Hablar de posconflicto en un país que a pesar de sus 206 años de historia como república, solo 159 ha estado en paz y el resto en diferentes conflictos sociales, políticos o guerra, es reconstruir el tejido de un país cuya sociedad está cicatrizada por los vejámenes de la guerra.
Desde hace algunos años he estudiado como joven preocupado por mi país, el papel que han tomado los jóvenes en la reconstrucción de los países después de la guerra, cientos o quizás miles de ejemplos son replicables en el mundo, líderes que han aceptado cargar en sus hombros la responsabilidad de cambiar el paradigma, construir lo que sus adultos habían destruido.
En esa larga búsqueda encontré una organización global, reconocida por la ONU como la organización de jóvenes universitarios más grande del mundo, cuyo objetivo es, “paz y pleno desarrollo del potencial humano”. AIESEC que contribuyó a que las juventudes europeas, estropeadas, dolidas por la sucesión de una guerra devastadora como lo fue la segunda guerra mundial, lograron entender el mensaje mundial de reconstruir sus naciones, superar esas fronteras invisibles y ver de la diferencia cultural una oportunidad de crecer como personas.
Con más de 50 años en Colombia la organización ha desarrollado liderazgo de los jóvenes universitarios, quienes en conjunto perfeccionan o aceleran su curva de aprendizaje en los conocimientos profesionales, dicho liderazgo se ha complementado por medio del intercambio de experiencias, desarrollo de comunidades y correlación cultural.
Me atrevo a decir que AIESEC en su concepción de país ha contribuido demasiado, por medio de dicha red se ha promovido la Colombia Macondiana, la Colombia que como lo decía Gabo, no cabe en ningún molde, porque no existe un país que se le parezca; una Colombia que a pesar de sus conflictos, es la nación más feliz del mundo.
La contribución de dicha organización en los jóvenes Colombianos está en el pensar que los pequeños actos, también construyen país, logar unir las diferencias del mundo para trabajar como voluntarios a una Colombia mejor, Permutar el derrotismo social, por un cambio de paradigma. De ahí que el resultado no es nada menos que juventudes socialmente más sensibles y responsables, agentes positivos de su comunidad, el país y el mundo.
Hoy más que nunca Colombia necesita revivir éstos ejemplos, para que aportemos en nuestro accionar diario un ladrillo para construir el capital social que tanto le hace falta a nuestra nación, sí como joven no sabes cómo impactar, te propongo a que te unas a los que ya lo están haciendo, a una red de jóvenes como los que son voluntarios de AIESEC y necesitan de una mano solidaria, para trabajar en Colombia o en el mundo, y, que a pesar de la diferencia, trabajan por algo más grande que nos une y ese algo es la PAZ de Colombia.
Aunque mencionè el rencor como una causa principal este tiene que ver con el nivel primitivo que explicò muy bien el mèdico alemàn Hamer, donde el humano luego de sobrevivir, de protegerse, de juntarse se compara con otros y cae en el circulo vicioso de dedicarse a buscar un «faltante» por encima de los demàs congeneres por la vìa que sea (envidia, trampa, violencia,camufladas de libre albedrìo) gracias
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Mire joven, el ultimo aporte de oro de la llamada juventud (fernando Carrillo y otros ingenuos) solo permitiò contar con un entramado constitucional que solo reencauchò al bipartdismo bajo el distractor del nuevo orden pluripartidista (empresas electorales). Todo a cambio de puestos, prebendas y rumba ventiada ¿entonces?.Mira, el diseño institucional siempre cuenta con una Unidad de Cuidados Intensivos que es el tropicalismo adobado con trapos rojos, azules, Hoz y martillo, cruces, barbas, estribillos y polvora amenazante, que hace brotar un sentimiento ( rencor) que no hemos afrontado con honestidad intelectual. El problema es que adoramos hasta el extasis la politiquerìa porque nos resulta una escalera al cielo y vemos que solo garantiza pensiones altas. Hay mucho que pensar!!!
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