Finalmente, para ganarme el susodicho descuento del comparendo que me gané hace unos días, fui a hacer el curso pedagógico por infractor. Yo sabía que se podía hacer el curso en un sitio cerca de mi casa (una concesión que hizo el Distrito con un privado, que parece funcionar bien), pero me fui a la boca del león: El SuperCADE de movilidad de la Calle 13. Fui ahí porque quería ver cómo se hacía el trámite de verdad verdad, con funcionarios públicos orgullosos de ser servidores a la ciudad y toda esa cosa.
Les cuento cómo me fue: Todo comenzó con una despertada a las 5am, caminando en puntillas por toda mi casa hasta las 545am para no despertar a ninguna de las fieras que habitan ahí (pero a esas horas, ¿quién no es una fiera?), y tomar dos servicios de TransMilenio hasta llegar a la estación Zona Industrial, justo frente a mi destino, a las 645am. Después de sortear una fila que no era para mí (aunque todos en la fila decían «yo no sé, hermano, yo aquí la estoy haciendo porque después…» o cosas así), el amable vigilante del lugar me dijo que por favor fuera a El Fondo y tramitara mi curso (sí, dijo El Fondo con mayúsculas, como ven en las instrucciones abajo). Después de buscar El Fondo (me imaginaba una institución, dadas las mayúsculas), encontré que debía ir al fondo del lugar y que allí sería mi trámite.
(dos lugares para encontrar los peores errores de redacción: circulares de administración de edificios, y papelitos en lugares de trámites).
Es irrelevante describir la discusión con la amabilísima servidora pública que tomó mis datos, su respuesta incomprensible sobre la pertinencia del curso, el compinche que me hice en la fila porque «no quieren resolver»…cualquier cosa: siempre hay alguien en un sitio público que vocifera «esque usted no me quiere resolver» y yo me uní a él, aunque de manera más discreta, y resolvimos varios líos juntos con el apoyo de la multitud de empleados distritales que se abalanzaron a resolver nuestras dudas. Por fín, nos llamaron al curso y nuestra pequeña pandilla de dos se desbandó para volvernos estudiantes, sentados en cómodos asientos que nos facilitaron.
A continuación describo lo que más me llamó la atención del curso que nos dictó un apuesto joven en el último piso de la Secretaría de Movilidad. Lo haré en cuatro categorías:
A. Cinco cosas que rescato del curso:
1. «Ambos son igual de delincuentes: el que paga y el que recibe». Esto lo dijo nuestro instructor cuando habló de lo que alguna gente ha pagado a policías como soborno para salir libres como el viento después de un intento de ser «partidos» en vía por un policía.
2. Nuestro instructor nos enseñó que, para que se haga un operativo contra los automóviles estacionados en un barrio, debemos enviar una carta a la alcaldía local con firma de varios residentes del barrio, y como respuesta irá la policía a hacer «un operativo». Me queda la duda si durante todo ese proceso no se irán todos los delincuentes malparqueados de la zona… ah, es para cosas recurrentes, entiendo.
3. «Una moto es un vehiculo económico, no un vehículo rápido»: ESTA ES LA MEJOR FRASE QUE OÍ DURANTE TODA LA HORA Y MEDIA DE APRENDIZAJE. Me dejó sin palabras el instructor y lo quise abrazar.
4. En el curso había 17 hombres y una mujer. Esto solo podría ser por una de varias cosas:
a- las mujeres son más coquetas que los hombres (y más efectivas) cuando se trata de hablar con un policía de tránsito (excepto, claro está, Paco)
b- los hombres madrugan más que las mujeres
c- ese día había una oferta en algún almacén de ropa
d- los hombres manejan peor que las mujeres
e- los hombres creen manejar perfecto y se toman riesgos que una mujer no se tomaría
f- d y e.
