Pareciera como si el sistema de salud del país no entendiera cómo funcionan las enfermedades mentales. Hace una semana tuve que pedir una cita médica con siquiatría por mi EPS y me la dieron para el 21 de julio. Por fortuna no es urgente, porque si hubiera estado empezando una crisis, podría suicidarme o tener un episodio psicótico mucho antes de llegar al consultorio del médico.
Pocos saben que muchos pacientes con enfermedades mentales podemos mantenernos estables y llevar vidas productivas cuando recibimos atención médica oportuna. No vivimos en crisis, pero cuando estas empiezan a cocinarse, pueden detenerse a tiempo si se cuenta con la ayuda médica en el momento indicado.
Cuando esta no se recibe, vienen entonces los intentos de suicidio y las salidas de la realidad. Infortunadamente, muchas personas en este país tienen como única alternativa médica la EPS y por eso, quienes sufren de depresiones, trastorno bipolar o ansiedad, solo por mencionar algunas enfermedades, están condenadas a sufrir más crisis de lo que deberían. Y esto no solo les impide llevar un vida tranquila y feliz, sino que, con cada crisis, el cerebro se puede deteriorar.
Una opción son los grupos de apoyo, pero muy pocas EPS los ofrecen y a esto se suma que en muchas zonas del país no hay siquiatras. Sencillamente los pacientes no tienen quien los atienda y deben viajar a las grandes ciudades para una consulta y eso si la EPS les da la cita a tiempo.
Y una vez consiguen la cita, tan solo cuentan con 20 minutos para hablar sobre cómo están y esto no sirve de mucho, porque la psicoterapia continua es definitiva en muchos casos para ayudar a las personas con una enfermedad mental a vivir tranquilas, pero con consultas tan cortas y esporádicas es imposible lograr buenos resultados.
Este es un panorama muy desalentador para quienes tratan de luchar con el vaivén de sus emociones o con la angustia que genera una enfermedad mental, y más cuando de estas se habla poco y sobre quienes las padecen recae el estigma.
Además, muy pocas personas piden ayuda porque creen que, si lo hacen, las van a tildar de locas y las van a encerrar en un hospital siquiátrico. Estos prejuicios son producto de la ignorancia y esta ignorancia es producto del estigma sobre la enfermedad que hace que se hable poco de ella. Es un círculo vicioso que no le permite al paciente encontrar las herramientas que hoy ofrece la ciencia para vivir mejor.
Es así como las personas que tiene enfermedades mentales están a la deriva en el sistema de salud y casi siempre solo aquellas que cuenta con seguros médicos privados pueden llevar vidas tranquilas y felices. Eso es realmente injusto, porque para muchas sí existen alternativas, sí existen opciones, pero el sistema de salud se las niega.
Que buen articulo , que triste peo es la verdad .
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