La letra con sangre, no entra

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Por: Yolima Gómez

Si eres papá, mamá, cuidador, educador o promotor de los derechos de los niños y las niñas, puede interesarte la siguiente reflexión: cuando un país, una comunidad, una familia de manera permanente y sistemática maltrata y desprecia a sus niños y niñas, está condenada a desaparecer, a extinguirse.

Es indignante, despreciable la forma cómo hemos normalizado la violencia y el abuso hacia la integridad y dignidad de nuestros niños. Estamos tratando a los niños peor que a las cosas y no como lo que son, personas que piensan, que tienen sentimientos, emociones, gustos y disgustos.

No obstante, la incapacidad del Estado y sus instituciones en su deber constitucional de proteger y garantizar los derechos de la infancia, nos deja indignados. La Revista Semana, hizo un reporte, que refleja la incapacidad del aparato estatal, para dar normatividad clara y contundente contra los delitos de la infancia. La columna se titula: “Prisión perpetua a violadores de niños: ocho años de promesas” La columna entre otras cosas, trae a la memoria el incansable trabajo de la Senadora Gilma Jiménez, quien convirtió en causa de vida, la protección a la infancia contra delitos abominables. Su hija Yohana Salamanca Jiménez también es referenciada en la columna con el siguiente dato aterrador, copio textual: “la radiografía es más aterradora”. Y continúa… “dice que (según Medicina Legal) el año pasado se practicaron aproximadamente 21.000 exámenes por abusos sexuales, 16.000 a niños menores de 14 años, y 5.000 a niños de cero a cinco años. En Colombia cada hora hay dos niños violados, y cada cinco día se asesinan tres niños, asegura”.

Lo anterior, debe abrir nuevamente el debate, además de los hechos dolorosos ampliamente difundidos en el medio, cuyo poder muchas veces se pierde en la especulación y el amarillismo. Es imperante poner en la agenda política y ciudadana, la tarea atrasada, que con urgencia debe generar herramientas judiciales, pero también educativas y restaurativas para proteger más a nuestros niños y niñas.

Por otro lado, se sabe que la mayoría de abusadores son personas conocidas y cercanas a las víctimas. En tal sentido, busco razones y no las encuentro. Razones que justifiquen cómo las personas más cercanas a los niños, las más amadas, son las que más hacen daño.

Por años y generaciones completas, sin el menor de los sentidos comunes, sin la mayor reflexión, hemos orientado nuestros pensamientos y formas de crianza en viejos modelos, son inhumanos; que además de repetirlos son reforzados y aprobados por la mayoría de la gente como “normales”. Esta forma de “educar los hijos” del colombiano promedio, se refleja en unos dichos, refranes, expresiones que se convirtieron en reglas aceptadas y aprobadas por la sociedad colombiana, como si fueran verdades estáticas e incambiables. Ah… y no tienen estrato social.

Seguro a muchos, les suenan familiares estos dichos: “La letra con sangre entra” ¿Quién dijo esto?, O mejor ¿quién aún cree en esto? Está comprobado que se aprende mejor a través del juego, el teatro, el amor, el reconocimiento, la felicidad. Léase Amor y Juego de Humberto Maturana.

“Cría cuervos y te sacarán los ojos” si el hijo le sale cuervo o le saca los ojos, es porque con su ejemplo usted le enseñó eso, es decir, el responsable es usted, el adulto. Los niños aprenden a caminar, a hablar, a relacionarse, a partir de lo que ve en usted.

Ahora miren estas 3 bellezas: “Hijo de tigre sale pintado” “De tal palo tal astilla”, “Quien lo hereda no lo hurta” Criar y educar bajo estos supuestas verdades, pone a sus padres o educadores en un estado de incapacidad, y hacen entender que la educación es un esfuerzo perdido. Del mismo modo, son razones que llevan a justificar comportamientos que por malos o equivocados que estén, son justificables porque fue herencia… Pues existen estudios que demuestran: solo el 10% de nuestra personalidad es heredado, lo demás, el 90% es aprendido en la familia, la escuela, la cultura del país, es producto de la creatividad del ser humano.

