Amigos:
Yo de política no sé. Voto por intuición y por pura fe. No entiendo tus análisis sesudos, ni tus cavilaciones, ni tus meditaciones acerca del acontecer de la vida nacional. Menos tus odios, tus pasiones o tus miedos. Por eso, quiero invitarte a que no pierdas tu valioso tiempo intentando convencerme o ensayando persuadirme. En resumen, te pido que no me jodas la existencia con tus angustias ideológicas. No es desprecio, ni es mi ego. Por el contrario, es reconocer mi nula capacidad para debatir con argumentos, porque el único que tengo es que voy a votar por el que me venga en gana, por el que crea que me va a decepcionar un poco menos. Obvio, yo sé que los candidatos que te gustan son mejores, son más inteligentes, son más probos, más íntegros, pero la verdad, prefiero equivocarme por mi cuenta y no por lo que me digan los demás, incluyéndote.
Hace mucho tiempo tengo claro que ningún político vale una discusión con el más lejano de mis amigos. Valoro bastante los afectos como para ponerlos en riesgo por cualquiera de estos oportunistas que se disfrazan de buenos y sabiondos en época de campaña y apenas salen elegidos, se les cae la máscara y dejan ver su talante autoritario o su incapacidad a toda prueba.
Yo de política no sé. Voto por intuición y por pura fe. No entiendo tus análisis sesudos, ni tus cavilaciones, ni tus meditaciones acerca del acontecer de la vida nacional.
En Colombia y en el mundo, los políticos, en el mejor de los casos, son oportunistas, mañosos, falsos, aprovechados, postizos, melindrosos, arrogantes, mentirosos y ficticios. Obvio, no son todos, porque hay algunos que lo quieren, pero el sistema está diseñado para fracasar en la intentona de ayudar a los jodidos, de echar el país para adelante, de solucionar alguno de los males que nos aquejan hace años, de no dejarse tentar por nombrar a los amigos, de no envilecerse con las lisonjas y alabanzas de los chupamedias de ocasión o de aprovecharse en causa propia.
Los políticos, en el mejor de los casos, son oportunistas, mañosos, falsos, aprovechados, postizos, melindrosos, arrogantes, mentirosos y ficticios.
Por eso, lo mejor es no gastarle tiempo a estos farsantes. Hablemos de otras cosas. De la vida, del fútbol, del cambio climático, de cine, de música, de cocina, de Scarlett Johansson, de Margot Robbie o Anne Hathaway, de la felicidad de ser amigos. Hay tantas cosas buenas que nos unen que no vale la pena discutir por estos embusteros.
Al final, tú y yo sabemos que nadie cumple, por eso creo que si Nadie se lanzara, ese sería el dueño de mi empírica opinión.
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