¿Y fue que en Bogotá se acabaron los atracos, se acabaron los robos, los trancones, se acabó la inseguridad, Transmilenio empezó a funcionar a las mil maravillas? Lo digo porque desde hace 20 días, ese tiempo hace que se posesionó el amigo de Santos, el señor Pardo, al frente de la alcaldía, no volví a escuchar de parte de los grandes medios de comunicación quejas al respecto.
Parece que con la llegada de este genio – le digo así porque no se le puede llamar de otra forma a alguien que en tan poco tiempo arregla una ciudad y la saca de un caos tan grave como el que, según ellos mismos, estaba- todo cambió para mejorar. Parece que a los depravados de los transmilenios les paso la calentura, se descongestionaron las estaciones, mejoró la movilidad, ya no hay basuras, los compactadores ahora son trash-bólidos, el mismo Pardo en persona se puso el overol y los reparó todos, otro tanto hizo con los buses del SITP, a todo los usuarios fue y les recargó la tarjeta. En fin, todo empezó a marchar de maravilla.
Hace tres días, a las cinco de la tarde, salí y vi en la avenida Boyacá un trancón de la madona, repleta de carros, ahora que lo pienso debo haber visto mal, porque ya no está Petro y él era el único y directo responsable de todo lo malo que pasaba. La semana pasada llegó una amiga a contarme que en la calle le habían acabado de robar el celular, supongo que estaba mintiendo, mínimo debe ser de izquierda y no quiere reconocer que en 20 días todo cambió, que con la llegada de Pardo todo ahora es mejor. Porque si uno se fía de lo que dicen los grandes medios, por arte de magia los problemas de esta ciudad desaparecieron, de la noche a la mañana todo empezó a andar como un relojito.
Ya no se habla de crisis, ni siquiera para decir que estamos saliendo de la crisis, o que la crisis terminó. A la palabra crisis los grandes medios la borraron de su diccionario.
Tanto cambió todo que hasta los hechos de violencia pasaron a ser obra de sus propios ejecutores y ya todo dejó de ser culpa del alcalde.
Es que esos amigos de Santos sí saben, él los nombra y ya, ellos inmediatamente arreglan todo en un santiamén, en un abrir y cerrar de ojos, con un sencillo trinar de dedos. Veamos, nombró a una amiga suya como directora del SENA y ahora todo lo que se habla del SENA son bellezas, que abrió miles de cupos, que acabó de ras con la politiquería, que consiguió un presupuesto de no sé cuántos billones. Problemas que datan de hace años estos personajes, los consentidos políticos de Santos, los arreglan en par voliones, antes de Gina, y durante 30 años, el SENA fue una entidad burocrática, paquidérmica, con bajo presupuesto, politiquera y mal administrada, llegó Gina y ahora es la maravilla, un ejemplo a seguir en todo aspecto. Lo dicho, y así a muchos nos duela, los amigos de Santos son unos ases.
Todo tiene un antes y un después de que un amigo de Santos es nombrado a dedo, AS (antes de que llegara a dirigir el amigo de santos), DS (después de que llega a dirigir el amigo de Santos). AS no hay presupuesto, no hay un centavo para nada, todo está estancado, y nada funciona . DS el presupuesto fluye y no cualquier dos pesos, a los dos segundos de posesionado el funcionario afín a Santos aparecen, se destraban, billones de pesos – no exagero, al momento mismo de su posesión hablaron de tener, listico para ejecutar en obras, escuelitas, hospitales, vías, un presupuesto de tres billones de pesos-. Sólo faltó que durante el juramento y la posesión hubiera empezado a llover plata del cielo. AS reina el caos en las vías, no cabe un carro más, la velocidad de desplazamiento es de 1 Km al día, DS fluye el tráfico, todas son autopistas, los semáforos están todos en verde.
Definitivamente, para que esta ciudad, este país funcione y se desarrolle así harto, harto, necesita es más gente afín a Santos, a este gobierno. Así tiene que ser en la educación, en el campo…
La gente que el tipo nombra no es buena, esa gente hace milagros. No salgan a la calle, ni le crean a la realidad, porque esa miente y de seguro se van a encontrar con que todo está idéntico. Más bien abran y lean un diario, escuchen un noticiero, o cualquier otro gran medio de comunicación y, como yo, sean testigos de que, con la posesión de este señor Pardo como alcalde encargado, aquí no hubo un cambio, aquí en Bogotá lo que hubo fue un milagro, no les dé pena salir a gritarlo ¡Milagro! ¡Milagro!
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