Ahora, miremos la carga de violencia que tienen estos refranes o expresiones: “sacúdale el polvo para que aprenda” “Póngase el cinturón para que lo respeten”. “No hay mejores psicólogos que la chancleta o la correa” “Hay que tener los pantalones bien puestos” “A mí me criaron a golpes y estoy bien, nada me pasó…” (¿Será?….revísese). “Es natural” ver a una madre o padre pegarle a un bebé solo para que deje de llorar, o “corregir” con chancletazo, o humillar a un niño más pequeño, con menos fuerza, y menos poder que el que golpea, bajo el terror de una correa que además de golpear el cuerpo, desmorona el alma, porque los golpes vienen de la misma mano que acaricia y da de comer. ¿Qué hacen los testigos? aprueban, aplauden (esto es reforzar comportamientos). Publique usted una imagen de un niño bajo una correa y cuente cuántas personas están de acuerdo….Son muchas.

“Árbol que crece torcido nunca su tronco endereza” ¿Quién dijo esto? Todas las personas pueden cambiar y ser mejores, a menos que tenga una enfermedad psiquiátrica.

Todo lo anterior, pone en grado alto de vulneralidad, debilidad y soledad a nuestros niños y niñas, y es el camino más corto y fácil para crear sociedades esquizofrénicas, dañinas. Los depredadores de niños y niñas: violadores, asesinos, la trata de niños para la esclavitud sexual, el consumo de drogas, encuentran un clima perfecto para desplegarse con la mayor de las confianzas en este tipo de sociedades.

Si queremos aportar como sociedad a eliminar de raíz este problema, debemos tener un amor y una crianza, así como una educación más respetuosa hacia nuestros niños. Aquí unas claves para ser una sociedad protectora de la infancia:

• Las mamás deben crear un vínculo, una cercanía irrompible con sus hijos e hijas.
• Escuchar siempre a los niños, pues cuando un niño o niña se dirige a mí, se dirige el ser más importante del mundo entero.
• Frente a situaciones de abuso sexual, jamás dudar de lo que un niño o niña te dice. Por extraño que parezca, los niños no mienten. Al respecto dice la Asociación Afecto, entidad con la mayor de las autoridades en Colombia en el estudio, formación y campañas contra el maltrato y el abuso sexual infantil. “El conocimiento del desarrollo psicosexual nos dice que niños y niñas no tienen las estructuras mentales para inventar las historias. La investigación nos dice que la inmensa mayoría de los niños cuenta, al contar el abuso, sólo lo que les ocurrió”. (Ver) ¿Existe acaso el Síndrome de Alienación Parental SAP?)
• Conformar hogares donde los niños y niñas se sientan a gusto, se sientan amados, protegidos, respetados, valorados.
• Siempre que los lleves al médico u otro servicio social, aplica la regla de 3. Debe estar el niño y dos personas más, para evitar cualquier vulneración de derechos.
• Deja que los niños jueguen. El juego es el medio más eficaz del aprendizaje. No es pérdida de tiempo. El juego no atrasa al niño, lo que lo atrasa es el descuido y la no construcción de normas claras y justas.
• Llega a acuerdos con tus hijos. La imposición y el uso del poder que domina, no ayuda. Ayuda el poder que está al servicio del bien y la dignidad de una persona.
• Enséñale que tiene derechos, porque los deberes se los hemos repetido muchas veces.
• Enséñale a protegerse, a que aprenda a dónde acudir, a quién acudir cuando algo malo le esté por suceder.

Se trata de construir distintos referentes de crianza y educación. Si quiere llámelos refranes, dichos o expresiones que ayuden a mejorar nuestra relación con los más pequeños de nuestra familia y de nuestra sociedad.

El Estado como máxima autoridad tiene con las instituciones una inmensa tarea y es transformar la cultura y los hábitos que conllevan a la deshumanización de la crianza y la educación.

No obstante, felicito y animo a las instituciones laicas y religiosas, ONGs nacionales e internacionales, líderes, madres, padres, abuelos, quienes sí se sienten responsables de los niños y niñas de las comunidades donde están, cuyo trabajo cobra hoy más importancia que nunca. Y que se han atrevido a desenmascarar a padres y familiares maltratadores, posibles abusadores, y han sacado a los niños del anonimato, restableciéndoles sus derechos.

Las iglesias en sus discursos también tienen una gran responsabilidad. Ningún padre que ama a su hijo le da una serpiente en lugar de pan. Los medios de comunicación, reactiven su función social, su responsabilidad educativa. Todos los casos de niños y niñas vulnerados deben ser reportados a la opinión pública con la misma contundencia. Los derechos de los niños se respetan.

Twitter. @yolicampos