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Hace un poco más de veinte años trabajaba yo en Bavaria. Era el apogeo del grupo Santo Domingo y las grandes decisiones del país, por no decir todas, pasaban por el quinto piso del edificio de la calle 94. Augusto López era el emperador supremo y los vicepresidentes, su corte imperial. Yo los veía desde lejos porque en realidad era un pelagatos que se encargaba de escribir revistas, hacer videos y boletines de prensa en el área de comunicación. En esa corte había de todo, pero sin duda alguna, la arrogancia que da el poder era su sello. Sin embargo, entre todos y de lejos, brillaba con luz propia Cecilia Álvarez Correa – Glen, (la doctora Cecilia) por ese entonces contralora de Bavaria, a quien todos respetaban y de quien nadie hacia un comentario por lo bajo. Estricta, eficiente, lejana pero de buenos modales, a diferencia de los otros, no se le quitaba nada con saludar al que fuera en la puerta del ascensor.

Han pasado más de veinte años y sin duda la respeto más que ayer. Bien podría haber mantenido en silencio lo que pasa debajo de sus sabanas como hacen muchos de su clase, pero decidió salir del closet, dar la cara y asumir su condición, sin pena ni sonrojo. Hoy que la leo en las páginas de El Tiempo defendiendo causas liberales como la adopción igualitaria, el voto por el sí, llamando a la concordia a Uribe y sus muchachos, criticando el fanatismo de Ordoñez y Viviane Morales, defendiendo su libre albedrío de elegir con quién compartir el lado frío de la cama, no puedo menos que sentir admiración.

Que usted sea gay, que quiera adoptar, que le guste la paz, que crea que hay otras salidas, refleja lo que piensa de la vida. A mí como usted, me encantan las mujeres y amo a mi pareja. A mí como a usted, me gusta que este país entienda que podemos caber todos. A mí como a usted me atrae la idea de pensar que podemos estar en paz. Por eso, respeto sus gustos y sus ideas, porque creo que su opinión sube el nivel de estos debates, de por sí cargados de histerismo y mala leche.

Como hace 20 años en Bavaria, la miro desde lejos…

 

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