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En la Maratón de Londres del pasado domingo ningún corredor venció los récords mundiales ni pasó a la gloria por ello, pero sí hubo decenas de deportistas que marcaron la diferencia: convirtieron esta competencia en la primera maratón del mundo que se corrió por la salud mental.

Sus objetivos no estaban ligados a ninguna farmacéutica, tampoco a empresas de salud ni a seguros médicos; no buscaban promover la investigación científica ni defender derechos humanos, su único propósito era invitar a la gente a pedir ayuda cuando siente que no está bien, cuando cree que necesita un psicólogo o un psiquiatra, cuando cree que está enloqueciendo y siente ganas de huir, cuando está pensando en quitarse la vida, cuando no puede más con el abuso que vivió en su infancia, cuando los dolores de la muerte no han sido superados.

Sí, una invitación a que hablemos, así de sencilla y de contundente, porque la única manera para eliminar el estigma hacia la enfermedad mental es hablando de ella y qué mejor para comenzar esta gran conversación mundial que las historias de personajes famosos como Lady Gaga y el príncipe Harry.

La cantante invitó a todos los jóvenes a buscar ayuda, a hablar del tema, porque ella misma sufre de estrés postraumático producto de la violación de la que fue víctima. Harry, por su parte, confesó que durante muchos años no pudo con el dolor de la muerte de su madre, la princesa Diana, cuando él tenía 12 años. Quiso actuar como si nada hubiera sucedido, por eso causó líos y protagonizó escándalos, hasta que un día no pudo más y su hermano le recomendó buscar ayuda. Harry lo hizo y encontró una nueva vida.

De eso se trata, de no tenerle miedo al qué dirán, de olvidarse del juicio social para salvarse a sí mismos, de solucionar a tiempo dolores y traumas que se ha quedado clavados en las entrañas antes de que estallen en suicidios o muertes.

A los testimonios de estas dos grandes figuras públicas, se sumó la presencia constante del príncipe Harry, de su hermano y de su cuñada en la maratón, con un saludo a los corredores, con entregarles agua en mitad de camino, y la energía y el sudor de enfermos mentales, parientes y amigos de enfermos mentales que recorrieron 42 kilómetros para invitar a otros a hablar, para continuar con una conversación urgente y necesaria en el mundo, porque el silencio está matando a los jóvenes con depresión y a adultos que no soportan más los estados cambiantes de sus mentes.

Es necesario acabar con el estigma de una vez por todas. Lo mejor es que esta campaña no se ha quedado en la meta de la maratón, ha seguido adelante para ofrecer teléfonos y servicios sociales donde la gente puede llamar para pedir ayuda, para buscar con quién hablar. En inglés la campaña se ha llamado #HeadsTogether y ha estado acompañada de videos con personas que hablan de su vida y encuentran quién los escuche, con videos de corredores que hablan sobre cómo hace un año estaban pensando en quitarse la vida y ahora están llenos de energía para correr 42 kilómetros. Tal vez podríamos comenzar a hablar más de la enfermedad mental en el país. Yo ya pronuncié mis primeras palabras son el libro Mi bipolaridad y sus maremotos, de editorial Planeta, donde cuento mi historia como paciente de un trastorno bipolar con el fin de aportar en la lucha contra el estigma. No es un libro de autoayuda, es un relato descarnado y honesto, donde también encuentro claves que me han ayudado a ser totalmente funcional. Y quiero seguir hablando, quiero que quienes sufren en silencio descubran que tienen derecho a una voz, que no deben sentirse culpables, que se merecen vivir y encontrar las ayudas que les permitan disfrutar días productivos y llenos de sentido.

P.D: Los invito a la conversación que tendré este domingo 30 en la Feria de Libro.

 

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