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La frase de cajón: del afán no queda sino el cansancio. Sin embargo el afán muchísimas veces es el enemigo número uno, cuando de diagnosticar y reparar fallos del vehículo se trata. Esto ocurre en los talleres de cualquier marca a diario, en cualquier lugar, en especial cuando se trabaja con altos volúmenes de carros.

Por ejemplo, el propietario lleva el vehículo a sincronizar lo deja y se va rápido, con lo cual no advierte a nadie en el taller sobre la demora al arrancar por las mañanas en frío. Al hacer los respectivos ajustes y el cambio de repuestos, le cobran un platal, pero el problema no se solucionó, ésta vez, porque al señor o a la señora ‘se le pasó’ comentarlo.

O el típico caso del ruidito (el peor karma al que se puedan enfrentar los mecánicos e ingenieros cuando lo han llevado al taller mil veces por lo mismo), donde el conductor no dice bajo que condiciones o de que forma se manifiesta ya sea dependiendo del tipo de calle, si es en frío o caliente cuando se presenta, al tomar una curva……..

Los ejemplos son ilustrativos para hacerles algunas recomendaciones y evitarles el sometimiento a interminables, inútiles y costosas idas y venidas a los talleres, con nefastos resultados. Lo que voy a comentar a continuación es aplicable tanto a los gigantescos talleres oficiales de las marcas como a los particulares, desde el más grande, hasta el más pequeño.

Primero, si su carro tiene algún problema, descríbaselo al jefe de taller o al recepcionista cualquiera que sea el que lo atienda. Haga que su relato sea escrito en la orden de trabajo no sólo para que lo solucionen, sino para que en los casos de estar con la garantía vigente, quede una constancia. En lo posible una vez se programe la reparación y ésta se le asigne a un mecánico, hable con el y comentele todo detalladamente, al pie de la letra.

Si usted es un conocedor de autos y de mecánica, es mejor que no les comente sobre lo que usted piensa que le pasa al vehículo. En pocas palabras no haga ‘auto diagnósticos’. Si los hace como propietario del auto se le pueden convertir en un arma de doble filo en especial si su carro es de esos a cuyos problemas no han encontrado solución. Por ´lograr algo´ de pronto se van por lo que usted les sugiere; sino se llega a un arreglo, su carro seguirá mal, y de todas maneras la cuenta lo espera.

De nuevo, deje el afán. Así se demoren en recibirle el vehículo, y el ruido o el daño se presentan sólo cuando el auto se mueve, póngase al volante y conduzca con el asesor, ingeniero o mecánico, para que ellos por lo menos puedan tener una idea de lo que está ocurriendo. No es lo mismo a cuando usted firma la orden de servicio deja el carro y se va rápidamente a sus labores cotidianas. Un perfecto ejemplo, son unos rodamientos que suenan al circular, pero que no presentan juego al ser inspeccionados en el elevador del taller: seguirá el inconveniente!

Un diagnóstico que no lo convence mucho es un buen motivo para que usted exija que se le muestre ‘la evidencia’. Si las pastillas están para cambiar, que se las dejen ver ojalá estando puestas en el carro. Un escape roto es fácil de detectar, así como es mejor estar presente cuando estén por ejemplo haciendo una prueba de fugas de compresión, para saber más o menos el estado de su motor, o del auto que va a comprar.

Es mejor que esté de cuerpo presente mirando el proceso de la prueba y sus resultados. Por ningún motivo permita que le impidan pasar de la zona de recepción a donde está su vehículo; esto es parte de un motivo para desconfiar del taller, y usted está en todo su derecho. Espero que con estos consejos, logren sortear eventos desagradables con facturas prohibitivas en lo que a mantenimiento o reparaciones de su auto se refiere según lo relatado. Si ya ha pasado por ésta experiencia, que no se repita.

Correo italianties@yahoo.com 

 

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