Por: Diego Rodríguez Saza – Eskarlata
Colombia aún continúa en guerra, no ha dejado de estarlo, hubo intentos de encontrar un camino hacia la paz, un trabajo apuñalado por los extremistas que requieren mantener el poder con el autoritarismo y más sangre derramada, sustentando su tesis sobre el terrorismo por medio del miedo.
Muertes de mayor impacto mediático
El periodismo colombiano está impregnado por la subjetividad obsesiva y descarada, esa manera tendenciosa de exponer una noticia o efectuar un cubrimiento de forma sesgada y poco equilibrada. Un claro ejemplo de ello es el cubrimiento del lamentable e injustificable atentado terrorista perpetuado por el Eln, el pasado 17 de enero, frente a los continuos asesinatos de líderes sociales, campesinos e indígenas.
Esta situación amerita un análisis profundo sobre el papel del periodismo y la forma desequilibrada de los cubrimientos noticiosos, pues pareciese que para la prensa colombiana un policía o militar tiene mayor relevancia que un líder social, campesino o indígena. Se podría llegar a afirmar que si se efectúa cualquier tipo de atentado por parte de la guerrilla, generará mayor impacto en la audiencia que los 431 casos de líderes y defensores de derechos humanos asesinados desde el 01 de enero de 2016 y el 31 de diciembre de 2018 (registrado por la Defensoría del Pueblo). (Vea: «El riesgo de los defensores de derechos humanos merece mayor atención del Estado»: Defensor).
Mientras en los principales medios se hizo una amplia exposición sobre el suceso ocurrido en la Escuela de Cadetes General Santander, las víctimas de los asesinatos de líderes de derechos humanos, anteriormente descritos, apenas eran nombrados superficialmente en los noticieros, incluso se conocen casos en donde algunas muertes ya venían siendo anunciadas por medio de amenazas. Todos los asesinatos y actos terroristas son y deben ser reprochados y condenados por el gobierno. Desde el periodismo lo mínimo que se espera es una entrega de información con cifras reales, datos verificados y fuentes confiables.
Simplemente aquí se observa el periodismo a lo criollo, a la conveniencia, en el que desaparece cualquier tipo de ética y todo es justificable.
No es censura, son “decisiones estratégicas”
Así mismo, en un caso inherente al periodismo nacional, descaradamente el gerente de RTVC, Juan Pablo Bieri, el 6 de diciembre del 2018 censuró el programa de televisión Los puros criollos, una serie presentada por Santiago Rivas que ha tenido una gran aceptación y alto impacto en los colombianos. Una censura que se quiso tapar dándole otro tipo de enfoque, hasta que salió a relucir un audio en donde Bieri enfáticamente arremete contra Rivas y el programa.
Todo sucede tras una aparición de Santiago Rivas en una de las publicaciones emitidas por La Pulla de El Espectador, haciendo una crítica directa a ley Tic o Ley de regulador convergente.
Vea: Santiago Rivas en La Pulla
Vea: Acción de censura del programa Los Puros Criollos
Es claro que este tipo de casos se han presentado en otras ocasiones en diversos medios públicos y privados. Simplemente, para el mal acontecer del gerente de RTVC, llegaron las pruebas contundentes que dejan ver el tipo de manejos que se realizan y a los que se bautiza con otro nombre.
Vea: Juan Pablo Bieri dando ordenes de censura
El país ha estado sumido en la extrema corrupción, y ninguna de las corrientes ideológicas se salva de estar salpicada. La corrupción ha caminado perfectamente hacia todas las direcciones, de derecha a izquierda, de izquierda a derecha, pasando transversalmente por el centro no tan democrático. Allí la función del periodismo es denunciar, ser enfático en que la libertad de prensa permita que casos como Agro Ingreso Seguro, la parapolítica, el cartel de la contratación, la comunidad del anillo, las chuzadas del Das, los falsos positivos y Odebrecht; entre otros, queden al descubierto y tengan las debidas investigaciones, o por lo menos se realice veeduría sobre dichos procesos.
No podemos dejar de lado un suceso parecido en contextos diferentes pero haciendo parte de un canal público, la censura a la que fue sometido el periodista Mauricio Arroyave por el aquel entonces gerente de Canal Capital Holman Morris.
(Aquí se puede conocer de manera más profunda el caso Holman Morris y Mauricio Arroyave en Canal Capital)
El caso Pirry y Liscano en RCN también ha sido un evento nefasto de censura en el país, la diferencia es que RCN es un canal privado cuyos objetivos van enfocados a otros intereses.
(Aquí podemos ahondar en este caso)
Un gobierno que permita y abra la puerta a la censura, es y será siempre un gobierno autoritario. Esperemos las decisiones que se tomen de aquí en adelante por el gobierno de turno y si el señor Bieri terminará premiado con algún otro cargo público, o sancionado como sería lo normal en una democracia.
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