Foto: http://es.wikipedia.org/wiki/Ice_Bucket_Challenge

Recuerdo hace algunos meses el caso de Miles Scott, un niño de cinco años que padecía leucemia, quien se convirtió, gracias a miles de voluntarios de San Francisco, en el ‘Batkid’ salvador de ‘Ciudad Gótica’. Una fundación le ayudó a cumplir su sueño de ser el ‘Batkid’ por un día. Participaron más de 10 mil personas, entre familiares, amigos, extraños, policías y el alcalde de San Francisco. Incluso Barack Obama le envió un mensaje en video donde lo felicitaba por su gran coraje al salvar a Ciudad Gótica. Aquí el video con la historia: https://www.youtube.com/watch?v=Gw3aWPxtpfE

Seguramente se gastaron recursos públicos, se generaron trancones y se ‘desperdició’ tiempo valiosísimo por parte de los funcionarios públicos que participaron. Yo no podría, o mejor, no tendría el corazón para criticar tan ferozmente una acción como esta que seguramente en términos científicos no habría curado al niño de su enfermedad, pero seguramente le dio una alegría, le cumplió su sueño y, tal vez, nos brindó algo de fe y esperanza en la humanidad. Lo último que supe es que Miles Scott superó la enfermedad.

Así pasa con muchos casos y causas humanitarias alrededor del mundo, como sucedió con el Ice Bucket Challenge o desafío del balde de agua fría, que tuvo como uno de sus objetivos dar a conocer por muchas partes de este planeta la enfermedad Esclerosis Lateral Amiotrófica. El otro, era recolectar dinero para investigación. Creo que ambos se cumplieron. Y digo se cumplieron porque muchos corrimos a Wikipedia a saber qué era esa enfermedad o hacer las donaciones en dinero. Medios publicaron casos de personas que la padecieron o que aún la padecen. Millones de personas hablamos o supimos por primera vez de la Esclerosis Lateral Amiotrófica.

Pero, como siempre, no faltaron quienes criticaron la campaña. Una cosa es simplemente no estar de acuerdo y manifestarlo, pero de aquellos que se ensañaron en insultos hacia quienes lo hicieron, me pregunto si tienen algo, por allá bien en el fondo, de solidaridad con las dificultades que viven personas que no están en nuestro círculo familiar y de amistad más cercano. Nadie conoce la sed con que el otro bebe.

Esto fue lo más decente que leí:

-Qué desperdicio de agua y tanta gente muriendo de sed en el mundo.
-La Guajira sin agua y estos bobos derrochándola por una moda pasajera.

Que en la Guajira no haya agua o que en Yopal su acueducto no funcione, no es culpa ni responsabilidad de las personas que decidieron hacer el Ice Bucket Challenge. Es responsabilidad de gobiernos nacionales y locales que, comandados por personas corruptas, se roban los dineros de la infraestructura. Obviamente ellos también para lavarse las manos dicen que es la sequía. ¡Y todos le creen! ¿Cuándo veremos un nivel de crítica acérrima, como pasó con este reto, contra, por ejemplo, la elección tan tramposa del Contralor, respaldada por el Gobierno Nacional? Calladitos todos.

Asimismo, que en un continente como África haya también millones de personas sin acceso a recursos básicos para vivir como el agua, tampoco es responsabilidad de un ‘reto de moda’. Es culpa de un pequeño grupo de personas que generalmente controlan el poder en esos países. Y buscan beneficiar sólo a una pequeña parte de la población, generalmente sus líderes, familias, grandes empresarios y otras élites de poder. Creo que Colombia no está muy lejos en estos temas de algunos países africanos. Pero ese no es el punto central de este artículo.

Aunque si usted es de los que lleva un estricto programa de reciclaje en su casa, donde separa los residuos orgánicos de los otros, no dura en la ducha más de tres minutos, nunca deja cargando su celular toda la noche, y además recicla aguas lluvia o la del lavamanos cuando se cepilla los dientes, le aceptaría todo los reclamos frente a estos “derrochadores” de agua del Ice Bucket Challenge.

Pero aun así, lo invitaría a que fuera un poquito solidario. Quienes han tenido familiares que han fallecido por enfermedades de las cuales aún no se encuentra la cura (me incluyo) atraviesan momentos muy difíciles, y estos actos humanitarios en algo ayudan. Reviven la fe, la esperanza o simplemente sacan una sonrisa. Sí, seguramente se ‘desperdiciará’ tiempo, recursos pero hay que de vez en cuando ayudar sólo con el corazón.

Soy un gran admirador de la ciencia, pero no está de más un apoyo simbólico para este tipo de causas. Puede que a usted le parezca tonto, pero para otras personas puede significar algo de luz en momentos de total oscuridad.

Hay personas, incluso muy cercanas a usted, que aunque no se lo digan, seguramente esperan un abrazo suyo y un mensaje susurrado al oído que diga: Todo va a estar bien.

¡QUÉ LEJOS ESTAMOS!

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LuisÉ Quintero
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