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Fabián Salazar Guerrero PhD. Doctor en Teología. Ciberacompañante Espiritual.

Este tiempo de reflexión y aislamiento obligatorio nos ha permitido como humanidad revisar nuestra cotidianidad. Valorar el hecho de estar vivos y reconocer que aquello que parecía rutinario se ha vuelto extraordinario.

Darse cuenta de cuánto valen las oportunidades de poder salir con libertad, el respirar con tranquilidad, el abrazar sin miedo, el visitar a los seres queridos, el caminar por los parques, el ir a compartir un rato entretenido con los amigos, el hacer deporte al aire libre, el frecuentar un cine o el viajar a tantas lugares con alegría.

La vida es una colección de instantes que muchas veces se pierden por estar apurados, distraídos o simplemente por andar sin sentido. Las circunstancias han cambiado y con ellas las prioridades y es por eso que podemos volver a lo básico y es a enamorarnos del regalo de la vida.

Este sentimiento quiero expresarlo con las siguientes palabras esperando sean de inspiración para que crees tus propios palabras de agradecimiento por la existencia.
Recuerda que la Vida es una Poesía de la que eres un hermoso verso.

Enamorarse de la vida es disfrutar de la miel dulce de la existencia, es valorar con
pasión las flores dispuestas de mil colores, es dejar que el aire delicadamente
nos acaricie y sorprendernos con ojos de niño por las maravillas ocultas en cada rincón del camino.

Enamorarse de la vida es vencer los cotidianos temores del sinsentido, es arriesgarse
a vencer los molinos del tedio y la rutina para arremeter con hidalguía tras inéditas
aventuras, tras renovados impulsos del alma, palpitaciones celestes, y lo mágico del destino.

Enamorarse de la vida es contemplar su frenético movimiento, su fluir interminable,
sus inéditos senderos de montaña, los placidos valles, sus turbulentos océanos
de emociones, los horizontes de fatiga, los esfuerzos diarios entre las tristes lágrimas y lo festivo.

Enamorarse de la vida es fascinarse de nuestra divina condición en medio del ropaje
finito del terrenal cuerpo, el disfrute de los sentidos, el gozo del placer, las noches
de desvelo, las esperanzas defraudadas, las suplicas al cielo y el trayecto de vuelta al ciclo cumplido.

Es momento simplemente de enamorarse de la vida.

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