la voz de Dios.
A menor desarrollo intelectual, mayor relevancia le otorga una persona al aspecto físico de su potencial pareja.
¿Alguna tesis científica que corrobore o avale esta afirmación?
Ninguna. Estudios científicos, por el contrario, sugieren que, tal y como acontece en el reino animal, al momento de elegir pareja, o un alguien, simplemente, con quien tener relaciones sexuales, inconsciente e instintivamente – como nos afecta el ego este ultimo término- , hombres y mujeres buscamos en el otro rasgos físicos que nos permitan asegurar genes de optima calidad y una excelente descendencia. Como quien dice, alguien físicamente atractivo. Pero oídos sordos a esto y, sin adentrar en lógicas, crédito total a la otra tesis, la de los actores, actrices, modelos, reinas y presentadoras de televisión, gestores de un discurso que toda una sociedad asumió como propio.
El razonamiento es sencillo, si yo me fijo en el físico soy bruto, si no, inteligente, por consiguiente, yo digo que no me fijo en el físico, y soy brillante.
«Lo que mas me importa a mi de un hombre es que sea inteligente», desde muy pequeño escuché que respondían, y aún siguen respondiendo, reinas, modelos y actrices de televisión. Lo que mas me importa a mi de un hombre es que sea inteligente… apunté, de niño, muy juicioso, en un cuadernito de notas. Anhelando alcanzar, en un futuro no muy lejano, una media sexual exitosa, obvio, no a cualquier precio, el alto promedio soñado, aspiraba a lograrlo, Dios mediante, bajo las sábanas de mujeres hermosas.
Y aunque me porté juicioso en el colegio, leí todos los libros que me mandó el profesor, y me inscribí en cuanto curso ofertaban, a medida que pasaron y pasaron los años llegué a dos conclusiones irrebatibles: Primera: No importa cuanto estudiemos, los tipos feos y sin plata, somos unos completos asnos. Segunda: A juzgar por la cantidad y calidad de hembras que terminaron enredadas con ellos, solo me resta una cosa por decir, los traquetos son unos genios. El coeficiente intelectual de un man de esos debe estar por allá en 200. Einstein, Newton, tenían síndrome de Down al lado de estos caballeros. Ahora entiendo, no era a farrear, a meter perico, o a satisfacerles fantasías sexuales a lo que realmente iban estas mujeres a sus mansiones, era a las reuniones oficiales de MENSA Colombia.
«Lo que mas me importa a mi de un hombre es que tenga sentido del humor, que sea honesto, sensible y trabajador». De nuevo afirman las reinas y modelos.
Bajo esa premisa me permito concluir, primero, no hay un solo albañil chistoso en los 2. 070. 408 km2 de superficie que tiene este país.
Segundo: Los narcos son sin duda los mejores humoristas que tiene este país, y si a mayor sensibilidad mayor la cantidad y calidad de hembras con las que uno se acuesta, ¿cuáles matones?, esos manes lo que son es unas nenitas lloronas.
Tercero: Asombroso. No son necesarios test, basta que una mujer observe a un hombre de arriba a abajo cuando este la invita a bailar para le establezca un cálculo exacto de su CI (Coeficiente Intelectual). A juzgar por aquellos a los que les dicen no, la relación que ellas hacen entre hombre falto de pinta – hombre bestia, es rotunda.
Surge un interrogante ¿O sus corazones son duros como la piedra, o son de los más deshonestos? De otra forma, no me explico porqué jamás, en todos estos años de vida, he visto a una sola top model, o a una sola reina nacional de la belleza rumbeándose con un guachiro. A como camellan esos jediondos. Doce horas al día, vacaciones no sé cada cuántos años… deberían ser los príncipes coloreados de azul para todas estas damas, y una caseta de vigilancia, uno de los lugares de mas extrema lujuria y pasión. A las tres y media de la mañana la casetica blanca de la esquina tambaleándose y sus vidrios empañados, no por el frío, sino por el vaho y la agitación de don Isidro Tibasosa -el cela- y Juana Santillán, una mas de las top model que ha ajusticiado allí mismo, y a las que tiene a todos acostumbrados en el conjunto. ¿Y no convida? ¿No? ¡Ah! Viejo pícaro. La disputa por los favores de Juana fue ardua, contra Juan Camilo Gaviria, Cami, un delfín político, y Sebastián Bessudo, Sebas, heredero de un emporio económico. Don Isidro, Isi, así le susurraba Juana en momentos de efervescencia y alta humedad, era el más viejo, feo y pobre, pero los venció en franca lid, porque de los tres era el que más bulteaba. Absurda y ridícula esta historia, como absurdas y ridículas las tesis y los argumentos que la sustentan.
«A mi el físico de una vieja no me importa», chicanean también algunos hombres, «a mi lo que realmente me importa es que tengan algo aquí», con su dedo índice, e ínfulas de manes pilos, se dan tres ligeros golpes sobre la cien. Eso sí, la verdad sea dicha, hasta ahora ninguno, de los muchos que he visto que presumen, ha dejado de corretear a las viejas mas «buenas», ni se ha acercado un lunes, acucioso, a preguntarle a otro ¿Qué tal la rumba del sábado, sí habían viejas inteligentes?
