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Daniel Correa

Por: Daniel Correa

La semana pasada empezó a regir en forma el nuevo código de Policía; un código controversial y que ha polarizado a la opinión pública. Todos los ciudadanos tenemos nuestros reparos en algunos puntos, pero el congreso lo aprobó y no han faltado los comentarios en redes sociales y medios de comunicación al respecto.

En la otra cara de la moneda están los uniformados, aquellos que deben hacer cumplir estas normas, muchas antipopulares, y con una desafortunada fama de corruptos, casi igual a la de los políticos. Esta mala imagen se ha forjado desde las esferas más altas de la institución, pasando por mandos medios y policías que en las calles han sido grabados con un claro abuso de autoridad y otros capturados por hacer parte de bandas delincuenciales, tal como ocurrió ayer en la ciudad de Medellín.

Pero quise ir más allá. No nos podemos quedar en esta eterna batalla entre la ciudadanía y la Policía Nacional, porque entonces vamos directo a la anarquía y la antidemocracia. Ellos también son colombianos, son de carne y hueso y además exponen su vida a diario. Que si son buenos o no, es una pregunta que la cambiaría por: ¿usted sería un buen policía? ¿qué ha hecho para ayudar a la institución? ¿si no existiera la policía estaría dispuesto a defender con su vida a otros?

Por estos pensamientos y a propósito de la polémica desatada por la multa impuesta a un joven que tocaba el violín en una estación de Transmilenio, decidí conversar con una mujer uniformada que al final me dijo: “Te voy confesar que quiero defenderme” y por eso escribió para todos las siguientes palabras:

Estoy cansada de que nos digan que la culpa de todo es nuestra, y no solo porque según la mayoría de los ciudadanos nunca hacemos nada, sino también porque hacemos cumplir la ley. Lo digo como una ciudadana, que trata de hacer su trabajo lo mejor posible, que intenta dar el mejor ejemplo a su familia, y sobre todo que no tiene ninguna responsabilidad en los casos que avergüenzan a la institución. O acaso ¿usted es culpable de todo lo malo que pasa en su empresa y de las malas decisiones que han tomado sus jefes?

Yo tampoco estoy de acuerdo con los comportamientos inadecuados de los funcionarios públicos. Que protestemos contra estos y los denunciemos para que sean sancionados es lo correcto, pero de ahí a arremeter grotescamente contra un uniformado que está procediendo según lo establecido solo porque usted no está de acuerdo, eso está mal, muy mal.

Veo sobre todo en las redes sociales que la mayoría opina sobre un hecho solo por hablar, sin el más mínimo argumento, simplemente publican cualquier cosa porque el tema es viral.

Allí, mis queridos ciudadanos, empieza a reinar la desinformación y estoy más que segura que la mayoría de los que critican la sanción no conocen el Código Nacional de Policía y Convivencia, su finalidad e implicación, la manera de proceder frente a este y los recursos a los que tiene derecho en caso de que usted se llegue a ser sancionado por este.

Que a usted le parezca injusto la acción del policía no implica que pueda insultarlo hasta el punto de expresarle cosas como “por eso es que lo matan” ¡por favor! ¿Hasta dónde hemos llegado? ¿desearle la muerte a alguien por el uniforme que porta? ¿cómo cree que me siento al escuchar estas palabras?

Detrás de ese uniforme hay una persona que todos los días sale a trabajar fuertemente para poder sustentar a su familia y en caso de que lo lleguen a matar obviamente a usted no le va a importar. Somos indiferentes al dolor ajeno y ese tipo de actitudes no ayudan en nada a que el país progrese, si no somos capaces de valorarnos y respetarnos ¿cómo esperamos que los demás hagan algo por nosotros para que mejoren las condiciones de convivencia y seguridad?

Antes de juzgar al compañero que multó al violinista, ¿se le ocurrió pensar si tal vez ya le había solicitado al joven que se retirara y este no obedeció la orden? ¿o si en el comparendo que diligenció solo escribió que por su comportamiento lo retiraba del lugar? No todas las sanciones son monetarias y el policía no es el encargado de indicar la sanción. Existe una gran diferencia entre un policía y la autoridad de policía, por eso es importante conocer las normas, además el joven puede apelar el proceder del uniformado si cree que este actuó de forma incorrecta.

Ahora bien, otro tema que sale a flor con este tipo de situaciones es la doble moral de algunos. Piden a gritos que las leyes sean para todos, como está contemplado, pero en este caso se indignan porque el joven que no estaba atentando contra nadie, sí estaba haciendo algo correcto en el lugar indebido.

Otro aspecto irónico de esta situación es ver la indignación en una ciudad donde no se apoya el arte. ¿Cuántas veces pagó su boleta para ir a un concierto de violín en la ciudad?

El hecho de multar a un violinista, que aparenta ser más culto que cualquiera, hiere la susceptibilidad de los que aprecian el arte, argumentando que es una manera de ganar dinero porque no hay oportunidades; me pregunto si en vez de un violinista hubiera sido a un joven estigmatizado porque le gusta un género musical como el rap o el reguetón ¿se habrían indignado de igual manera?

Ya que piden que la ley sea aplicada para todos, deben ser conscientes de que el joven que no sabe tocar el violín, pero sí rapear, puede argumentar que es su manera de ganarse el dinero y también tiene derecho a estar ahí, entonces así podrá llegar otro joven diciendo que quiere vender dulces para llevar a su casa, y así con miles de argumentos válidos llegan jóvenes, adultos, señoras y demás hasta convertir los pasillos de las estaciones de Transmilenio en un mercado persa, y ahí en ese punto es donde los mismos que hoy critican al policía, van a decir que los uniformados no hacen nada por despejar el área donde transitan los usuarios.

Ahora me pregunto ¿qué es más importante, que maten policías todos los días o que un joven violinista no pudo hacer dinero aquella tarde en el sistema masivo de transporte? Las redes se saturaron de imágenes referentes al caso del violinista, pero de la muerte de mis compañeros son pocos los que se pronuncian. A los que lo hacen, gracias.

Tenga siempre presente, que si usted, Dios no lo permita, se llega a ver inmerso en una situación en la que su vida o la de algún familiar o conocido suyo está en riesgo, ese policía al que usted no conoce, pero sí crítica y repudia, está dispuesto a dar la vida por usted o por quien sea necesario y eso es invaluable, solo por ese hecho merece respeto y admiración. Por eso yo también habría multado al joven violinista si hubiese sido necesario, por el bien de todos.

Tengo una petición muy especial, así como exige sus derechos, no olvide sus deberes como ciudadano.

Twitter: @Danielleocorrea

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