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El presidente Barack Obama es sencillamente espectacular, en todos los sentidos. Gústele a quien le guste, en mi concepto el actual Presidente de Estados Unidos es un gran hombre; una persona íntegra; una renovación para la política norteamericana y para las relaciones internacionales; se trata de un ser humano que se ha atrevido a decir lo que la mayoría no quieren oír; que ha tomado decisiones impopulares que pueden bajar su popularidad -y que lo han hecho- pero que, como él sabe, solo la historia sabrá reconocer, otorgándole el honor de tener un nombre que haya significado el cambio en el futuro de Estados Unidos y del mundo.

La mayor potencia del planeta está en este momento en manos de una persona honesta, transparente, sincera, sencilla; de un hombre que proyecta frescura, confianza, determinación, cambio, modernidad, igualdad, renovación; se trata de una sonrisa que deja salir palabras reales, representantes de una realidad que no siempre es la mejor ni la que todos están esperando tener; de una sonrisa que se ha sabido conectar con millones de personas saliéndose de ese acartonado protocolo de la política estadounidense; oír y ver a Barack Obama es como respirar aire fresco después de haber contaminado el cuerpo y la mente con gases venenosos.

Gracias a Barack Obama las relaciones entre los diferentes países de nuestro planeta están cambiando y darán un giro radical; y no es que eso vaya a suceder inmediatamente -nada esencial pasa de un segundo a otro-, pero sí lo irá sintiendo el mundo con el paso del tiempo y podrá comprender que, mientras criticaba a Obama y desconfiaba de su capacidad para tomar decisiones acertadas solo por el miedo a que no eran las mismas de siempre, el primer presidente negro de los Estados Unidos movía los tejidos de la tierra para convertirla en un lugar menos corrupto, más tolerante, más igualitario, menos violento, más sabio, menos avaro, más amigable, menos turbio…

Lo que Barack Obama está mostrándoles a los estadounidenses y a miles de millones de personas alrededor del planeta es sencillamente un mundo más real, más humano.

Agradezco a la vida por haber puesto a Barack Obama en donde está hoy. Me siento feliz y confío más en el futuro sabiendo que esta potencia determinante que es Estados Unidos va tras un ser humano de carne y hueso, uno que tuvo un sueño y que, a través de una sonrisa sincera, se convirtió en el primer presidente negro del país más poderoso del mundo, lo recibió en uno de los momentos más difíciles de la historia (la peor crisis económica en 80 años, las guerras de Irak y Afganistán, un sistema de salud colapsado, una imagen del país absolutamente negativa en la mayoría de los países del mundo…) y ahí va, sorteando dificultades y cumpliendo meticulosamente cada una de sus promesas.

Como dijo él ayer en State of the Union 2010, «yo prometí mejorar muchas cosas, pero jamás prometí que fuera a ser fácil».

State of the Union 2010:

 

 

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