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La noticia desató una polémica entre puristas, escritores y sus más fieles fans.

“Lo mejor de este Nobel es que nos ahorramos la leída” dice un tuit corrosivo a propósito del Premio Nobel al músico y poeta Bob Dylan. “Porque a Dylan se le escucha, no se le lee”, dijo otro.

Dylan es considerado uno de los músicos contemporáneos más importantes. Los melómanos y las emisoras de rock han hecho suyo este premio, y lo celebran, apagando la expectativa de los libreros y editores que esperaban otro resultado. En otro tuit se dijo: «Lloran los vendedores de libros. El Nobel de literatura se puede oír en el celular.»  

¿Pero por qué lo ganó?

El hombre ha logrado alcanzar lugares que parecían inaccesibles para un músico. Recibió un Pulitzer y ganó un premio Príncipe de Asturias de las Artes y las Letras. Todos hemos escuchado temas como “Like a rolling stone” y hemos cantado en el baño “Knocking on heaven’s door”, siguiendo la voz de diferentes artistas.

Es verdad que es una de las mayores figuras de la música popular a lo largo de cinco décadas. Y, claro, ha influido a otros músicos como John Lennon, Bruce Springsteen o Patti Smith. Su música y letras han tocado las fibras más sensibles de la sociedad.

¿Y aun así se merecía el premio?

Cuando dicen que «Con Dylan se demuestra que la literatura está más allá de los libros…» uno se queda pensando: ¿y es que no todo arte va más allá de su formato?

En el anuncio oficial, la vocera Svenska Akademien destacó que el jurado había valorado al músico, de 75 años y toda una leyenda del rock, por «haber creado nuevas expresiones poéticas dentro de la gran tradición de la canción estadounidense».

Entonces uno queda con reservas. Dylan es un capo musical, se le admira por sus versos legendarios. Pero la música tiene sus premios, el cine los suyos y la literatura los propios. Bajo la lógica de este premio, entonces Roberto Bolaño mereció un premio de música en polifonía coral, Cortázar uno de jazz y Andrés Caicedo debió ganar un premio de son cubano y salsa.

Los premios van a los cultores de cada género, creo. De todos modos, será la oportunidad para leer con más cuidado a Dylan y claro, para escuchar más rock y más folk. Y claro, a leer sus dos libros publicados.

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