Por @dani_matamoros
“¿Qué fue primero? ¿El morboso o la mostrona? He ahí la terrible y discutida cuestión”.
Bueno, también aplica en femenino y masculino, masculino y masculino, femenino y femenino, y hasta de pronto en animal y humano –vaya uno a saber, aunque no quiero entrar en esos terrenos–; pero este texto comenzaba mejor si solo hubiera usado la primera frase. Maldita tendencia a la igualdad e inclusión de géneros, maldita Florence Thomas y todos y todas sus secuaces.
Volviendo a la entradilla, esta elocuente pregunta: “¿Qué fue primero? ¿El morboso o la mostrona?”, diría yo, que esta cuestión siempre ha sido inherente a la humanidad. Acentuada obviamente con la masificación de diversos medios como la pintura, la fotografía, el cine, la misma radio, la televisión y explotada al máximo en la era de la informática; donde el Internet, la pornografía gratuita y todas las plataformas que la atañen potencializaron el culto al cuerpo, el narcisismo extremista –léase: NO PUEDO MÁS CON TUS PUTOS SELFIES, Y NO ENTIENDO POR QUÉ ME AFECTAN–; el voyerismo negado –revísese: NO VEO LA HORA DE QUE SUBÁS MÁS FOTOS CON POCA ROPA ENTRE LAS COBIJAS-; y el exhibicionismo pacifista. Entiéndase “pacifista” como: USTED MOSTRÁNDOSE CASI EMPELOTA –“EN LA PLAYA, EN LA PLAYA…”, COMO DECÍA DÁLMATA– SIN QUE NADIE PUEDA ESCANDALIZARSE O SIN QUE SUS PADRES PUEDAN REGAÑARLE…
Pero vámonos un poco más a mí, sí yo sé, tengo que ser el centro de todo. Devolvámonos en el tiempo a principios de 2010 cuando yo era un “pelagato” y entraba al engorroso mundo laboral periodístico. Claro que aún lo sigo siendo, solo que ahora he hecho cositas y por fin los de Premios TWCo se dieron cuenta de que existo. Bueno, pero como venía diciendo, por cosas del destino –varias pruebas psicotécnicas fallidas, rechazos en otros medios, recomendaciones de un gran editor–, terminé en el portal de rumbas y entretenimiento de Casa Editorial El Tiempo: Vive.in. Con los años, aunque todo el día me quejaba y renuncié por tres días para luego volver con el rabo entre las piernas, lo he llegado a considerar el mejor trabajo de mi vida y la cúspide de la genialidad para un simple practicante. Aunque esa es una historia que será contada en otra ocasión.
Fotografía por: Juan José Gómez para Vive.in, Rock Al Parque 2010.
“Esto es puro periodismo digital, papá”, me dijo el cabrón de mi jefe en esa época, durante mi primer día laboral.
-¿Tiene Facebook?
-Obvio.
-¿Cuántos amigos tiene?
– 400
-Eso no me sirve. Ahí si mucho está su abuela, su papá, sus amiguitos del colegio y la universidad, y una que otra noviecita. Pura gente de Cali que nada le va a aportar a su trabajo. Por cierto. ¿A usted le gustan la mujeres?
-Pffff… ¿Cómo así? ¡Obvio!
-MMMM…. Yo veré chino, más le vale… De todas formas aquí somos “gay friendly”, súper amigos de la comunidad LGBTI y demás letras; sino mire a Óscar, uno de sus jefes, cuando quiera le puede decir a él que lo saque. Que lo lleve a Cavú Bar o a algún sauna de Chapinero…
-No, no, no…, ¡¿cómo se le ocurre?!
-Ah…, ¿tiene algo contra los gays?
-No, no, nada… Pero lo mío son las mujeres.
-Bueno, ahora no se vaya a agrandar con lo que le voy a decir, pero chino, lo quiero “en mi equipo”. ¿Me entendió?
-¡Obvio! ¡Firmes! Yo vine con toda para aprender. Esto es un chimba, a mí Vive.in me parece muy aleta…
-No vaya empezar con las ñeradas. Esto no es Cali. ¿Cómo así que “aleta”? ¡Aprenda a hablar! Volviendo a Facebook, se pone a agregar a su red a cuanta modelo, presentadora, promotor, periodista, bar, empresario, artista, cantante, líder de opinión, influenciador, PR, organizador de eventos, publicista, y gente del entretenimiento local y mundial, encuentre.
