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Con más de mil millones de usuarios activos al día, es imposible negar el impacto de WhatsApp sobre nuestras vidas. En poco tiempo, la compañía que pertenece a Facebook, ha transformado nuestros hábitos, relaciones personales e incluso nuestro lenguaje. En los 55.000 millones de mensajes que circulan a diario se encuentra nuestra vida personal, familiar y laboral, en un espacio que elimina las distancias y nos plantea nuevas dinámicas de interacción ¿Cómo nos ha cambiado la vida WhatsApp?

Nos mantiene unidos

Los servicios de chat y mensajería han existido desde los inicios de la Red, pero la conectividad constante que permiten los teléfonos móviles, su inmediatez y la unificación de las identidades digitales, nos ubica en una realidad en la que estamos permanentemente conectados y “disponibles”. Este fenómeno recontextualiza nuestras relaciones sociales pues los espacios que en un principio se dedicaban para reuniones familiares, encuentros laborales, el ocio y la intimidad, ahora confluyen en un mismo espacio, en un solo momento.

Esto tiene sus claras ventajas: es difícil imaginar cómo hubiesen sido nuestras relaciones con seres queridos que viven lejos, de haber tenido que acudir a costosas llamadas internacionales semanales, mensajes por fax o cartas que demoraban días en llegar. Para muchas familias, la posibilidad de acortar la distancia da un sentido de cercanía que hace unos años era difícil de imaginar.

La verdad es que nunca antes la tecnología le había hecho frente a situaciones de conflicto como ahora. Hoy, millones de migrantes que huyen de sus hogares como resultado del conflicto, han encontrado en WhatsApp una lingua franca que les ha brindado oportunidades de reencontrarse, adaptarse y compartir consejos, rutas y advertencias a sus familiares que cruzan el planeta para estar a salvo.

Transforma el lenguaje

El debate sobre el impacto de estos servicios de mensajería en el lenguaje es álgido. De un lado se argumenta que su informalidad reproduce errores de ortografía, se incluyen extranjerismos de forma indiscriminada, los autocorrectores evitan el conocimiento de las normas ortográficas y la inclusión de símbolos como los emojis supuestamente entorpece la comunicación. Por otra parte, hay quienes hablan de la llegada de un nuevo lenguaje, que se transforma y expande constantemente; un nuevo sistema de códigos cuya interpretación implica múltiples lecturas y proviene de diversos contextos.

Para bien o para mal, sí es cierto que estamos presenciando una transformación del lenguaje por cuenta de la tecnología en la que lo importante no será lamentarse por la pérdida de una lengua “pura”, lo importante de este nuevo lenguaje es que cumpla el propósito de garantizar nuestra comunicación efectiva. Memes, gif animados y otras formas de expresarnos por las Redes ya cumplen esta función. Es por eso que por ejemplo, para los bogotanos, memes como los que se generaron a raíz de la inundación del deprimido de la 94, no requieren mayor contexto o explicación.

Dos mundos, un solo usuario

Los procesos de gestión de tareas y trabajo en equipo se benefician notablemente de herramientas como WhatsApp. Estudiantes y trabajadores pueden mejorar su productividad mediante el contacto constante y la interacción. Sin embargo, en ambientes laborales, un empleador podría estar en contacto permanente con su empleado y solicitarle tareas incluso en su tiempo libre.

Estas prácticas, que pueden llegar a ser abusivas, están todavía por ser reguladas pero por ahora es responsabilidad de los jefes respetar la intimidad y el tiempo libre de sus subordinados. Empleados deben poder sentirse en la libertad de imponer límites, de lo contrario interrumpir una reunión familiar o un momento personal por cuenta de un mensaje laboral podría volverse la norma.

La ubicuidad de WhatsApp hace que estemos más unidos, pero también abre la posibilidad de que el trabajo esté unido a nosotros todo el tiempo. Esta conjunción tiene efectos negativos muy serios para quienes tienen dificultad para separar el entorno laboral del personal y afecta también a algunos despistados, que comparten mensajes en grupos de chat equivocados. No hay manera segura de evitar esta bochornosa situación, pero sí puede reducir el riesgo si adopta el hábito de contar hasta tres antes de presionar el botón “enviar” cuando está compartiendo contenido comprometedor. No olvide siempre verificar el destinatario del mensaje y en general, procure mantener separados estos dos mundos.

Si parece mentira…

La palabra “bulo”, se ha empezado a popularizar en español a causa de la abundancia de engaños y titulares fraudulentos que circulan en las Redes. El término es definido como “Noticia falsa propagada con algún fin” y a estas alturas es muy seguro que nos hayamos encontrado con uno en algún momento.

Se cree que un buen porcentaje de los mensajes que se comparten por WhatsApp es información de este tipo. Se trata de mensajes provocadores, sensacionalistas, que se hacen pasar como noticias reales y terminan siendo supremamente dañinos. Algunos de estos mensajes falsos buscan movilizar a los usuarios frente a situaciones como el sacrificio de una camada de perros o a prevenir el consumo de productos de la marca Alpina por supuestamente contener Salmonella.

No es difícil evitar caer en estos engaños, primero: cuando se enfrente a una de estas noticias revise la procedencia, si es anónimo y no tiene el respaldo de una agencia de noticias es probable que sea falsa; segundo: contraste la información con otra fuente, revise si ya ha sido reportada por otro medio confiable; tercero: sospeche si recibe un mensaje con una petición de acción que le solicite actuar inmediatamente, compartir sus datos o hacer clic en un vínculo.

Es difícil saber qué ocurrirá en el futuro cercano con WhatsApp. Sus posibles modelos de monetización e integración con otras plataformas son posibilidades aún sin resolver, pero sin duda, su crecimiento acelerado y el de otras redes sociales, vaticina un cambio sustancial en nuestras vidas y las de las próximas generaciones. Esperemos que el resultado de un mundo más conectado sea un mundo más justo y equitativo.

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