Hace unos días me invitaron a un evento con algunos de los deportistas clasificados a los Olímpicos Río 2016. La idea era aprender a usar los productos de una marca haciendo jugos y otras preparaciones. De todo, me quedé con lo que hace Óscar Figueroa antes del entrenamiento. Sencillo: fresas, almendras, miel y agua. Todo a la licuadora. Pura energía.
Me fui con una nueva receta en la cabeza. Bueno, y con otra reflexión: más allá del tema comercial, decidí ir a ese evento porque siempre he sido un idólatra del deporte. Cualquiera. Y quedé convencido de que le hace bien el apoyo de la empresa privada a estos muchachos. Porque si no son los empresarios, ¿quién? ¿El Gobierno? Así tendría que ser, pero no lo es. No como debería. Algunos no estarán de acuerdo con este argumento y me parece respetable. Pero, por mi lado, sé en qué país vivo.
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No estoy en desacuerdo con su reflexión. La empresa privada puede invertir y patrocinar el deporte y descontarlo de sus impuestos que a la final se invierte mejor. Si fuera el estado éste recibe un millón y gasta en burocracia 990 mil y para el deporte 10mil.
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La empresa privada invierte en un deportista si la inversión se ve reflejada en mayores ventas de sus productos, en Colombia y en el mundo…..Si el deportista no queda ni de ultimo, quien le va a patrocinar algo??? Mejor así, que ver la plata de impuestos convertida en tiquetes, hoteles, entrenamientos, para quedar de media tabla hacia abajo
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