-¡De una!
-¿Tiene Twitter?
-Ehh… Sí…
-Sí o no.
-Sí…
-¿Lo usa, cuál es su @?
-En no mentiras, lo abrí hace seis meses pero no entiendo para qué es. Aparezco como @danielvivas86 No he subido fotos ni nada. Solo he escrito “Hola”.
-Chino marica, ¿cuáles fotos? ¿Usted cree que eso es como es Facebook? ¡No!…, yo no sé para qué contratamos a este man. Dizque redactor-periodista digital y no usa Twitter. ¡Óscar! Enséñemele a este güevón cómo usar Twitter. Vea chino, yo veré, tiene que estar pegado a esa vuelta. Juanes, Shakira, Montoya, Cerati, Ricky Martin y otros famosos anuncian cosas por ahí. Nosotros las volvemos noticias. Las viralizamos. Necesitamos notas, que usted vuelva artículos lo que ellos tuitean. Tráfico, tráfico, ¡necesitamos tráfico para el portal! Cuando se murió Michael Jackson, que Vive.in y casi todo el periódico colapsó, ¿por dónde cree que se difundió primero la noticia?
-Yo me enteré por televisión
-¡¿Cuál televisión?! ¡Por Twitter! TMZ lo publicó y lo tuiteó. Métaselo bien en esa cabezota. ¡Por Twitter! Ahora ya me cansé de verlo, ni que fuera lindo…, póngase a trabajar y lo quiero revisando esa vuelta cada cinco minutos. ¿Me entendió?
-¡Sí!
-…
-…
-¿Sigue aquí?
-…
¿De qué se ríe? ¡Chino mari…!
Ilustración hecha por: Armando Mesías -Malo-.
Así comenzó mi verdadera entrada al mundo de las redes sociales. Empecé a seguir cuentas en Twitter y a leer noticias o eventos, “tan magnos” como la cagada de un desconocido. A hacerme amigo en Facebook de personas que jamás había visto en la vida real. A tratar de entender por qué en la primera red a la gente le debía importar un monólogo de mi vida. A interiorizar que la segunda se podía convertir en mi directorio personal.
Comencé entonces a pasar mucho tiempo en Internet revisando perfiles de famosos y de gente que me podía aportar algo a mi trabajo. Luego me dio por agregar –de puro desocupado– a tipas que salían en biquini, en minifaldas, posando en portadas de revistas y en estudios fotográficos. Mi jefe a veces pasaba por mi puesto y solo gritaba, haciéndose el bravo: “¡Puro porno y hembras mostronas mantiene viendo este güevón! Pero es que yo no tenía la culpa. Yo agregaba una modelo, una relacionista pública, hasta a una periodista –hecha y rehecha, ¿así decía el dicho? – y pues si ellas no salían casi empelota o modelando de manera sexy, sus amigas sí lo hacían. Y pues uno ahí, recién llegado al cochino mundo laboral, ¿qué más hacía pa’ matar el aburrimiento?
Por estas malditas redes comencé a conocer a cabrones, alcohólicos y vagos iguales a mí, a los que solo les importaba salir del trabajo a darse duro en la cabeza –si era gratis, mejor– en cocteles y en eventos que organizaba alguna agencia o alguna marca importante. También conocí niñas lindas, otras no tanto, con algunas salí, me emborraché, nos dimos besos y lo demás es historia patria. Otras se convirtieron en mis amigas y contactos claves en medios, agencias y empresas. Algunas aún me ayudan con favores, publicaciones, requerimientos que les hago y hasta me han dado trabajo. A un montón jamás les hablé pero por ahí siguen exhibiéndose en mi News Feed, en mi saturado Home, en mi descarado Time Line.
Ahora vamos a inicios del año 2012. Mi @ en Twitter, en un inesperado giro de los acontecimientos, es dani_matamoros. (El origen de este nickname, como muchas otras cosas, será contado en otra ocasión). Poseo, por culpa del cabrón de mi exjefe, el que me hizo agregar a tanto desconocido, 4.000 amigos en Facebook; conozco bien solo a los 400 con que inicié; a 200 los considero amigos temporales reales, y a otros 200 los clasifico como “contactos laborales digitales”; gente con la que me he visto en reuniones, charlas, comidas, encuentros o hemos trabajado juntos en algo freelance. Personas que creo que me van a sacar de pobre y que sé que ellas creen que yo soy el que las voy a sacar de pobres. Círculo vicioso del demonio.
