Es lunes, festivo en Colombia, desde hace 2 meses y medio no teníamos un feriado en mí país, son las 4:40 a. m. y espero el mensaje de alerta para ir hasta el primer piso del edificio a recoger todos mis implementos de trabajo que llegan a mi hogar en Bogotá. Un apartamento mediano, con una pequeña sala, cocina abierta, que a partir de hoy y por estos días será mi oficina y “laboratorio”, y que me hace pensar en lo frágil que es la vida misma.
Hace apenas una semana la vida se desenvolvía con normalidad, íbamos y veníamos del trabajo y estudio, salíamos, entrabamos y muchos pedíamos a gritos vacaciones o un par de días de “descanso” por la congestión diaria. A escasos cuatro días de simulacro vital hay quienes están desesperados, aburridos, aterrorizados, otros no hayan que hacer y piden a gritos poder salir a la calle, así como muchos no entienden la magnitud de la pandemia tan enorme a la que estamos enfrentados y lo sencilla que es la solución: guardar tiempo en casa.
Estamos frente a una situación nunca antes vista. En la época de los medios, las redes y la revolución informática, en la que si queremos algo basta con un clic en nuestros dispositivos, la que nos permite interactuar con el mundo entero, nos entretiene y nos informa, pero la misma que como nos da ventajas al tiempo se convierte en nuestro peor enemigo. Es tiempo de calma, mucha paciencia y sobre todo de empatía. Que esta época nos sirva para replantear a lo que le damos prioridad y valor en nuestra vida, en nuestros días cotidianos y “normales”, esos mismos que se esfumaron tan rápido que ni siquiera nos dimos cuenta.
Todo cambió, no debemos salir, algunos no pueden siquiera trabajar, otros no podemos estar con los nuestros y como duele en algunos momentos. Escribo estas letras con la certeza que vendrán días duros pero también épocas para florecer.
Por ahora, nuestro espacio es el calor del hogar y la familia –así sea a través de una pantalla- es nuestra responsabilidad cuidar de los nuestros. Si nos cuidamos, cuidamos a los demás.
Por ti, por mi, por todos #YoMeQuedoEnCasa.
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