Esa es una de esas frases que en muchas situaciones de la vida utilizamos, pero que no siempre aplicamos porque no es para nada sencillo. Y es que si hablamos de la vocación que nos lleva a escoger la ciencia como eso que amamos y a lo que nos vamos a dedicar a lo largo de la vida, resulta más complicado. En muchos casos, esa vocación se ve atrofiada por el entorno mismo en el que estamos, debido a padres que no permiten que sus hijas ejerzan trabajos tradicionalmente masculinos, niñas con un injusto concepto de sí mismas, poca auto confianza y personas que menosprecian las capacidades de las mujeres. Y, precisamente, es de eso que me gustaría escribir hoy.
Les voy a contar una historia bastante particular que me pasó hace muy poco. Por primera vez me dijeron que por ser mujer y por ser joven “no me creían capaz de tanto”, haciendo alusión a la publicación de un artículo científico. A medias sonreí, puse los ojos en blanco y realmente me molesté. Me parecía inaudito que la arrogancia de alguien, y esa cultura machista que llevamos arraigada, se llevara por delante todo lo que significa realizar una investigación y, mas allá de eso, el menospreciarlo por el simple hecho de ser una mujer joven. No se trataba de recibir aplausos, méritos, ni mucho menos adulaciones; se trataba —más bien— de mostrar respeto, tolerancia y, sobre todo, de no rayar en la desigualdad que estamos acostumbrados a ver.
¿Es que la edad define mis deseos? ¿Debí esperar a cumplir 30 años para iniciar mi vida como investigadora? ¿Ser mujer me impide “ser capaz de tanto”? – Pensaba bastante molesta. No puse en duda mi pasión y es algo que no va a pasar, pero si me llevó a reflexionar sobre esas niñas, jóvenes y mujeres que se ven cuestionadas por hacer lo que aman.
¿Habrán truncado sus sueños, metas y deseos por comentarios arcaicos como esos?- Me preguntaba. Hoy estoy segura de que la respuesta de más de una fémina en el mundo es SÍ.
Por eso, mujer, si quieres estudiar ciencias, ¡hazlo! Si quieres estudiar publicidad, arquitectura, ingeniería o carreras tradicionalmente femeninas como diseño, psicología, licenciaturas, ¡adelante! Y tu, little girl, si no te gustan las muñecas pero sí experimentar o practicar deportes, ¡hazlo!
Pero eso sí, que nadie te haga sentir que la elección no es tuya o que es poco importante. Que nadie nunca te haga sentir que eres un estereotipo, que tu edad, credo, forma de pensar y, sobre todo tu género, no definan lo que quieras ser o hacer.
Al llegar a mi casa pensaba que el punto no está en ser vistas como súper mujeres, sino en ser valoradas por lo que hacemos, por lo que amamos, por nuestro trabajo y que el mejor rol que podemos tener como mujeres que amamos la ciencia, es hacer lo que se nos venga en gana. ¡Punto!
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