Pero esta no es la única teoría alrededor del tema, con el ánimo de complementarla, y obstinados por concebir la atracción entre humanos como un asunto complejo, que trasciende lo netamente carnal, y sustentados en la estética, la percepción, los cánones, los arquetipos, el concepto de belleza de la Grecia clásica, y un montón de cosas que se escuchan lo mas de bonitas, y reportan esplendor a quien las pronuncia, un grupo de teóricos empezó a hablar de la subjetividad de la belleza. La belleza es algo relativo -dicen-, depende de quien la aprecie, lo que para unos es lindo para otros es feo. Si nos atraen determinados tipos de mujeres es por que, patrones de belleza, determinados por los medios de comunicación, así lo han establecido. Es decir, que mientras para unos las gemelas Dávalos son un par de mamasotas ricas, para un subjetivo así bien radical puede que sean un par de gurres asquerosos, claros ejemplos de prototipos de belleza impuestos. Mientras que para unas, que cagada con el señor elefante, esa madre naturaleza sí es que a veces se pega unos descaches espantosos, para otras – así como hay subjetivos también hay subjetivas-, definitivamente el man está como quiere, y ni hablar del señor árbol, cosita rica.
De regreso a las Dávalos, primate, neardental, llámenme como quieran, pero desfilando en tanga brasilera, que cosa tan divina como les tiemblan esos glúteos. Pobecitos, ¿quién sería el que los sustó? Verlos allá encaramados es un aleluya, es casi una experiencia religiosa, como diría el Iglesias este que se extirpó la verruga. A eso es a lo que le llamó tener un buen culo. ¿Qué es un buen culo? Muy seguramente se preguntará un subjetivo, con puño en barbilla, y gesto de que mierda tan ambigua y complicada de responder, mientras babea viendo pasar por enfrente suyo uno así bien carnoso.
Otra teoría: La belleza exterior es una proyección de la belleza interior. «Si eres noble y «bella» por dentro, eso se refleja en tu aspecto físico. Nosotras somos bellas, no porque estemos jóvenes, ni por cuestiones genéticas, sino porque somos de lo más generosas, siempre tenemos para todo una sonrisa y buena vibra». ¿Epicentro de este discurso? El reinado nacional de la belleza.
No es por contradecirlas, ni mas faltaba, pero si firmeza en los músculos, armonía en la formas, piel tersa, y un rostro hermoso, son la prueba fehaciente de lo «buena papa» que somos y del buen estado de ánimo con el que andamos, ninguna duda, a medida que envejecemos nos transformamos en unos seres miserables y amargados, toda su puerca vida Pacheco ha sido infeliz, y Celia Cruz, y Teresa Gutiérrez fueron un par de viejas despreciables. Valdría sí la pena preguntarse ¿por qué del hábito de la Calcuta no despuntaban un par de pezones bien firmes, y su cuerpo no lucía el tan anhelado 90-60-90?, ¿no que era tan bella por dentro?
Pero aquí no termina el afán de aparentar, por eso, ya salió la última: La Inteligencia excita. Hace un par de meses se lo escuché a un actor, y hace unas semanas, con la anuencia de la mayor parte de sus distinguidas, y distinguidos, lectoras y lectores, a una reconocida columnista: Lo que mas me excita de una mujer es su inteligencia, dijo el uno, nada mas afrodisíaco en un hombre que su inteligencia, es lo que más me excita, remató la otra.
¿Cómo así? Despacio. Cuándo este man ve a una mujer que razona con suprema lógica y sabiduría, ¿qué? ¿Se le para?
Y cuando es un eminente caballero el que abstrae, diserta y expone con fluidez, ¿la señora se nos moja?, ¿su corazón se acelera, su respiración se agita, y siente que un rincón de su cuerpo empieza hacer pucheros?
¿Qué llegará a pedir que le vendan en una tienda de juguetes sexuales? ¿Un sudoku? ¿Un sabelotodo?
El discurso del método, diálogos de platón, la lógica de Aristóteles ¿cuales otras más serán las lecturas eróticas de esta pareja?
¿Como seduce una mujer a este genio? Para dar inicio a una noche de lujuria y pasión, a cambio de el baile del tubo, strip tease y movimientos cadenciosos podría superar algunas pruebas de memoria, plantear silogismos, factorizar, calcular un par de límites y cuando la cosa se vaya tornando candente, en lugar de besarlo, tocarlo, o sugerir sus partes intimas, derivadas, integrales o cualquier otro tipo de ejercicios que la evidencien ante su macho como una hembra con sobrada capacidad de inferir, abstraer, analizar, discernir, o, lo que es lo mismo, una hembra sexualmente atractiva. Durante el clímax cálculo integral, física quántica… Eso, así, vamos, integra, rápido, dale, integra, duro, ¡Oh!, no pares, reemplaza, iguala, despeja, despeja, despejAH, ¡AH!, ¡AH!, ¡AH!, ¡AH!, ¡AH!…
Doctor, anoche mi mujer susurró en mi oído un discurso de lógica pura, y no se me paró. Mi mujer planteaba apenas la tesis de un discurso, iba para la antítesis, y purrun, me vine, ¿qué hago?
De prosperar esta doctrina: ¿Cuántos razonamientos podrá un hombre hacer delante de una mujer, antes de que ella lo denuncie por exhibicionista o por acoso sexual?
¿Quedarán prohibidas, por obscenas, las conferencias de eminencias o las opiniones públicas de eruditos?
Mi amor, no deduzcas delante de los niños.
Amanecerá y veremos. Por ahora, si asisto a una conferencia y la tesis de la mujer que expone es de gran consistencia argumentativa, no puedo evitar mirar hacia atrás, y pensar que por allá sentado en la última fila, en donde nadie lo ve, debe estar el tipo aquel, escuchando atento y lascivo. Por las manos entre los bolsillos, y el movimiento constante de su antebrazo y muñeca, se presume que algo entre sus piernas le rasca, y le rasca harto. En la parte mas interesante de la exposición, sus ojos se adormecen, su mandíbula se desencaja y la velocidad del movimiento se incrementa, parece que tanta sapiencia le agudizó la comezón.
Comentarios