Hay demasiadas personas publicando fotos en Instagram con frases motivadoras sobre la felicidad y el éxito pero cuando uno se las encuentra frente a frente solo escucha quejas sobre lo perdidas que se sienten, su terrible frustración laboral y los fracasos acumulados en las relaciones. Parece que nos acostumbramos a llevar una doble vida y llenamos esos vacíos con post y likes, en lugar de reconocer que nos falta amor propio y que a veces hacemos más por los demás que por salvarnos nosotros mismos.
No se trata de señalar a las redes sociales ni a la adicción que tenemos a ellas, es más un asunto personal: no sabemos querernos. Lo digo porque siempre estamos culpando al resto, señalando el error en lo que está afuera. El sistema, los políticos, los profesores de la universidad, nuestros papás, la pareja… Pocas veces dejamos el miedo a vernos por dentro y reconocer toda la mierda que llevamos en la cabeza y en el corazón desde que comenzamos a crecer, la vida nos llenó dulcemente de taras y por eso el día menos pensado rompemos en llanto. Si nos quisiéramos un poco más dejaríamos de llenar el ego con los errores de los demás y abrazaríamos nuestros complejos. Lo haríamos con cariño.
Pero hay gente que no lo ve y por eso vive en una constante pelea con el universo, culpándolo de no alinearse con sus sueños y propósitos, tratando de ganar siempre y así no funciona. Tengo amigas que se desgastan años en relaciones sentimentales que se joden desde el inicio porque las basan en una guerra de poder por quién da más. Las veo ahí, tratando de demostrar que están preparadas para vencer y aplastar a sus parejas, como si el amor se tratara de ver al otro doblegado y no de dar tranquilidad y felicidad a quien nos desnuda su mente y su cuerpo. Amar a veces es una entrega de nuestros vacíos y debilidades como seres humanos y por eso necesitamos quien nos complemente, no alguien que nos juzgue y destruya.
Decía que nos iría mejor si nos queremos a nosotros mismos primero y aceptamos ese lado oscuro que cargamos en silencio, negándolo día tras día. Deberíamos soltar ese afán por ser mejores que los demás. Vivimos enfocados en vencer, en ser queridos y aceptados y por eso nos deprimimos si no alcanzamos los 300 likes en una foto en Instagram. Tenemos que dejar de engañarnos, de creer que somos la mejor versión de nosotros mismos y comenzar a trabajar en nuestras carencias. No sé, tenemos que parar esto, por buscar el amor de los demás es que el día menos pensado nos miramos al espejo y ya no queda nada de aquellos niños que fuimos.
Jorge Jiménez
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