-Oiga, güevón. Cualquier hembra en biquini que me aparece en Facebook, reviso y el único amigo en común es usted. ¿Conoce a todas esas tipas?–.
Me pregunta el diseñador de la revista, también de casa Editorial El Tiempo, para la que en ese momento trabajo. Me rio y le respondo que no, qué ojalá, que yo las agrego para distraer el ojo un rato, agrandar mi red, darme a conocer, pero pare de contar. Y que prefiero mujeres que hombres, por obvias razones.
Fotografía tomada de: https://www.facebook.com/pages/Mujeres-Bellas-De-Todo-El-Mundo
Vámonos al año 2013. Instagram está en todo su furor. Me toca dejar de seguir a toda la gente de allá. Soy un maldito envidioso que no aguanta a un montón de “sapos” y “gatas regaladas” en barcos, en restaurantes caros, en lugares al otro lado del mundo, en fiestas cool. Hay demasiadas bendecidas y afortunadas que es mejor ni mirar. Mucho “perro” mostrando que le gusta ir al gimnasio, que está progresando, que está formando una familia y uno dizque tuiteando y aun andando en bus.
Y entonces, aunque uno quiera cerrar el cochino Facebook, aunque uno quiera alejarse de esta maldita red social, donde abunda tanta idiotez, tanta estupidez humana desmesurada, no puede. No puede porque allí están su familia, sus amigos, su mundo laboral; por ahí le tiran pa’ la gaseosa, pa’ la rumba, lee noticias, se da cuenta de las cosas que pasan en todo el mundo, se comunica mejor con esa delicia que está al otro lado del charco y que no ve la hora de que llegue; por esta red pasa todo y a la vez no pasa nada. Y es así, que una mañana, uno se despierta y se da cuenta que el planeta perdió todo pudor. Y que su red está llena de mostronas y mostrones, sí, porque ahora un montón de amigos, conocidos y desconocidos que estoy que borro, empezaron a subir fotos en paños menores. Perdóneme si soy muy conservador, si puedo parecer homofóbico, pero no entiendo qué hace usted, si dice ser todo un macho, tomándose fotos entre las cobijas, sacándose selfies, estirando la trompa y parado sin camiseta en una playa, mirando hacia el horizonte con actitud de “no pedir nacer pero aquí estoy”. Y algunos dirán “este tipo es un enfermo, un degenerado, le falta es sexo, qué deje a esa pobre gente mostrarse en paz. Pura envidia porque no tiene una hembra de esas o porque en el fondo lo que quiere es ser una viga”. Pero pues no. Ni lo uno ni lo otro. Bueno de pronto sería chévere tener abdominales pero pues qué gonorrea, eso ya fue en otra vida.
Pero volviendo entonces con la premisa de este texto, y dejando a un lado tanta carreta y preceptos basura, al final, ni siquiera yo puedo responder la pregunta de “¿quién fue primero, la mostrona o el morboso?”. Porque este interrogante nos llevaría a otra pregunta peor: ¿la mostrona y el morboso, nacen o se hacen? Y pues qué pereza meternos en silogismos categóricos, aforismos inescrutables –me perdonan la redundancia– y cuestiones que rayan entre lo ético, la moral y hasta la libertad de expresión y el desarrollo de la libre personalidad. Por ahora yo seguiré tranquilo, tratando de bajarle a la pérdida de tiempo en redes sociales, disfrutando a la gente en la vida real, pero contento de que ahora –como todos son artistas, personajes, figuras públicas– uno ya está dejando de ser juzgado por mirón. Uno ahora ya es considerado “fan”.
*Este texto fue publicado originalmente en dos entregas y con algunas ediciones en www.premiostw.co.
bla bla
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Gracias por comentar y apoyar.
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Me encantó el artículo, ya muchos nos estamos cansando de tanta pendejada en las redes, lo más cierto de todo: nada mejor que disfrutar a la gente en la vida real.
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Excelente, entretenido, muy bien trabajado el tema, pero por sobre todo muy actual, puede parecer vano pero esa es la actualidad de nuestra «zoociedad».
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Muy buen artículo… jajaja, seguro ahora somos fans de todo. Tristemente no nos damos cuenta de todo lo perjudicial que puede llegar a ser este mundo. Difícilmente podremos retener lo bueno si no tenemos claro qué es lo que nos conviene.
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