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Los seres humanos actuamos al igual que los animales inherentemente por los impulsos, muy pocos colombianos actúan con la razón, ejemplo de ello es que en las redes sociales salen los ‘indignados’ por el tema o el hashtag del instante pasando de las ruanas a las minifaldas de un momento para otro. Como si enfadándose lograran a través de sus cuentas un significativo cambio. Andrés Carne de Res (Chía) seguirá facturando igual o más mientras que los campesinos, por su parte, continuarán a la espera de que se ‘cumplan’ las promesas del Gobierno de turno.
En un país sin memoria los ‘indignados y enfurecidos’ se rasgan las vestiduras a través de sus redes sociales, mientras que al país se lo devoran los buitres que elegimos dizque para mejorar las condiciones de vida de los colombianos. Los defensores virtuales deberían salir y hacerse elegir donde realmente pueden hacer cambios, desde las instituciones donde se hacen las leyes, o en su defecto salir a votar, pero lamentablemente llegan al Congreso los mismos de siempre y queda la pregunta: ¿dónde estaban los defensores virtuales el día de las elecciones?
En vez de dar un Me gusta o retwittear, ¿no sería más útil darle lecciones como los ciudadanos paraguayos a sus políticos corruptos? Ellos tienen prohibida la entrada a los restaurantes ya que sus comensales exigen la expulsión de personajes no gratos que juegan con los recursos públicos creyendo que la política es un negocio personal y que los contratos son cheques en blanco que engordaran sus cuentas de ahorros. En Colombia, lamentablemente a los políticos algunos los veneran y les hacen reverencia cual protagonista de novela porque aún nos encontramos inmersos en la política del maquillaje, de lo virtual y de lo desconocido.
Algunos grupos ya están sintiendo el rigor de participar en nuestra ‘democracia’, entre ellos el Partido del Tomate, quienes están en la espera de su póliza para participar en las próximas elecciones. También hay otros líderes que han participado activamente en la defensa del derecho a la educación, a la salud y el agro que se han ido vinculando a partidos políticos para que, desde el Congreso, puedan defender las políticas en estos sectores. Esperemos entonces que esos ‘indignados’ de las redes que salen en sus cuentas con ruana no se queden solamente en unos virtuales apasionados. Chile dio el ejemplo y eligió a los jóvenes que defendieron la educación como derecho. Ojalá en Colombia seamos sensatos y emulemos a los chilenos votando por personas que defiendan nuestros derechos y no por personajes que proponen seguir en una guerra sin fin.
A los ‘enfurecidos’ de las redes se les olvidó que esta semana una joven fue violada y apuñaleada, pero lo más indignante es que, mientras esto sucedía, la gente miraba y nadie la auxilió como ella misma relató en la nota hecha por Noticias Caracol. Esta vez los ‘indignados’ de la redes no aparecieron y nadie trinó por faldas ni convocaron a algún acto simbólico en la localidad de Kennedy, donde ocurrieron los hechos, porque lamentablemente elegimos políticos que ni siquiera respetan a las mujeres, si no recordemos cómo se expresó el concejal Durán refiriéndose a las lesbianas como “mujerzuelas”.
Es hora de pasar de lo virtual a lo real. Es necesario que empecemos a derrotar el sistema electoral de maquinarias que tanto daño le ha hecho a los colombianos y ha retrasado a nuestro país. Es preciso generar una gran movilización electoral igual o superior a la masa que se forja en las redes sociales, será la única manera en que respeten no solo a las mujeres sino también a los campesinos, a los estudiantes y a los ciudadanos en general. De lo contrario, seguiremos viendo a esta ‘muchedumbre de indignados’ en la redes pasando de la ruana a la minifalda dependiendo de la tendencia del momento.
T. @betodiazb Léeme también en www.palabrassociales.org F. Alberto Diaz
Total apoyo y 100 % de acuerdo con el articulo , des afortunadamente este país no tiene visión, no tiene memoria y no tiene dignidad … Si no cambiamos nosotros internamente y no cambiamos esa forma de pensar y no va haber nunca un mejor mañana, y nunca se reflejara los principales valores en nuestros dirigentes.
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