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Foto: Caro Monroy.

Muchos de mis clientes me cuentan lo frustrados que están en sus trabajos porque no se sienten realizados, felices o satisfechos. ¿Te ha pasado?

Durante algunos años me cuestioné lo mismo y me sentí incapaz de tener estabilidad laboral. Primero por moverme tanto entre países los primeros años de mi vida profesional y segundo, porque cuando empezaba un trabajo, a pesar de la motivación, con el tiempo terminaba sintiéndome insatisfecha, y a pesar de hacer lo mejor que podía, no me sentía realizada.

Recuerdo que en el colegio y en la universidad me enseñaron que los buenos profesionales son los que logran conseguir empleos estables y se desarrollan dentro de las organizaciones. Con esto en mente, salí al mundo profesional buscando mi realización, pero me di cuenta de que, implícitamente, esta estaba ceñida al trabajo, pues al final éste termina por definirlo a uno ¿no lo crees? Entonces dime, ¿quién eres tú? Seguramente me respondas que eres ingeniera, enfermero, gerente, vendedor, psicóloga, y seguramente recuerdes que cuando has estado experimentado infelicidad, frustración o insatisfacción en tu trabajo, de repente el impacto también se manifiesta en tu vida personal, ¿verdad?

Si esto es algo que estás experimentando, quiero que sepas que a mí también me pasó y que es algo que se puede cambiar. Con los años entendí que el autoconcepto, la realización y la felicidad no deben estar ligadas al trabajo y ¿cómo aprendí eso? A través de una mujer que admiro muchísimo, Elizabeth Gilbert, quien hace una distinción magistral entre trabajo, carrera y propósito sumamente práctica y liberadora. Te la comparto aquí con mis palabras:

El trabajo es algo que debemos tener sí o sí. Es un contrato de mutuo acuerdo, en donde intercambiamos tiempo y habilidades por dinero, para acceder a todas esas cosas materiales que deseamos. La carrera es similar al trabajo, pero no necesariamente hay que tenerla, ¡trabajo sí! En ésta, hay un compromiso enorme de tu parte, se sacrifica tiempo personal por los intereses del empleador y por generar valor agregado a toda costa. Por último, el propósito es un llamado. Es eso que se hace para impactar, para generar cambio, transformar e inspirar a otros. El propósito es una fuerza interior que nace en ti, solo depende de ti y nadie te lo puede quitar.

Al final, el trabajo es una transacción, no debe realizarte o hacerte feliz, ¡eso se lleva adentro y depende solo de ti!

Lo que he percibido a través de conversaciones con mis clientes es que, en la mayoría de los casos, existe la tendencia de agregar una expectativa de felicidad y realización a ese contrato, es ahí donde empieza el conflicto. Si por el contrario estás haciendo una carrera profesional que no te gusta, te sugiero un cambio, si tienes un trabajo que no te gusta, bueno eso no es tan grave. ¡Siempre puedes buscar uno nuevo! Alguien puede ser igual de apasionado a ti en tu carrera y tener mejores resultados, pero nadie compite contigo por tu propósito.

Lo que te quiero decir hoy es que si estás confundiendo tu trabajo con tu carrera y con tu propósito, te estás generando cargas innecesarias. Vivimos en un mundo material y si lo que tienes hoy es solo un trabajo, pues te invito para que lo asumas como lo que es. Si tienes carrera, fabuloso y si no, recuerda que no es necesario tener una. Por otro lado, si estás inquieto y estás buscando conectarte con tu propósito, sigue haciendo todo lo posible por descubrirlo.    

Después de diez años de vida corporativa entendí que lo que yo había tenido eran solo trabajos, es verdad que aprendí nuevas habilidades, sé también que hice lo mejor que pude, pero nunca me interesó hacer carrera. Cuando entendí la distinción de estos conceptos fue como haber roto el hechizo. De repente, me vi a mí misma como responsable de mi felicidad y autorrealización, ahí supe que ya era hora de dejar de quejarme por las cosas que no me gustaban de las organizaciones o industrias para las que trabajaba.

Hoy, hace un año exacto, estaba escribiendo mi carta de renuncia a la vida corporativa. No sabía lo que me esperaba, fueron tiempos de incertidumbre y miedo, pero sabía que nada podía salir mal si era fiel a mi propósito, contribuir a la vida de otros de forma positiva y así, el tiempo y esta nueva aventura de vida, me trajo hoy aquí, a escribir este blog para ti.

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