(dejo a uds resolver la cuestión)
5. El señor instructor nos enseñó que nunca nos debemos poner bravos cuando un policía de tránsito hace una barbaridad en vía, porque están trabajando y a ellos se les perdona todo (palabras más, palabras menos, qué me voy a haber memorizado la frase legal que el tipo dijo). Es decir, cuando veo la situación de la fotografía de abajo, debo enorgullecerme porque quiere decir que un señor agente está trabajando duro:
B. Cinco cosas que yo quitaría del curso
1. Al instructor. Ush, qué manera de hablar. De verdad, ¿con esa boca dirá mamá El Doctor? Más abajo algunas perlas.
2. La frase «Afortunada o desafortunadamente hay una ley», yo la borraría del léxico de cualquier persona (servidor público o no).
3. La afirmación del instructor en que nos argumentaba que debíamos instruirnos sobre las normas y tenerlas claras… bueno, no ese pedazo, sino la razón que nos dio para hacerlo: «o todo el mundo se los va a gozar»…
4. La frase «Vaya a otros paises, a ver qué hace la gente»… de verdad, no sé cómo no me paraba a gritar y buscar un objeto contundente cercano…
5. A los 27 minutos de decirnos que éramos similares a delincuentes pero con la diferencia de que no conocemos las normas, que no nos deberíamos dejar «gozar», que fuéramos a otros países, que desafortunadamente había una ley y todo eso, nos dice el tipo «¿dudas? ¿preguntas?…antes de que traigan los certificados» (al principio del curso nos había dicho que sabía que todos eramos muy ocupados y que, aunque la ley indica que el curso dura dos horas, iba a ver cuánto nos demorábamos). Claro, ante esas frases, ¿quién iba a hacer preguntas? Bueno, yo, y otro señor que trataba de demostrar incansablemente que era un hampón y que la ley no servía para nada, pero los demás se quedaron callados, inmóviles, esperando a tomar su certificado y salir corriendo.
C. Cinco cosas sobre la velocidad que aprendí, repasé o reiteré:
1. Los límites de velocidad en el perímetro urbano son de 60 km/h (así no haya señal), aunque el diseño de las vías vaya por otro lado…
2. El límite de velocidad en vías no urbanas es de 80 km/h(así no haya señal), aunque el diseño de vías vaya por otro lado
3. El cuento de la velocidad máxima de 100 o 120 km/h está derogado
4. No obstante el número 3, donde haya una señal que permita incrementar por encima de 80 km/h, hágale papá y «góceselo»
5. La señal de 30 km/h que uno ve de repente en algunos sectores de la Avenida Boyacá (etc etc) lo ubican allí por la cantidad de accidentes que ha habido (AUNQUE EL DISEÑO DE LA VÍA VAYA POR OTRO LADO!)
D. Cinco cosas de las que me enorgullezco después de ese día:
1. No haber despertado ninguna fiera en mi casa, gracias a mi pericia al caminar en puntillas
2. Haber sido parte de una compinchería, y haber formado una pandilla de dos durante por lo menos 4 minutos, y con un motociclista!
3. No haberme parado a buscar un objeto contundente durante ningún momento del curso
4. Haber terminado el curso
5. Tener un certificado más del cual enorgullecerme. Aquí los dos certificados más útiles de mi carrera:
Carlos Felipe Pardo es un colombiano con maestría en urbanismo de la London School of Economics que trabaja en temas de transporte sostenible, desarrollo urbano y calidad de vida. Le ha tocado ir a más de 60 ciudades en Europa, América Latina, Asia y África a dar asesorías, presentaciones y cursos sobre esos temas. Ha escrito libros y capítulos (unos más buenos que otros), varios de los cuales están en la página de su organización Despacio.org
Escrito en conjunto por Despacio.org, Cámara de Comercio de Bogotá y Fundación Corona Cada día en el mundo se producen 2,5 trillones de bytes de datos, o lo equivalente a la cantidad de información que pueden almacenar 250 millones de personas en sus cerebros. Muchos de...
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